Javier Malosetti: "Un trío eléctrico tratando de comportarse en el marco de un ciclo de jazz"
El bajista que supo tocar con músicos reconocidos del país y se posicionó fuertemente en la industria, pasó por el Teatro Tronador BNA de Mar del Plata.
El mítico bajista Javier Malosetti pasó por Mar del Plata para presentar su nuevo proyecto que vuelve a las bases de su relación con la música en formato trío.
Al recorrer la ciudad, no pudo evitar pasar por el Teatro Tronador BNA y conocer las instalaciones: “Me encantó, lo vimos apagado, pero luce en la función con las luces del espectáculo. La sala es espectacular, el escenario y antes de irnos pedí ver los camarines que es lo que siempre nos gusta”.
En esta línea, dijo que “la verdad es impresionante, me contaron un poco la historia, sobre la gran inversión y se nota. Debe sonar increíble también. Para mi el Tronador toda la vida fue una marca, suena como algo re groso que nunca conocí y ahora estoy viviendo la experiencia”.
Además, destacó que ‘"La Feliz’ tiene varios íconos, los lobos, el mar, pero el teatro Tronador es otro lugar de Mar del Plata que es parte de la movida artística que se desempeña durante todo el año. Recuerdo haber venido fuera de temporada a la ciudad y siempre me fue muy bien. La ciudad tiene su magia".
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- ¿Cómo fue el proceso de construcción de este power trío?
El proceso fue hermoso porque cuando los músicos con los que tocás son amigos o tenés afinidades, es muy linda la experiencia. No son músicos profesionales que vienen, tocan y se van, estamos muy compenetrados en la vida de los otros.
La música es una mezcla de cosas, temas del disco nuevo con algunas canciones de producciones anteriores que no han sido grabadas a trío, sino con otras bandas. Son nuevas versiones de guitarra, bajo y batería, una nueva visión que las refrescó.
- También es reencontrarse con los instrumentos más básicos y pensar cómo transformás lo que ya hiciste.
Ahora vamos al núcleo, es crudo. El teclado tiene mil capas, sonidos dobles, entonces tocás pocas notas y suenan acordes enormes, y de repente nos encontramos desnudos con la guitarra, el bajo y la bata.
Se produce algo muy enérgico, una prendida de fuego muy linda. Además tocan muy bien, el baterista es Mateo Ottonello que tiene 28 años, de Montevideo, un verdadero maestro de la percusión con un toque uruguayo - latinoamericano, pero contemporáneo al 100%; Bruno Di Lorenzo es un guitarrista despampanante, al escuchar los solos me encanta mirar a la gente. Se llama vampirismo tocar con músicos jóvenes porque la llama flamea más fuerte.
- Te da la oportunidad de fusionar tus experiencias con sus conocimientos...
Exacto, yo no me meto en la ejecución de ellos, hay bases y condiciones en los temas, una melodía que hay que respetar, pero no tengo nada que decirles. Al baterista no le tengo que decir qué tocar porque a lo que haga le va agregar una cuota de modernidad, sonidos que me gustan para vestir mi tema.
No se improvisa tanto como parece, está agarrado como una obra de teatro, donde hay un poquito librado a la inspiración del momento. Los solos son improvisados, los míos no tanto porque termino tocando lo que quedó en el disco o algo parecido.
No obstante hay un montón de marcaciones y cosas que funcionan ahí, combinadas. Lo tomamos muy relajados, tampoco somos solemnes, pero la verdad que requiere cierta concentración porque es un montón para recordar.
- ¿Qué se puede encontrar el público al verlos tocar en vivo?
Un trío eléctrico tratando de comportarse en el marco de un ciclo de jazz, tocando una música que tiene una gran influencia del género, pero no es la única. También algunos más ritmos más afroamericanos como el blues, una energía eléctrica más parecida a otras cosas.
No inventamos nada porque esa suma ya existe, el jazz se ha fusionado con el rock o la música latinoamericana. Entonces es una música que tiene como eje central la improvisación y me parece que es muy grosa porque termina siendo la más inclusiva.
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