Junior Cequeira y su nueva faceta en la formación de basquetbolistas
El ex base se sumó a la estructura de Quilmes como entrenador de las categorías U17 y U19 pero además sigue trabajando con su Academia y habló al respecto en Marca Deportiva Radio.
Rápidamente, luego de su decisión de dejar de jugar al básquet de manera profesional, Luis “Junior” Cequeira se unió al staff de entrenadores del básquet formativo del Club Quilmes, institución a la que sigue ligada tanto emocional como laboralmente. La entidad “cervecera" anunció que el ex base se sumará como entrenador en las categorías U17 y U19 en el presente año.
En diálogo con Marca Deportiva Radio (FM 99.9) el propio entrenador habló sobre la velocidad con la que encontró un espacio para volcar su conocimiento: “lo esperaba porque siempre estuvo en mi cabeza y el club lo sabía. Una vez que yo decidí poner fin a mi carrera deportiva, quería sumarme a la parte de desarrollo de los chicos, que es lo que me gusta, y poder aportar desde mi lugar. Se dio todo muy rápido, muy distinto a lo que fue el dejar de jugar. En su momento, cuando me hablaron, ni bien tomé la decisión de dejar de jugar, consideraba que no era el momento, quería dejar que pase un poco el tiempo que pone todo en su lugar. Abrí mi proyecto, mi propia academia de entrenamiento y ahora poder enlazar las dos cosas; sumarme al club en las categorías formativas y seguir con lo que es la academia, es lo que me gusta”, dijo Cequeira.
La primera experiencia con la "Academia Junior Cequeira" le permitió acercarse a los jugadores de otra manera y empezar a ver como desempeñarse en el ámbito de la docencia: “para mí fue bárbaro, porque me sirvió de todos lados. Lo primero, fue para enfocarme y ponerme objetivos, un desafío nuevo y salir un poco de la decisión importante que tomé al dar fin a mi carrera deportiva, que es lo que hice toda mi vida. Después es un día a día, es aprender, tener un chico que quiere aprender a jugar o tener los profesionales que se quieren poner a punto, previo al inicio de su pretemporada; entonces ahí tenés un abanico enorme de situaciones y de chicos y chicas que confían, junto con sus padres a la hora de llevarlo a la academia. Encontré mucho disfrute a la hora de enseñar y de tratar de acompañar sobre todo el proceso de cada jugador o jugadora”.
Ahora trabajar en Quilmes con jugadores entre 15 y 19 años es otro desafío interesante porque son edades importantes para aquellos que empiezan a ver un futuro en el básquet profesional del club: “considero que cada categoría tiene su importancia, pero lo que vemos en esta edad es que el jugador se está encaminando a lo que es un club de liga que tiene base profesional. El objetivo es encaminar hábitos como modo de entrenamiento, lo más relacionado al profesionalismo y enlazar lo que es el básquet profesional del club y el básquet formativo; que no esté tan separado. El desarrollo de los chicos es clave y más en un club como Quilmes, que tiene historia en liga, por más que hoy le toque estar en Liga Argentina”.
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Hay cuestiones más importantes que también se abordan en paralelo a las situaciones dentro de un campo de juego: “En esta edad es importante el apoyo emocional y el estar, más allá de entrenarlos y llevarlo al límite, pero desarrollarlo de todo aspecto, porque son adolescentes, son proyectos, entonces tenés que acompañar cada momento, cada uno tiene su personalidad, su carácter o nivel de avance o no, hablando de básquet. A mi entender en la parte de desarrollo, sobre todo a esta edad, mi visión está más allá de competir o tratar de ganar un torneo local sino en acompañar el desarrollo de los chicos, que sean mejores personas y mejores jugadores. Hay algunos que tienen la ilusión de ser profesionales y otro capaz que su objetivo es ser kinesiólogo, arquitecto, tener otra profesión o laburar y usar el basquet porque juega desde los cuatro años en el club y están con sus amigos. Hay que estar acompañando a cada uno y serle útil dentro de la institución”.
Los objetivos de Luis Cequeira han cambiado porque su vida ya está en otra instancia donde el desafío de nutrir a los chicos, lo lleva a encontrar nuevos objetivos por cumplir; aunque con una dinámica completamente distinta: “Nunca vas a encontrar esa adrenalina de un juego. Tampoco la estoy buscando para mantenerme vivo. Siento ese desafío y esa satisfacción de ver progresar a un jugador, como también tener objetivos con otro chico a desarrollarlo, porque ves un potencial de que quieren aspirar a más. En vez de jugar en una selección de provincia, buscan una preselección argentina o ser jugadores de liga. Esa variedad de situaciones me da satisfacción y esa sensación linda a la hora de entrenarlos. El desafío es siempre buscar más, o como les digo siempre, que sean curiosos, que pregunten, no solamente hablando de básquet sino de sensaciones. Hacerles entender que es normal tener miedo o estar nervioso previo a un juego y hay que saber convivir, cómo usarlo a favor y no en contra: o te paralizas o salís adelante. Es parte del proceso de la academia que es lo que me gusta y trato de llevarlo a cabo. No sólo dentro de una cancha de básquet, sino fuera de la cancha también; a la hora de presentarse para un examen en el colegio o en universidad, las sensaciones van a ser la mismas porque es la vida misma”.
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