La importancia de la salud biológica de nuestro suelo
Cuando hablamos de salud biológica del suelo, nos referimos al estado y la función de la comunidad de organismos vivos presentes en él, incluyendo bacterias, hongos, protozoos, nematodos, lombrices, y otros micro y macroorganismos.
Contar con un suelo biológicamente saludable es muy importante para el crecimiento de los cultivos, ya que estos organismos ayudan en la descomposición de materia orgánica y a la formación de humus, mejorando así la estructura y fertilidad del suelo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destaca la importancia del cuidado del suelo debido a su papel fundamental en la producción de alimentos, la regulación del agua, el ciclo de nutrientes, la captura de carbono y la biodiversidad.
Los microorganismos del suelo descomponen los residuos de plantas y animales, liberando nutrientes esenciales -proceso de mineralización-, que son absorbidos por las raíces de las plantas. Ello no solo fertiliza el suelo, sino que también mejora su capacidad de retención de agua y su aireación.
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La biota del suelo desempeña un papel vital en la defensa de enfermedades y plagas, ya que los organismos benéficos compiten con los patógenos por los recursos y pueden producir sustancias que inhiben el crecimiento de estos últimos. Esto reduce la necesidad de la utilización de agroquímicos y promueve un ambiente agrícola más sostenible y seguro.
La biodiversidad del suelo contribuye de manera fundamental a la resiliencia de los ecosistemas frente a cambios ambientales y las perturbaciones.
Un suelo con una comunidad biológica diversa es capaz de adaptarse y recuperarse de manera más rápida a eventos adversos, como las sequías, inundaciones, manejos agronómicos deficientes y contaminaciones, entre otros.
Cuidar el suelo con un manejo correcto, incluye prácticas como la rotación de cultivos, la incorporación de abonos orgánicos, la reducción y el uso racional de fertilizantes químicos, y preservarlo de los distintos tipos de erosión.
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Este tipo de prácticas promueven un ambiente favorable para la vida de los organismos del suelo, ayudando a mantener la productividad a largo plazo y la sostenibilidad del ecosistema.
Pensemos que la salud biológica del suelo es un componente fundamental para la agricultura sostenible y la conservación ambiental. Al cuidar y promover la diversidad y actividad biológica del suelo, logramos mejorar la fertilidad, reducir la dependencia de insumos químicos y asegurar la resiliencia de los ecosistemas agrícolas y naturales.
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