La Junta militar de Myanmar intensifica la represión y detención de opositores
La Junta Militar en el poder en Myanmar publicó una lista de siete de los activistas más famosos del país, a los que busca por promover las protestas, en una jornada en la que por noveno día consecutivo miles de personas salieron a la calle para rechazar el golpe de Estado y reclamar la liberación de la consejera de Estado Aung San Suu Kyi, derrocada hace dos semanas.
En Yangón, el corazón económico del país, los manifestantes se reunieron en varios lugares, entre ellos cerca de la famosa pagoda Shwedagon y de la estación central de ferrocarril, y bloquearon una calle para impedir que la policía entrara en la zona y obligara a trabajadores ferroviarios a romper su huelga y volver al trabajo.
El periodo democrático en la exBirmania llegó a un abrupto final el 1 de febrero, tras apenas 10 años, con la toma del poder por parte de los militares, que derrocaron y arrestaron a la consejera de Estado y jefa de Gobierno en los hechos, la Premio Nobel de la Paz 1991, Suu Kyi.
Pese a no haber presentado pruebas, los militares acusaron al Gobierno de haber cometido fraude en las últimas elecciones de noviembre, en las que el entonces oficialismo arrasó y derrotó al partido más cercano a los militares.
Desde entonces, los militares ya han detenido a unos 400 políticos, activistas y miembros de la sociedad civil, entre ellos periodistas, médicos y estudiantes.
En esa misma dirección, la junta militar dirigida por el general Min Aung Hlaing publicó una lista de siete de los activistas prodemocracia más famosos del país, a los que busca activamente por promover las protestas.
"Si encuentran a alguno de los fugitivos mencionados o si tienen alguna información sobre ellos, preséntense en la comisaría de policía más cercana", indicó un comunicado publicado hoy en los medios estatales.
"Los que los alberguen se enfrentarán a medidas de acuerdo con la ley", agregó el texto citado por la agencia de noticias AFP.
La lista de siete "fugitivos" incluye a Min Ko Naing, una figura del movimiento estudiantil de 1988, que pasó más de diez años en prisión por su papel en las manifestaciones contra la dictadura de la época.
"Detienen a la gente por la noche y tenemos que tener cuidado", declaró horas antes de que se emitiera su orden de detención, en un vídeo publicado en Facebook ayer, violando la prohibición de la Junta de utilizar la red social.
"Podrían reprimir con fuerza y tendremos que estar preparados", añadió.
Myanmar ha vivido bajo el yugo de los militares durante casi 50 años desde su independencia en 1948, con represiones sangrientas en 1988 y 2007.
Las protestas de 1988 habían convertido a Suu Kyi , que pasó años bajo arresto domiciliario antes de llegar al poder en 2015, en la principal figura democrática de Myanmar.
La situación en este país del Sudeste Asiático ha sido objeto de numerosas condenas internacionales en las últimas dos semanas. Sin embargo, por ahora esa presión no parece haber tenido efecto en los militares.
Hubo manifestaciones de solidaridad con los birmanos detenidos en la vecina Tailandia, que alberga una gran comunidad de trabajadores inmigrantes del país, así como en Estados Unidos, Japón y Australia.
El golpe también tuvo consecuencias concretas para el país: Washington decidió bloquear los 1.000 millones de activos y transacciones en Estados Unidos de diez oficiales militares o exmilitares considerados responsables y también apuntan a tres empresas del lucrativo negocio de las piedras preciosas que son propiedad o están controladas por el Ejército.
Hoy la embajada de Estados Unidos en Myanmar advirtió sobre movimientos de tropas y posibles "interrupciones de telecomunicaciones" en Yangón.
Pero China y Rusia volvieron a apoyar al Ejército birmano en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en el que sus embajadores aseguraron que se trata de un "asunto interno" de Myanmar.
En tanto, las empresas dominantes del sector mundial de la tecnología denunciaron el avance de un proyecto de ley en ese país sobre ciberseguridad que permitirá a la junta obligarlos a transmitir metadatos de usuarios.
Facebook, principal medio de comunicación para millones de birmanos, informó que reduciría la visibilidad del contenido gestionado por los militares porque, sostuvo, el Ejército difunde "informaciones falsas".