La madre que crió cuatrillizos gracias a su madre
Por Germán Ronchi
A sus 33 años, en julio de 1980, Ester Arnau trabajaba en el ya desaparecido supermercado Elefante y por uno de sus jefes fue alertada por un posible embarazo. “Yo estaba de novia, pero no sentía ningún síntoma”, le cuenta a El Marplatense. Hizo caso. Fue al médico y descubrió que ya estaba con 5 meses de gestación. “En ese momento me advirtió que sería más de una criatura por el sonido de muchos los latidos del corazón. Y cuando me hice la ecografía, chau, no podía creer que iba a tener cuatrillizos”, continuó Ester que con sus 71 años admite estar sorprendida por la entrevista “después de tanto tiempo; ya van a cumplir 40 mis hijos”.
“A partir de ahí tuve que hacer reposo y nacieron ochomesinos”, continuó la mujer que al contarle a su pareja del embarazo no lo vio más. “De un día para otro, desapareció. Los chicos lo buscaron, estuvieron con él, conversaron, pero yo aparte. Ellos fueron creciendo, quisieron saber quién era su padre, le di sus nombres y lo buscaron”, confió al respecto del interés de Luis Emanuel, Carla Florencia, Juan Pablo y Maria del Milagro.
Siendo madre soltera, de cuatrillizos, la tarea claramente no iba a ser sencilla. “Tuve que seguir trabajando, luchando, no me quedaba otra, tenía que trabajar y gracias a la ayuda de mi mamá (Aida). Por ella salieron tan fuertes y compañeros. Se lo tengo que agradecer a toda mi familia, en realidad. Están criados más a la forma de mi mamá que a la mía. Tienen muchas costumbres de mi madre”, explicó orgullosa.
LA CRIANZA EN LOS PRIMEROS AÑOS
“Fueron criados con mucho amor, nunca les faltó nada. Tuvieron una buena infancia, aunque se me complicó un poco en la adolescencia, sobre todo por los varones que tuvieron una etapa de rebeldía. Gracias a Dios son muy unidos entre ellos y conmigo. De hecho, a medida que fueron creciendo y dándose cuenta de las cosas empezaron a cortar pasto para ayudar en la casa. Lo hacían los fines de semana porque yo lo único que les pedía es que estudiaran. Ya hoy por hoy cada uno tiene su trabajo y me salieron estudiosos, buenos y trabajadores por suerte”.
Pero hubo tiempos difíciles: "Cuando vendieron Elefante, empezaron a despedir gente y me tocó a mi. Los chicos tenían 16 años y salí a trabajar en casa particulares, por hora. Conseguí algunas casas y al día de hoy sigo trabajando en una de ellas, pero los chicos no quieren que siga. Mientras lo pueda hacer, voy a continuar trabajando, sino ¿qué hago?”, sonríe Ester al repasar los años de su vida con los cuatrillizos.
LA VIDA PERSONAL
Los cuatrillizos fueron creciendo y Ester tuvo otras libertades. Así y todo, decidió no volver a formar pareja. "Me dediqué a criarlos lo mejor que pude y a estar la mayor parte del tiempo que me era posible porque me la pasaba trabajando, para ellos también. Y estoy orgullosa de la clase de personas que son”, expresó.
ANTECEDENTES Y HERENCIA FAMILIAR
"Por parte de mi papá hay mellizos", afirmó Ester respecto a su embarazo múltiple. Algo que también le tocó a María del Milagro quien "tuvo mellizos, además tiene otro más de seis años y Clara tiene dos varones. Y los varones míos no tienen hijos porque dicen que tienen que criar a los sobrinos (se ríe)".
EL AMOR DOBLE: LOS NIETOS
Como contó, la fértil madre ahora tiene cinco nietos varones y se dedica a disfrutarlos: “No es lo mismo, pero es como ser doble madre, es doble el amor. Es ver reflejado a tus hijos en personas más chiquitas y hoy cuento con el tiempo que con los míos no tuve”, suspiró.
- ¿El domingo qué la espera por el Día de la Madre?
- Los días de la madre somos un montón y estamos todos juntos. El domingo me dijeron que es sorpresa, pero siempre hacen lo mismo (se ríe).
LA REVOLUCIÓN EN MAR DEL PLATA
Ester fue la primera mujer que tuvo cuatrillizos en nuestra ciudad sin fertilización asistida. Tal fue la revolución que causó que apareció en todos los medios y aún guarda los recortes de los diarios de cada nota que le hicieron.
Incluso la periodista, política, actriz, exmodelo y conductora televisiva Lidia Elsa Satragno, más conocida por su seudónimo “Pinky”, es la madrina de Juan Pablo. Ante lo que Ester, riéndose confesó: “Es lo mismo que no hubiera sido nadie”. Pero aclaró: “Los que se portaron y se portan de maravillas son los del club Kimberley, que nos hicieron socios vitalicios a los cinco. De hecho yo sigo yendo dos veces por semana a gimnasia”.