Las fechas suspendidas del fútbol local, un pelotazo en contra
Las suspensiones de las fechas de la Primera División del fútbol de Mar del Plata son moneda corriente. Con la de este sábado, en lo que va de 2017 se postergaron seis fechas por mal tiempo (hubo otra más, pero fue un receso para abrir el libro de pases), apenas una menos que en todo el año pasado. La lluvia no da tregua, las canchas no se secan y los clubes se ven en una encrucijada cada fin de semana: si no se juega, se pierden las flacas pero valiosas recaudaciones. Y si se juega, las canchas quedan destrozadas y arreglarlas cuesta más de 30 mil pesos, una fortuna para sus raquíticas arcas. Mientras tanto, los protagonistas de la historia, los jugadores, lamentan la falta de continuidad.
De los últimos seis fines de semana, sólo hubo actividad en uno. Cristian Casas, delantero de Independiente, resumió el sentimiento del futbolista que se queda sin jugar. “El jugador se fastidia mucho, porque uno va a entrenar igual y las semanas se empiezan a hacer aburridas y repetidas. Aparte, las canchas tampoco se usan en el entrenamiento, para cuidarlas, porque están muy blandas. Terminás entrenando en otro tipo de cancha, con césped sintético. Y los clubes que no pueden, entrenan en el espacio que encuentren”, explicó. “El martes vas a entrenar y viene alguien y te dice que el fin de semana va a llover, entonces los días siguientes se hacen aburridos, sabiendo que no se va a jugar. Genera un fastidio increíble”, agregó. No obstante, “Kiko” comprende a los dirigentes: “Entiendo la situación. Romper las canchas más de lo que están, no tendría mucho sentido”.
Mariano Rando, arquero de Banfield, también hizo su descargo: “La sensación es de bronca, porque uno se prepara toda la semana para jugar el sábado y ya hace mucho que se vienen suspendiendo las fechas. Molesta mucho. Entiendo el cuidado de las canchas para que no se deterioren, pero la verdad que molesta y te pone impaciente”, reconoció. “Ojalá que haya alguna alternativa de jugar entresemana, porque nosotros lo que más queremos es jugar a la pelota”, añadió.
Mientras tanto, el presidente de la Liga Marplatense de Fútbol, Roberto Fernández, se mostró convencido de las decisiones que tomó el ente. “Era imposible que se juegue en las fechas que se suspendieron”, argumentó ante El Marplatense. “Los técnicos se quejan, pero ellos no son los que cuidan las canchas. La plata la ponen los clubes”, remarcó.
Para Fernández, las canchas del fútbol de Mar del Plata están en buenas condiciones. “Están buenas en relación a otras épocas, los clubes hacen un gran trabajo. Lo que pasa es que el caudal de agua es muy grande. Eso es lo que no permite jugar”, puntualizó. “Siempre se tienen en cuenta las canchas y se trata de preservarlas. Lógicamente, si se puede jugar, se juega. Pero era imposible que se juegue en las fechas que se suspendieron”, subrayó.
Cristian D’Elía, dirigente de River, reconoce que el césped de su cancha puede bancarse la lluvia, pero sabe que no es la general de los escenarios de la ciudad. “En nuestra cancha, muchas fechas de las que se suspendieron se podrían haber jugado. Pero te aseguro que hay otras canchas en las que no se podía jugar”, indicó. “Desde lo económico, cuando llueve y se suspende parece un alivio. Pero también querés que se juegue. Lo que pasa es que hay veces en que no se puede. Y si se hubieran jugado las fechas que se suspendieron, todos hubieran dicho que era una locura”, agregó.
Para Andrés Di Costanzo, presidente de Banfield, son pocas las canchas que pueden aguantar semejantes tormentas. “Hay canchas que no están en condiciones de soportar semejante caudal de agua. Son tres o cuatro las canchas que pueden sostenerse”, aseguró. Y agregó: “Este año, con las inclemencias, las canchas no soportan tanto caudal de agua. Para colmo llueve los viernes y los sábados. La opción de pasar alguna fecha a un día de semana tiene sus contras, porque si va poca gente a la cancha los fines de semana, imagínate en la semana… Además, muchos jugadores no podrían jugar porque trabajan”.
“Es el peor invierno de los últimos años, no recuerdo tantos días sin ir a entrenar a la villa”, graficó Gastón Martínez, entrenador y referente del fútbol de Deportivo Norte. A su vez, el tesorero de esa misma institución, Gabriel Gómez, amplió la perspectiva. “En los entrenadores y los jugadores, generalmente hay bronca cuando se suspenden las fechas. Pero también hay que tener una mirada más amplia, que responda a las necesidades y a la propia economía de los clubes, que generalmente es bastante pobre. Es un tema complejo, deberíamos sentarnos todos los actores y debatir el tema, incluido el calendario”, sostuvo. Y añadió: “Las canchas, en estas últimas semanas, están muy livianas, con mucha agua abajo, no soportan ni medio partido”.
UN COSTO IMPOSIBLE DE AFRONTAR
Si una cancha se destroza por jugar con el terreno blando, los clubes deben desembolsar una cifra casi imposible de cubrir. “Cuando una cancha se rompe, le tenés que tirar arena y semilla. Si querés hacer las cosas bien, para emparejar una cancha tenés que poner entre 30 y 40 mil pesos. Y los clubes una vez por año hacen esa erogación”, explicó D’Elía. “Los gastos dependen de cómo lo hagas y qué hagas, pero mensualmente, mantener una cancha cuesta 15 mil pesos. Esto, sin contar lo que se gasta cuando resembras un piso”, añadió Gabriel Gómez.
En la misma línea, Di Costanzo manifestó que “arreglar una cancha cuesta cerca de 30 mil pesos. Porque además de la arena y las semillas, necesitás dos personas, las máquinas para hacer la tarea… No parece importante, pero lo es. Además, no es sólo plata: arreglar una cancha lleva tiempo”, destacó.
EL CALENDARIO, CON LO JUSTO
Pese a que las postergaciones retrasan el calendario, Roberto Fernández, titular del ente madre del fútbol local, prevé que el torneo de Primera finalizará en fecha. “El calendario, por ahora, nos da. La Primera terminaría el año a fines de noviembre o en la primera semana de diciembre, mientras que el infantil terminaría a mediados de diciembre” indicó.