Luces y sombras del “Festival de Cine Netflix, Star Plus o HBO”
El intendente Montenegro aseguró que mantuvo conversaciones con el presidente del INCAA y con referentes de plataformas y productores. La edición 39ª comienza a tener algo de certeza.
La realización del 39° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata comienza a tener un poco de certeza, a juzgar por las palabras del intendente Guillermo Montenegro, quien en conferencia de prensa aseguró que mantuvo una reunión con el presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), Carlos Pirovano, y con representantes de productoras nacionales y plataformas de streaming.
Según confió el jefe comunal en el COM, estas charlas estuvieron orientadas a encontrar una manera de realizar la máxima fecha del calendario cinematográfico de la región “sin sacarle la plata a los vecinos ni aumentar impuestos”. De hecho, usó el latiguillo que comienza a ser leitmotiv de este segundo mandato: “Hay que ponerse creativos”.
Si bien las palabras de Montenegro llevan tranquilidad al mundo del cine respecto de que se está trabajando para sostener la fecha (que vio peligrar su continuidad luego de que el Gobierno de Javier Milei aplicara su motosierra sobre el INCAA), no terminan de ser concretas en función de qué festival de cine se piensa o cuál sería la estructura que el festival tendrá.
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También es cierto que luego de la pobreza observada en la edición 2023 del Festival de Mar del Plata, y el silencio de buena parte del “mundo” del cine al respecto -con aplausos al ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa durante la apertura incluidos-, poco es lo que algunos podrán cuestionar en relación al diseño que se logre alcanzar este año.
La organización de un festival de cine lleva meses, incluyendo el trabajo de programadores que a lo largo del año visualizan cientos de películas y seleccionan el material, sin mencionar el viaje a festivales internacionales donde se generan lazos con productores y distribuidores para conseguir películas. ¿Se está pensando en eso? ¿Ese trabajo de programadores forma parte de la estructura del festival? ¿Cuándo abriría la convocatoria para esta edición?
Durante su alocución, Montenegro dejó una frase que es, por un lado, algo tan concreto y realista, como polémico: “Mi idea es el Festival de Cine Netflix, Star Plus o HBO”. Por cierto, ante la emergencia suscitada por el subrepticio quite del apoyo estatal al festival, la negociación con las plataformas surge como una opción más que entendible. De hecho, en los últimos tiempos el Festival de Mar del Plata generó lazos con Netflix, lo que permitió el estreno de películas como “El irlandés” de Martin Scorsese o “La sociedad de la nieve” de Juan Antonio Bayona.
Las plataformas, además, aportan a la programación títulos con nombres importantes, que al espectador por fuera del gueto cinéfilo le resulta más atractivo que tantos nombres del circuito festivalero. Son acuerdos que benefician a las dos partes: por un lado, los festivales engrosan sus carteleras con nombres propios de peso (de hecho, Bayona estuvo en Mar del Plata); por otro, a las plataformas les sirve como difusión.
Sin embargo, las plataformas, por el cambio que han generado en los hábitos de consumo y en su disputa con las salas de cine, se han convertido un poco en las “enemigas” de los festivales de cine.
Todavía hay cierto resquemor a programar películas de plataformas en festivales y se escuchan silbidos cuando pasan los logos antes de las películas. Una discusión ética y estética que parece ir perdiendo lugar (porque la batalla parece perdida), pero a la que Mar del Plata le bajaría la persiana definitivamente con esta definición de Montenegro.
Cabe preguntarse, de todos modos, si un intendente es quien debe dar la definición acerca de cómo sería la estructura del Festival.
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En todo caso, además de definir qué tipo de diseño tendrá, otra cuestión es qué tipo de cine exhibirá este festival.
Con las plataformas intentando convertirse en grandes estudios (Netflix y Apple van un poco en ese sentido) y posicionándose progresivamente en festivales, habrá que ver si aquel cine que no responde al radar de la producción para streaming tendrá espacio en el “Festival de Cine Netflix, Star Plus o HBO”.
También sería interesante saber si el Ejecutivo tiene idea de lo que representa un Festival Clase A, ya que se dice que la intención es sostener esa categoría, cuya estructura está un poco delimitada por las obligaciones que impone la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos (FIAPF). Competencias, invitados, estrenos exclusivos, en una estructura que demanda un costo gigantesco en pasajes, hotelería y gastronomía.
De todos modos, y tal vez un poco sin quererlo, Mar del Plata se enfrenta a una oportunidad única. Habrá que ver qué injerencia final tendrá el INCAA en su organización y cuánto poder de decisión tendrá la Municipalidad.
Esto, definitivamente, abre las puertas a que finalmente el Festival de Mar del Plata pueda ser realmente de Mar del Plata, más allá del aporte privado. Habrá que ser cuidadosos, prolijos y organizados.
Y entender que en la ciudad hay gente con experiencia y conocimiento en la materia, trabajar sin egoísmos y convocar a todos para que la discrecionalidad (que desde la organización padecemos los marplatenses cada año cuando llega este evento porteño) no exista.
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