Malvinas 40 años: la sensación intacta de un marplatense y su lucha imparable
Por Bárbara Benitez
La vida de Fernando Álvarez dio un giro de 180 grados a sus 18 años. Pensaba estudiar y especializarse en maestro mayor de obra, pero una guerra inició en 1982 y lo que era pensado no sucedió.
“Tenía 18 años cuando fui a la guerra. Ingresé al servicio militar en marzo de 1981 y nunca pude salir de baja, en marzo del 82 ingresó la siguiente clase y yo me quedé dos meses más. Cuando estaba por irme llegó Malvinas, estuve en total 17 meses. Nosotros esperábamos que termine el servicio militar para volver a nuestra vida y seguir estudiando. Se nos truncó todo, cuando volvimos continuó otra vida”, explico el ex soldado combatiente clase 62.
“Estaba estudiando en una escuela técnica y mi idea era ser maestro mayor de obra y luego seguir la carrera. En tercer año no había vacantes, me anoté en otra especialidad, cuando me sortean en el servicio militar no pido prórroga para seguir estudiando porque la orientación no me gustaba y dije ´cuando vuelvo del servicio me dedico al estudio´. Perdí dos años de mi vida. Cuando volví de Malvinas no pude seguir”, remarcó.
Fernando perteneció a la compañía C del regimiento de infantería mecanizado 7 Coronel Conde: “Participé en la batalla de Monte Longdon y Monte Kent, esas fueron nuestras ubicaciones y estuve desde el 14 de abril hasta el 14 de junio que finalizó la guerra”.
VIVIR LA GUERRA
“Recuerdo los últimos días, desde el 11 de junio, que empezaron los problemas continuos y combates más cercanos. No teníamos tiempo para pensar, pero la sensación era que era nuestro último momento. Regresé el último día, herido, en el buque hospital Almirante Irizar. En uno de los repliegues cayó una bomba, no teníamos municiones, los ingleses estaban copando todas las líneas y no teníamos más nada que hacer. Volamos por el aire, gracias a Dios puedo contarlo, pero otros no tuvieron la misma suerte”, se lamentó Fernando, con un tono quebrado, pasaron 40 años, las sensaciones intactas.
Al joven Fernando lo encontraron unos compañeros y quedó varado en el hospital de la ciudad hasta que “los helicópteros del buque Almirante Irizar, vinieron a buscar heridos y nos llevaron. De allí fui al Hospital Regional de Comodoro Rivadavia, estuve 4 días más y luego en avión hasta Buenos Aires. Nos escapamos del hospital, los militares nos decían que no podíamos hablar con nadie. Nosotros nos queríamos ir a nuestra casa”.
“A mi casa llegué un 27 de junio del 82 solo en tren, en la estación me estaban esperando mis amigos y mi familia. En ese sentido tuve suerte, logré armar mi familia con hijos y nietos, pero nunca dejé de lado Malvinas. Luego empezamos a hacer otro tipo de amigos, como una hermandad” remarcó con seguridad.
MALVINAS 40 AÑOS
Luego de 40 años sigue levantando la misma bandera junto a todos los ex combatientes: “Estamos en contra de todo lo que es una guerra, es nuestro pensamiento desde el día que llegamos hasta hoy, estamos en contra de los litigios que se realizan mediante esta vía y no la diplomática. Desde que llegamos en el 82 hasta hoy venimos reclamando siempre lo mismo: el no olvido para quienes dieron su vida allí, los que quedaron en el camino, aquellas familias que fueron diezmadas por perder algún hijo”.
“Mar del Plata es la ciudad prácticamente que más veteranos llevó a la guerra, fueron todas las fuerzas. Cuando llegamos fuimos ocultados, primero por lo que quedó del gobierno militar, luego vino la democracia y durante más de 10 años fuimos escondidos, éramos los loquitos de la guerra. Luego de 40 años nuestro mensaje es el mismo, no queremos dar lástima, siempre quisimos dar un ejemplo de lucha. Tuvieron que pasar 40 años con todos los errores que pudimos cometer, para demostrar que hicimos las cosas bien”, comentó.
Cerró y remarcó que “los primeros actos, apenas llegamos, eran a viva voz porque el Estado estaba ausente, solo nos acompañaban nuestras familias y amigos. Hoy los actos son multitudinarios y Mar del Plata es un caso particular donde es organizado por el Centro de ex combatientes y el Estado es un invitado. Ahora las nuevas generaciones se involucran, lamentablemente tuvieron que pasar 40 años para que todo esto suceda”.