Minella: informe técnico, la única opción para avanzar en su puesta en valor
El estudio, que es oneroso, determinaría el estado real del estadio y cuáles son los trabajos que hay que realizar. El arquitecto Gustavo Fernández brindó su mirada experimentada al respecto.
De cara a un nuevo clásico entre Alvarado y Aldosivi, surge nuevamente el debate acerca de las condiciones edilicias del Estadio José María Minella, lo que impide una fiesta completa para el fútbol de la ciudad. Con su estructura metálica corroída y una platea clausurada por peligro de derrumbe, la posibilidad de recuperarlo viene acompañada de la realización de un estudio técnico que analice su estado. Para el arquitecto Gustavo Fernández, con experiencia en el peritaje de escenarios deportivos, el informe técnico es algo que hay que hacer “a fondo” para “advertir todos los riesgos”.
Fernández ha desarrollado este tipo de trabajos en estadios locales e internacionales, como por ejemplo el Estadio del Granada en España. De hecho, hace algunos años realizó una visita al Minella para un posible informe, aunque todavía no estaba clausurada la platea. “Hay algo evidente que es el tema de una estructura metálica en una ciudad como Mar del Plata, en un ambiente marino. No sé si es la mejor elección, si no se consideran todas las cuestiones de van de la mano del mantenimiento”, expresó.
En diálogo con Primera Tarde por Radio Mitre Mar del Plata, el arquitecto explicó sobre el estadio “Mundialista” que “un ambiente marino es totalmente agresivo sobre el metal, generándole corrosión, que es el principal deterioro de los metales, lo que más les afecta y provoca que pierdan sus características. En parte la elección de una estructura metálica debe ir de la mano con un marcado procedimiento de mantenimiento, si no las consecuencias son como las que se ven en el estadio”.
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Si en un momento se habló de lo oneroso que saldría realizar un informe técnico, Fernández lo confirmó: “Hacer un informe, para un tipo de estructura así, económico no es. Hay que evaluar muchas condiciones”. Y destacó que “lo que va a determinar el informe técnico en última instancia van a ser las soluciones, pero antes requiere de un análisis desde el proyecto para evaluar si algo de lo que causa su efecto hoy son errores en el proyecto, en la obra, una deficiencia del material, una causa fortuita o, en este caso muy evidente, una deficiencia del material por la corrosión”.
Sobre el informe técnico, el perito señaló que se trata de un proceso de evaluación casi individual de las piezas que lo componen para ver cómo se comportan en el conjunto. “Es caro porque tiene que ser exhaustivo y a través de un proceso que no sea destructivo, que venga de la mano de algo químico, de un ultrasonido, de radiografías. Entonces de esa manera vas a ver si la pieza que tenés en frente perdió sección, perdió resistencias”, explicó.
Sobre las soluciones que puedan venir de un informe técnico y sus costos, Fernández consideró que “si pensás en el recambio de piezas estás hablando de una obra no faraónica, pero sí cara. Si hablás de reforzar la estructura también, porque estarías poniendo un parche. De alguna manera el informe técnico que se pensó en encarar en su momento con la Universidad y organismos provinciales era ir a fondo para evaluar cuáles eran las mejores condiciones”.
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Utilizando su criterio y su ojo de perito entrenado, Fernández concluyó que “a simple vista no olvidemos que la corrosión es condición de alarma. Como está avanzada aquí tiene que dar pauta de que es grave la situación y el informe tiene que ir a fondo”. Por eso remarcó que el informe técnico “no puede ser uno que quede a mitad de camino, tiene que advertir sobre los riesgos y apuntar a darle años de vida largamente”.
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