Muerte súbita y deporte: la incidencia es baja, pero el impacto social es contundente
La especialista en temas de la salud, Patricia Fortina, destacó que los deportistas amateurs tienen que conocer los riesgos que corren, sobre todo cuando aumentan la exigencia.
En el colectivo social, los deportistas representan el estado de máxima salud o bienestar físico, en tanto la muerte de un deportista joven nos genera un impacto muy fuerte, no sólo en el contexto de sus compañeros o en el contexto del deporte, sino también en toda la comunidad porque suele ser además noticia en todos los medios de difusión.
La muerte súbita, o el paro cardiorrespiratorio, es el cese inesperado y abrupto de la función cardíaca y respiratoria. Y en el caso del deporte lo tomamos durante la práctica deportiva o la hora posterior a terminada la competencia. Esto se puede producir por ser el inicio de alguna enfermedad y que por lo tanto no se ha identificado previamente, o puede ser el riesgo cardiovascular, que produce un paro ante una alta exigencia competitiva.
La incidencia de la muerte súbita -o paro cardiorrespiratorio- en el deporte en general es baja, aunque los autores concuerdan que está subvalorada por falta de registro y la frecuencia varía dependiendo de la edad, el tipo de deporte, los controles exigidos y realizados según el deportista es profesional o amateur, y además también influyen el sexo del deportista y la etnia del competidor.
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Argentina sufre un total aproximado de 40.000 muertes súbitas por año, esto es en total, no solamente deportistas. Pero sí hay datos específicos en Estados Unidos, donde la incidencia aproximada es de una muerte súbita cada 280.000 corredores por año en carreras populares y menores de 30 años. En otra franja etaria, entre los 30 y los 75 años, muere un corredor cada 18.000 competidores.
En los deportistas más jóvenes los estudios parecen estar de acuerdo en que las causas son congénitas y no son isquémicas. Pero en los mayores de 35 años, en quienes es más frecuente la práctica deportiva recreativa, ahí la situación es más compleja porque al menos al inicio se comienza de una manera recreativa y luego se va aumentando la exigencia a modo de reto personal y se sigue realizando sin el control médico adecuado y riguroso que debería tener. Entonces ahí nos genera una duda: cuándo nos empezamos a llamar deportistas o cuándo hacemos alguna actividad física y nos estamos exigiendo más de lo que corresponde sin haber tenido ese control.
La relación causal entre deporte y muerte súbita es controvertida. Difiere mucho según los autores y difiere mucho de acuerdo a los países, pero seguramente es por falta de registros porque no es obligación, o en algunos países no es de registro obligatorio, la causa de muerte en el deportista. Lo que sí sabemos es que en algunos países es obligatorio previo a la competencia evaluar historia clínica personal y familiar, examen físico exhaustivo, electrocardiograma, laboratorios, pruebas de funcionamiento cardíaco y respiratorio, y además valorar el estado para asimilar las diferentes cargas de actividad física.
Algunas patologías cardíacas no son detectables, sino por medio de estudios muy específicos que sí se les realizan a deportistas profesionales, pero no a deportistas amateurs que comienzan una carrera o a hacer un deporte de manera un poco menos exigente. Cada vez que van superando algunos retos, estas enfermedades cardíacas o patologías que no son detectables cursan de manera asintomática, y ante la alta exigencia puede aparecer una arritmia o algún síntoma grave, que aparece ante ese esfuerzo y termina produciendo un paro cardiorrespiratorio.
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En otros países sólo se pide una constancia de aptitud física y con eso nos podemos anotar en cualquier competencia de cualquier tipo. Lo que tenemos que tener en cuenta es que en toda competencia el sistema de emergencias debe estar altamente capacitado, no sólo para la atención, sino para la derivación inmediata del paciente. Y además tenemos que saber que todo deportista, aunque haya logrado un rendimiento físico que nos parece de calidad, no garantiza que esté libre de enfermedad cardiovascular. Por eso insistimos en que el control médico debe ser riguroso y previo a la competición, el médico debe saber a qué esfuerzo voy a someter al organismo. Los deportistas, además, deben conocer los signos y síntomas premonitorios a esta situación, como para en ese momento frenar y darse cuenta que la exigencia está desbordando la capacidad física.
La American Heart Association propone algunas pautas para prevenir la muerte súbita cardíaca de los deportistas. Estas son: reconocer el dolor o incomodidad toráxica, un síncope o síncope inexplicado en algún momento de una situación previa, dificultad para respirar o fatiga inexplicable en el momento del ejercicio, antecedentes de soplo cardíaco, presión arterial elevada, antecedentes de muerte prematura en la familia, enfermedad del corazón de algún otro familiar de menos de 50 años, y enfermedad cardíaca familiar conocida o sospechada. Eso debe ser comentado al médico para que la valoración sea un poco más exigente.
Insistimos en que el médico debe saber a qué me voy a exponer, cuál es el esfuerzo que voy a hacer, en qué momento, para que previamente a la competición o al esfuerzo que estamos haciendo, el médico pueda evaluar con cada estudio qué es lo que nosotros estamos en capacidad de hacer. Tenemos claro que podemos comenzar a realizar deporte de manera lenta y progresiva e ir aumentando, pero cuando pasamos los niveles de una alta exigencia para el organismo requerimos sí o sí un control médico.
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