Pablo Rabinovich y eso de vivir un sueño que ni siquiera había soñado
- Por Germán Ronchi
Músico, multiinstrumentista, cantante, compositor, productor musical, docente, ingeniero electrónico, talentoso. Cualidades de este marplatense, no sólo destacadas en el ámbito local, sino que lo llevaron a ser parte ni más ni menos que de Les Luthiers. Sí, Pablo Rabinovich es parte del elenco como uno de los reemplazantes del ya mítico grupo de músicos-actores-humoristas muy populares en nuestro país, España y Latinoamérica.
Llevan más de medio siglo en el escenario y se calcula que más de 9 millones de personas vieron sus espectáculos. Por supuesto que los afectan los cambios en la formación inicial pero no en la efectividad del show.
Estén donde estén, ingresan siempre a un mismo ambiente: un telón negro de fondo y un piso rojo. Nada de escenografía, mucho juego de luces y su colección de instrumentos informales. Ese es el hábitat donde expanden su talento. Un hogar que no varía ni con el tiempo ni con los países.
Lo que cambia es que cada gira es más compleja. Arrancaron con un pequeño equipaje y ahora se desplazan como una banda de rock. Son seis en escena, pero otras catorce personas los acompañan para la producción del show. Entre ellos, los especialistas en armado y afinación de sus raros instrumentos. Como así también sus reemplazantes. Y desde marzo de este año, uno de estos es ni más ni menos que un marplatense de 34 años: Pablo Rabinovich.
Fue parte del grupo ganador del concurso "Jóvenes Intérpretes" de la "Expo Les Luthiers", realizada en 2007 como parte de la celebración por los 40 años. Integró durante 6 años el grupo vocal humorístico Ma non Troppo de Mar del Plata. Como compositor, en 2011 sacó el primer disco de su carrera y recientemente editó 'Portal', parte de su tercer material de estudio. Es uno de los fundadores, junto a su hermano, de Kuripana Casapalma, banda que editó en 2017 su disco debut "Viaje Espiral", con el que se encuentran trabajando actualmente. Además, compuso música para publicidad y para obras de teatro.
El Marplatense se juntó con el músico de la ciudad, recién llegado de España, donde se realizaron presentaciones en Valencia y Sevilla, ciudad en la que tuvo su debut oficial como Les Luthiers reemplazando a Jorge Maronna. Antes de partir hacia la gira nacional, Pablo Rabinovich charló con este medio sobre su convocatoria, su actuación y sensaciones de pertenecer a la compañía que admiró toda su vida.
“En marzo recibí un llamado de parte de la producción de Les Luthiers, con la que ya había trabajado, pero en 2007, cuando fui ganador de uno de los concursos por los 40 años del grupo. Fanático de toda la vida, me metí y terminé formando parte de los “Jóvenes intérpretes” e hicimos 5 funciones en el Teatro Maipo. Entonces, necesitaban un músico de mis características y me invitaron a ser parte del elenco. Me fueron pidiendo material, en varias etapas y tuve hasta una especie de audición presencial para confirmar que estuviera todo bien”, contó.
- Y estuvo todo bien…
- Sin dudas. Super cómodo en un equipo muy grande, con personas expertas en lo que hacen. Es una maquinaria muy grande con gente increíble humanamente, que me abrazó desde el primer momento. Caí a un lugar muy lindo, reconfortante porque desde que los conocí en 2007, más allá del fanatismo, fueron muy lindos conmigo.
- ¿Un fanatismo que se acrecienta?
- Conocer el detrás de escena reforzó mi admiración y ser un engranaje más de esta maquinaria es un orgullo y un honor.
Estuvieron dos semanas de gira por Valencia y otras dos por Sevilla. En esta última ciudad, Rabinovich cumplió su función de reemplazante y fue oficial y definitivamente Les Luthiers. “Tuve que salir a reemplazar a Jorge Maronna en el contrabajo porque se quedó sin voz por el cambio de clima y el efecto del aire acondicionado. Ya había salido a escena como parte de la prueba de escenario en Rosario, pero en Sevilla fue mi debut oficial como reemplazante.
- ¿Y?
- (Se ríe, gesticula y, como un niño, parecen no salirle las palabras) Fue increíble y con mucha responsabilidad.
- Has estado frente a mucha gente como músico, esto es diferente…
- Sí, yo he tocado para esa cantidad de gente y quizás más, pero subirte a un escenario con la compañía que admirás de toda la vida, que tiene tanto prestigio y profesionalismo, es una locura.
- ¿Pensaste en algún momento del show en la cantidad de años que vos estabas sentado en una butaca viéndolos y ahora estar del otro lado?
- Pasa que en ese momento estás muy concentrado y tenés un texto que decir, unas notas que tocar y en un instrumento que no era el mío. Además, hay que llevar todo muy a tiempo. Los textos van después de gestos, por ejemplo, y está todo muy calculado. Si bien parece espontáneo, todo está muy pulido. Son 52 años que estos tipos están llevando un espectáculo tremendo. Es una responsabilidad hermosa. Estoy muy feliz y ahora se vienen un par de giras por el país hasta diciembre y en marzo volvemos a España.
Pero como fanático, Rabonivich destacó un momento en particular: “Lo más impactante fue salir al escenario, al inicio y al final, que es un ritual característico de Les Luthiers. Para mí ese saludo es algo mítico y, de repente ser parte de eso, fue un momento maravilloso”.
- ¿La respuesta por tu actuación de quienes admiraste toda la vida cómo fue?
- Son unos maestros. Sus maneras de darme su apoyo fueron gestos sutiles, que significaron una gran aprobación. Entré a una familia que es Les Luthiers, compuesta por un montón de personas trabajando por el arte. Se busca todo el tiempo la perfección del espectáculo, actualizándose permanentemente.
- ¿Se puede decir que estás viviendo un sueño?
- Creo que no llegué ni a soñarlo (risas) Nunca lo sentí como una posibilidad real y el llamado me sorprendió un montón. Es que nunca llegás a pensar que a un equipo así le podés sumar algo o que te va a necesitar.
- ¿En 2007 tampoco se te cruzó que podía llegar a haber una posibilidad?
- En ese momento fuimos 9 jóvenes haciendo entre nosotros obras de Les Luthiers. No estábamos vinculados actoralmente con ellos. Además, ellos estaban estrenando un nuevo espectáculo por entonces que era Lutherapia. Estábamos separados y por eso te digo que en ningún momento creí o soñé que esto se fuera a dar. De hecho, el primer reemplazante, que es (Horacio) “Tato” Turano, era el único y llegó por otro lado porque no había habido un grupo similar al nuestro.
- ¿Cómo se disfruta sin dejar salir el fanatismo?
- Tengo los nervios de la responsabilidad de hacerlo bien, pero también está el disfrute. Pero siempre tenemos que estar preparados y practicando. Sin ir más lejos, tengo que empezar a tocar el violín y nunca, si bien tengo noción de muchos instrumentos, lo hice con uno de cuerdas frotadas, que tiene otras complejidades. Estoy en el proceso de aprendizaje.
- Y hablando de aprendizaje, para un futuro profesional propio, esta es una experiencia invaluable.
- Es tan inmenso que no lo puedo concebir. La cuestión técnica, de la cual yo soy fanático porque de hecho soy ingeniero, es muy sorprendente. Trabaja gente que además te comparte información, generosos y apasionados. Ya en 2007 aprendí los arreglos de voces que se pueden hacer y lo apliqué tres años después cuando saqué mi primer disco. Ellos formaron parte de mi historia musical, siempre. Es un aprendizaje constante, que permite abrir puertas para conocer las cosas de otra manera.
LA FRUTILLA DEL POSTRE
Años siendo espectador, cada vez que Les Luthiers se presentó en Mar del Plata, su ciudad. Y este verano se invertirá. Pablo Rabinovich pasa de la butaca al escenario ya que en enero se estarán presentando en el renovado Teatro Tronador.
Al respecto subrayó que “tremendo. En enero vamos a estar acá y significa estar en mi casa, en teatros de toda mi vida y hacer funciones e irme a mi casa a dormir. Es algo muy loco, muy groso”.
- De la butaca al escenario.
- En enero va a ser así, literalmente. Increíble, es muy loco.
PROYECTOS PERSONALES
Pablo Rabinovich es músico, solista, produjo discos de artistas locales y también formó junto a su hermano la banda Kuripana Casapalma. Y ninguno de los proyectos, a pesar del tiempo que le demanda ser parte de Les Luthiers, quedaron truncos o pausados.
“Este año fue muy dedicado a ponerme en fase con la compañía Les Luthiers y con Kuripana, que es mi proyecto principal (porque mi carrera personal la tomo más que nada como una catarsis) no tocamos mucho, aunque nos metimos en cuestiones audiovisuales, que no teníamos tan resueltas y en breve van a empezar a salir algunos videoclips. Estamos muy activos, en composición de canciones y en enero vamos a sacar otro disco, pero por ahora estamos en el backstage. Más allá de mi situación particular, Kuripana no paró nunca”, culminó el artista marplatense.