Pantallas y cuarentena: los fenómenos a tener en cuenta para cuidar la vista
La pandemia del coronavirus obligó a que el Gobierno nacional tome medidas y decrete el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Si bien hay más reapertura de actividades, desde hace más de 100 días que el encierro hizo que más gente este una mayor cantidad de tiempo expuesta a las pantallas.
El titular de la Sociedad de Ofalmólogos de Mar del Plata, Daniel Sabella, brindó información a El Marplatense sobre posibles consecuencias que esto puede acarrear. Sin embargo, aclaró que "no hay motivo para temer que la televisión o las pantallas, por cerca que las estemos mirando, nos vayan a irradiar la córnea, el cristalino o la retina".
Sin embargo, a través de un documento, explicó una serie de fenómenos que puede generar en la vista una mayor exposición a las pantallas.
Fatiga: Durante el uso prolongado de una pantalla, como ocurre con cualquier otra actividad neurosensorial, superada una fase de confort, entramos en una etapa de fatiga. Informar sobre cuantas horas de televisión son prudentes para no llegar a ese umbral de fatiga no está en el ámbito de esta nota, pero podemos estar de acuerdo en que esa sobrecarga, acompañado en muchas ocasiones de una sobre excitación, va a reducir la capacidad intelectual del niño para hacer sus deberes, leer un libro, charlar con su familia o conciliar el sueño.
Luminosidad: Cuando se ve televisión en ambientes oscuros, la pupila debe dilatarse al máximo, y la calidad de visión se reduce porque entran en funcionamiento zonas más periféricas de la córnea o cristalino, cuya calidad óptica baja en picada. Son las aberraciones ópticas, que también son fuente de fatiga visual y sensación de desenfoque.
Parpadeo: Cuando miramos algo atentamente parpadeamos menos. El ojo seco es un grave problema en el adulto, que muy raramente afecta en edad infantil o juvenil. Sin embargo, el uso prolongado de pantallas, aumentará la fatiga y producirá escozor y ojos rojos. Sí además, el niño sufre de conjuntivitis alérgica, proceso que si es muy frecuente entre la edad infantil, las molestias serán aún mayores.
Postura: La TV se puede mirar sentado en una silla o un sofá con la espalda recta, el cuello recto y los ojos a la altura de la pantalla. Pero también los niños se pueden tirar al suelo o adoptar posturas raras, con hiperflexión del cuello, retorcidos o con posiciones asimétricas. Estas posiciones aumentan la fatiga y pueden causar también dolores oculares y dolores de cabeza.
Distancia: Que un niño se acerque mucho a la pantalla, papel o libro, puede ayudarnos a detectar una miopía, pero también es un factor inductor de esta. Es la miopía del estudiante, por la que el ojo tiende a adaptarse a un mundo de distancias cortas. Es decir acercarse mucho a las pantallas o acercar el objeto a los ojos para ver, pueda hacer pensar que el niño es miope, y de no serlo, este mal ámbito induce miopía.
Enclautramiento: Si el niño está en su hogar consumiendo contenidos a través de la pantalla, no estará en un espacio exterior enfocando objetos en distancia larga (mayores a 3 mts). Los niños con una vida predominantemente en el interior de la casa desarrollan niveles mayor notables de miopía. Además, los niveles de dopamina en la retina cambian principalmente por la falta de exposición a la luz natural, ya se ha demostrado que es un factor inductor del crecimiento del tamaño del ojo y, en consecuencia, de la miopía.