"Para los trabajadores no hay tanta libertad”
El titular de UTHGRA a nivel local, Pablo Santín, reconoció que se comienza a sentir “un goteo despacito” de despidos en un sector no tuvo muchos despidos hasta el momento.
La situación de la gastronomía en Mar del Plata atraviesa una compleja recesión, especialmente en la nocturnidad donde hay jornadas en las que apenas se atienden entre dos o tres mesas, según comentó el secretario local de la Unión de Trabajadores Hoteleros Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA), Pablo Santín. “A veces nos da vergüenza hacer inspecciones, porque los mozos se están mirando la cara”, aseguró.
Para el gremialista esta situación “termina generando cierta preocupación. Sabés que a corto plazo eso genera problemas, porque no hay ningún negocio que se pueda sostener con caídas de ventas tan elevadas como estamos sufriendo en el rubro. Tiene que ver con que la gente no tiene guita”.
En diálogo con Primera Tarde por Radio Mitre Mar del Plata, Santín reconoció en ese sentido que más allá de la recesión, de momento no observan grandes despidos en el sector “aunque estamos empezando a sentir que hay un goteo despacito. Hubo un freno de mano tremendo con la contratación eventual, sobre todo a los temporarios”.
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Ante esto, Santín ironizó con la idea de que los salarios comienzan a ganarle a la inflación: “Los salarios de ellos (por los políticos) sí, de hecho, se lo aumentaron bastante desde que asumieron hasta ahora. Pero para los trabajadores no hay tanta libertad, porque le ponen techo a las paritarias. No te la homologan si no tiene el techo que ellos quieren”.
El referente de UTHGRA señaló en relación a los salarios que “firmamos una paritaria interanual del 270%. Si hace un año pensabas en eso decías ‘wow qué locura, qué buena paritaria’. Y estamos entrando al 300% de inflación. Eso quiere decir que pierde poder de compra cualquier trabajador que va al mercado. Subieron los alquileres, se dispararon los precios de la comida. Se fue todo por las nubes”.
Para Santín “es muy difícil el día a día de los trabajadores. Pierden poder adquisitivo permanentemente ante esta inflación y ante estas medidas, que se están empezando a caer los puestos de trabajo, hay amenaza de cierre de fábricas. Hay un clima raro, negativo, y el laburante lo único que quiere es ir a laburar, llegar a fin de mes, que no le falte la comida. Y se está complicando con todo este despelote político que estamos viviendo”.
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Esta situación complica incluso el trabajo de fiscalización que realiza el gremio: “Nosotros hacemos unas veinte inspecciones por día, la realidad es que a veces hasta nos da lástima inspeccionar. Porque te das cuenta que se miran la cara los mozos. Ojalá se remonte, porque si no va a tener un efecto muy negativo. Hasta el momento todas las medidas que se tomaron fueron negativas para el trabajador”.
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