Pasión por educar: recorrer 8 kilómetros en bicicleta para abrir la escuela en Las Canteras
Alrededor de 8 kilómetros hay entre su casa y la Escuela Primaria Provincial N° 37, en la que ejerce su cargo de directora. Sandra Prand trabaja en el establecimiento “Mariquita Sánchez de Thompson” desde hace un año y le contó a El Marplatense las adversidades que atraviesa para llegar y las situaciones que se le presentan para ejercer la profesión con 140 chicos que sufren carencias y se encuentran en un estado de vulnerabilidad.
“Soy de la Matanza. Hace tres años que vivo en Mar del Plata, en un barrio del Sur y ahora trabajo, desde el año pasado, en una escuela en el barrio de Las Canteras, con una comunidad carenciada y muy vulnerada”, empieza el relato de Sandra.
Sobre el camino a recorrer para abrir el establecimiento, la directora confió que “como no manejo y el transporte público es bastante complicado en esta zona, voy y vengo en bicicleta generalmente. Tengo cincuenta minutos de viaje, ya que son casi unos 8 kilómetros”. Y agrega: “En el invierno salgo de noche y las calles están re complicadas por los pozos, y los días de lluvia son peores, sobre todo cuando atravieso el bosque. También es algo que me gusta andar en bici, entonces aprovecho (se ríe)”.
Sandra siempre trabajó en este tipo de escuelas: “Aprendí y me hice en este contexto. Fue mi elección trabajar en esta escuela”, cuenta. “En Matanza siempre trabajé en escuelas alejadas, comencé como maestra en lugares con desfavorabilidad porque están en lugares complicados del Conurbano y cuando me vine a Mar del Plata, con mi cargo titular de directora, me ofrecieron algunas escuelas y al tener tres nenes chiquitos accedí para trabajar en estas comunidades”.
Sobre la situación de las familias de los niños que acuden al “Mariquita Sánchez de Thompson”, contó que “del año pasado a este, están peor en cuanto a lo económico y se complica. Estamos de 8 a 16 con los niños y al estar ocho horas hace que la relación sea mejor, los conozca y te involucres distinto con las familias. No tenemos equipos de orientación (asistente social y un orientador educacional) lo cual complica nuestro trabajo y hace que muchas horas de mi trabajo estén enfocados en por qué no vienen a la escuela o con quién se quedan en sus casas. Estoy muy contenta en la escuela, más allá de las falencias que tenemos”.
“De las ocho horas que estoy en la escuela, más de la mitad estoy con tareas de estas características. Ahora me voy a juntar con gente del comedor Huellitas, que también conoce a las familias y la situación que atraviesan. También voy a los domicilios para ver por qué los nenes no asisten y cuáles son las problemáticas”, agrega Sandra, cuya tarea claramente excede la docencia.