Peñas de amigos, la tradición que sólo pudo frenar la cuarentena
Por Manuel Straccia
Si hay algo que se puede tensar, alejarse, debilitarse pero siempre permanecer fuerte son los lazos de la amistad. Con el correr de los años, uno tiende a alejarse de algunas personas, pero siempre puede haber un punto de encuentro en el que el tiempo parece no haber transcurrido.
Tal es el caso de las “peñas”, reuniones habituales que se cumplen periódicamente y nada parecía romperlas, hasta que llegó una pandemia. El coronavirus no permite que esos tradicionales encuentros sigan realizándose ni nos dejará celebrar el próximo Día del Amigo, pero sirvió como puntapié para conversar con los creadores de esos "rituales" que resisten el paso de los días.
Una peña histórica de la ciudad es la que se desarrolla en el Club Urquiza. Oscar Beliera ahora tiene 82 años y, cuando tenía menos de 40, empezó a ir a Tucumán y Alberti dos veces por semana para la peña. Con el correr del tiempo, se comenzó a hacer sólo los viernes, pero era “cada vez más grande”.
“Empecé cuando tenía 40. Fueron peñas muy lindas, algunas para toda la familia y si no todos varones. Jugábamos a las cartas, se iba a comer y no nos cobraban ni el lugar. Tengo los mejores recuerdos. Me divertí mucho, pasé muy lindas noches, jugadas de truco después, era hermoso”, recordó Oscar en diálogo con El Marplatense.
La “Peña de Urquiza” no pudo haberse originado sin Héctor “Tuchi” Perna. Además, el “Cholo”, un hombre que tenía una carnicería cerca del club, fue quien comenzó a llevar la carne para las cenas. Más de 40 años después, la tradición sigue viva.
“La fija” es la peña que tienen desde hace diez años Victoria, Flor, Agus, María, Clara y Sofi. Desde que iban a la secundaria, una vez por semana, se reúnen y nunca suspendieron la tradición. Al principio, se reunían al mediodía, tras salir de la escuela, y luego comenzaron a hacerlo de noche. Una vez por semana, una de ellas “pone casa”. La cuarentena imposibilitó que sigan juntándose y los encuentros, ahora, son sólo virtuales.
“Somos muy afortunadas del grupo que tenemos, no se consigue fácil. Cada una aporta de lo suyo para tolerarse, bancar a cada una con su forma de ser, en buenas y malas. Diez años que hacemos ‘la fija’, una locura y al mismo tiempo, un placer. En la vorágine de la semana de cada una, laburo, estudio, novio, familia, ese momento de la semana para juntarnos, distraerse, nos acorta la semana”, contó Victoria a este medio.
Un grupo de chicos de Benito Juárez se mudaron a Mar del Plata al terminar el secundario y comenzaron a juntarse hace más de 20 años, todos los viernes. Originalmente, se reunían rotativamente en sus casas, pero con el crecimiento de los grupos familiares, decidieron alquilar un quincho para encontrarse.
“El inicio tuvo que ver con las ganas de juntarse, teníamos 20 años y la idea era establecer un momento fijo donde pudiéramos juntarnos a charlar, conversar, porque se ponía difícil la juntada con trabajos y estudios distintos”, contó Pablo, uno de los fundadores de “La peña de Juárez”, integrada por 15 amigos de cuarenta y pico.
Esta peña se caracteriza “por tener discusiones intensas, a los gritos, y cagarnos de risa”. Tras estos meses, “hace bastante falta la juntada, se extraña mucho”. Pablo contó, incluso, que fue a la peña hasta el día en que nacieron sus hijos.