¿Por qué es mala la soledad no deseada?
Se asocia a un deterioro de la salud mental.
Según un estudio del BID, la Argentina es uno de los países con población más envejecida en América Latina y el Caribe: la población de 60 años y más es del 15,7% del total al 2020, unos 7,1 millones de personas. Diferentes reportes estiman que de ese total, alrededor de 1,6 millones viven solos, especialmente en las ciudades más grandes.
La pandemia del Covid-19 y los aislamientos agudizaron los problemas que ya existían y que son más evidentes en las personas mayores, aunque no sean el único grupo afectado.
Las filas en los bancos para cobrar haberes que podrían gestionarse de manera virtual, ir a hacer compras que podrían recibirse en la casa o llegar con mucha anticipación a una cita médica son formas a las que los adultos mayores suelen echar mano para encontrarse con gente.
Los daños que genera la soledad
Carlos Presman, médico especializado en gerontología, cuenta que ya existe la “clínica de la soledad”, que se refiere a cómo la “percepción de la soledad” genera daños psico físicos.
Ya es un problema de salud pública. “Uno tiene vida porque tiene biología pero tiene existencia porque necesita del otro y los otros de uno; sin esa dinámica se deja de existir”, resume.
Comenta que en su consultorio las frases que más escucha son “no tengo miedo a morirme; no quiero ser una carga para mi familia; no quiero sufrir” y advierte que las sensaciones de soledad y miedo son ejes de estudios científicos que evidencian que derivan en trastornos de tristeza y depresión. Esas son las enfermedades que se proyectan como las prevalentes -más frecuentes- de los próximos años.
“Las ciudades son grandes fábricas de solos -añade Presman-. Los centros para adultos mayores son hoy lo que eran las veredas antes; el lugar donde conversar, donde intercambiar. Por eso los mayores no quieren que les saquen la posibilidad de ir a misa, al banco, a la farmacia…son los lugares donde comparten con otros”.
Cómo afecta la salud mental
En el 2021 la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que entre 20% y 34% de las personas mayores en China, Europa, América Latina y Estados Unidos se sienten solas.
Mario Boskis, cardiólogo, miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología, repasa ante este medio que hay estudios científicos en grandes grupos que revelan una “asociación” entre la soledad autopercibida y enfermedades: aumenta 30% la incidencia de infartos agudos de miorcardio, accidentes cerebrovasculares y muertes prematuras.
“Se está investigando la causa, no está definida la razón -subraya-. Hay teorías, como que quienes viven solos y sufren esa situación no se cuidan tanto en factores de riesgo como sedentarismo, alimentación, consumo de tabaco y alcohol e insomnio.
El estrés crónico genera mayor liberación de cortisol que sube la presión arterial, vuelve la sangre más espesa…todo es mayor riesgo, son mecanismos vinculados a la posibilidad de una enfermedad cardiovascular”. Incluso menciona que en casos de muertes de cónyuges, los problemas crecen. “Se habla del efecto protector del cónyuge, el cuidarse más”, sintetiza.
La soledad que se sufre se suele asociar también con el deterioro de la salud mental. Los expertos aclaran que no es que genere demencia, pero sí puede acelerar los síntomas; conversar, interactuar, “usar la cabeza”, ralentiza los problemas.
“Tener un proyecto de vida alarga la vida”, apunta Presman en relación a que quienes tienen un porqué, un para qué están siempre dispuestos a cuidarse más, quieren recuperarse y estar bien. El aislamiento social empuja hacia un círculo vicioso, más soledad no querida, menos actividades, menos contención psicosocial.