Por qué Luis Alberto Spinetta es considerado el poeta del rock argentino
Estaba todo por hacerse en aquellos lejanos años '60. En el mundo y en el barrio de Núñez, Argentina. El mundo, el mundo hablado en inglés claro, ya había pasado por la consagración de Elvis Presley, Bill Haley, Chuck Berry y se sacudía con la influencia de “la ola inglesa” nada menos, con The Beatles y The Rolling Stones a la cabeza. El rock and roll no sólo había llegado para quedarse, sino también para cambiarlo todo.
Pero claro, era una música de origen estadounidense retemplada por los británicos, pero siempre cantada, expresada, sublimada en términos del idioma inglés.
Eran años donde todo estaba por hacerse y a uno le tocaba escuchar ese otro idioma, con grandes temas que cuando los contaban en castellano sonaban raro. No iba a andar...
Estaba todo por hacerse y en una casa de Núñez, un chico de 16 años, Luis Alberto Spinetta, armaba una banda con tres compañeros del colegio secundario (Emilio del Guercio, Rodolfo García y Edelmiro Molinari). El grupo tendría nombre: Almendra.
Tapa de "Almendra". Aparición de Spinetta. Una joya de 1969.
Y el chico tenía un sueño. No era solo tocar como los dioses. No. El chico buscaba sus palabras, sus metáforas, su poesía en lengua española para acompañar la música incandescente del rock and roll.
No estaba solo en Argentina (junto con Los Gatos y Manal están considerados el fuego iniciático del rock vernáculo), pero Spinetta aparecía como la expresión más creativa del rock and roll en castellano.
Estaba todo por hacerse y, hablando de nuestro idioma, Spinetta no sólo fue uno entre los que marcaron el camino. Fue quien mejor lo hizo. Nace ahí el primer peldaño que explicará por qué Luis Alberto Spinetta es considerado el poeta del rock argentino.
Por qué es considerado poeta
Explicar la poesía puede ser algo arduo (y que a Spinetta no le gustaría, porque no le gustó nunca explicar). Es mejor escucharla. O leerla.
Leamos al primer Spinetta grabado en 1969: Muchacha ojos de papel/ ¿Adónde vas?/ Quédate hasta el alba/ Muchacha pequeños pies/ No corras más/ Quédate hasta el alba/ Sueña un sueño despacito entre mis manos/ Hasta que por la ventana suba el sol/ Muchacha piel de rayón/ No corras más/ Tu tiempo es hoy/ Y no hables más, muchacha/ Corazón de tiza/ Cuando todo duerma/ Te robaré un color (…), dice en su espléndida canción Muchacha Ojos de Papel, del primer disco grabado por Almendra.
En ese mismo primer disco, Spinetta escribe (y canta): Plegaria para un niño dormido/ Quizás tenga flores en su ombligo, y además/ En sus dedos que se vuelven pan/ Barcos de papel sin alta mar/ Plegaria para el sueño del niño/ Donde el mundo es un chocolatín/ A dónde van, mil niños dormidos que no están/ Entre bicicletas de cristal/ Se ríe el niño dormido/ Quizás se sienta gorrión, esta vez/ jugueteando inquieto en los jardines de un lugar/ Que jamás despierto encontrará (…),en otra canción estremecedora como Plegaria para un niño dormido.
Spinetta lo estaba haciendo. Y lo estaba haciendo como nadie en castellano. Porque era rock and roll (tenía solo 19 años cuando salió el primer disco y 20 cuando Almendra se disolvió y había mucho camino por recorrer), pero esa voz, esa música, esa poesía de un lirismo sin igual volaba lejos y pronto marcaría su camino en todo el mundo hispano parlante que quería hacer rock and roll en español.
Su libro de poemas
Con una voz particular, autodidacta en su guitarra eléctrica, dueño de muy buenas lecturas desde joven, Spinetta era un artista integral. O si se quiere, un poeta que cantaba, como Bob Dylan, como John Lennon, como Leonard Cohen, como Joan Manuel Serrat y tantos otros juglares llamados a hacer historia. Pero escribía poesía siempre. Y dibujaba. Y en 1978 sorprendía con el libro de poemas Guitarra Negra, con toques de surrealismo y siempre su excelso lirismo en 92 páginas.
Guitarra Negra. Libro de poemas de Spinetta de 1978.
Ahí leemos: Los locos corren/ por el pasto sin gritos/ por la pradera venenosa/ y por la piel, entre la luna./ Y los locos giran/ sin temor al mareo./ De la casa al árbol, /de la ayuda al horror./Cuando uno de los locos hable, los cuerdos, retozando en la penumbra,/ oirán el ruido/ y verán las verdades, en su poema Los Locos.
El rock nacional no paraba de crecer con muchísimos exponentes con una creatividad de exportación. Charly García, Vox Dei, Moris, Arco Iris, Alma Vida, Sui Generis, La Joven Guardia, Sumo y los Abuelos de la Nada eran solo algunos de ellos.
Luis Alberto Spinetta maduraba como músico, como poeta, como artista integral y nos dejaba siempre frases/poemas cantadas imposibles de olvidar: Aunque se disuelva el horizonte/ pero la verdad es que da impresión/ ver los blancos peces en un nylon/ cuando en realidad,/ es tan temprano/ Usualmente/ solo flotan cuerpos,/ a esta hora (…), nos diría en Resumen Porteño.
Spinetta en una foto de José Luis Perotta.
En Figuración nos legaría: Figúrate…/ que has vuelto a ser el mismo,/ nada te contenta,/ y a partir del alba,/ te verás caer,/ ya sin figurar,/ te verás caer… Y en Ella también nos conmueve con su “Cuando se cansa/ de tanto querer/ ella es tan clara/ que ya no es ninguna/ sube a las hojas/y cae hasta el mar/ cómo es que puedo/ tocarle las manos”.
En Cielo de ti nos dice:Una luna en tu noche,/ tiene tiempo/ una figura de tus manos,/ tiene mucho más/ yo no tengo,/ un solo signo tuyo en mí (…) Y nos golpea crípticamente con su: Habla conmigo,/ perro de la lluvia,/ habla conmigo,/ niño condenado,/ por el diablo de febrero…/ ¡Perdonado!/ ¡Perdonado!/ ¡Perdonado!, en su Perdonado (niño condenado).
El lenguaje y la grandeza de Spinetta
Nada define mejor la obra de un artista que la opinión de sus colegas contemporáneos. Incluso, la opinión de un rival, de un contendiente. Porque aunque fueron muy amigos durante los últimos años, el Flaco Spinetta y Charly García protagonizaron el River-Boca del rock and roll argentino.
Y a veces eran puestos como antagonistas. La poesía sin manchas del Flaco Spinetta, su progresismo irrenunciable, contra el tiempismo comercial de Charly García, el imprevisible, el de los grandes impactos y los grandes escándalos a veces, claro.
Charly García, ante la muerte de Spinetta, en 2012, le dio una definición sincera y que debería estar una una biografía a radio Mega: “(Spinetta) Fue un inventor. Un tipo que inventó algo, que agarró elementos de aquí y allá, y los fusionó para crear algo que no existía, que era la poesía del rock en castellano. Y a mí me inspiró mucho. Yo pienso que sin él hubiese sido todo distinto…”.
Charly hace la mejor definición de Spinetta como poeta.
Otro grande del rock nacional como Andrés Calamaro, nunca ocultó su fascinación por Spinetta: “No es posible el rock en Argentina sin Luis. Algo más allá de la imponente belleza lírica de su repertorio. Él mismo (es el gran hecho) (…). Lo conocí en un ensayo de Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre. Aquella tarde me pidió que le alcanzara un Parliament y le sostuviera una imponente Gibson 335. Me podría haber retirado de la música en ese momento, antes de empezar", supo confesarle con brillantez el ex Los Rodriguez al diario La Nación.
Otra luz enorme del rock en castellano, Gustavo Cerati, decía en 1993 al promocionar el disco Amor Amarillo: “Me gusta mucho investigar las cosas nuevas que van saliendo, también cosas rezagadas que quedaron por ahí que no escuché o cosas que vengo escuchando hace mucho tiempo (…). Tal es el caso de Artaud, de Luis Alberto Spinetta. Fue un disco súper importante. Yo tenía creo, alrededor de 15 años y estaba formando mis primeras bandas. Creo que fue un impulso muy fuerte sentir a un tipo hacer algo tan creativo, tan cerca de mi casa ¿no? (...). Escuchar a un tipo hacer este disco, fue una luz. Recuerdo que no hacía otra cosa que no fuera intentar reproducir ese clima que él lograba en ese disco con mi banda, recién empezando", confesó el genio de Soda Stéreo.
Miguel Mateos, Spinetta, Lerner, Charly, León Gieco y Baglietto en los 80.
Fuente: Clarín