Por sus 58 años, la calesita de Plaza Rocha regala vueltas por siete días
El carrusel es el más antiguo de la ciudad y fue declarado de Interés Cultural y de Interés Patrimonial Histórico, Simbólico y Social.
Con motivo de los 58 años de la calesita de la Plaza Rocha, su dueño Alberto Guerzoni tomó la decisión de regalarle a los niños la cantidad de vueltas que deseen durante siete días, hasta el martes. La atracción, que es la más antigua de la ciudad, abre a las 12 y cierra a las 17.
De esta manera, en la víspera del cumpleaños -domingo 7 de abril-, su dueño comentó en diálogo con El Marplatense: “Hace 45 años que estoy en el rubro de las calesitas; en La Plata, Mar del Plata y Chapadmalal. Y por el cumpleaños 58° de la calesita, pensé en darle una alegría a los chicos con las vueltas que quieran gratis durante siete días”.
El responsable del destacado carrusel comunicó la noticia a los medios y remarcó que está “contento” con la respuesta de marplatenses y turistas, ya que se acercan personas desde la Clínica 25 de Mayo, donde se atienden muchos marajenses o pinamarenses. “Tanto los padres como los abuelos o los tíos están contentos acá, a pesar de la crisis que estamos viviendo”, señaló el calesitero.
En otro punto, frente a un avance constante de la tecnología y la pérdida de las actividades al aire libre, sostuvo que la calesita “va a existir de por vida” y que se transmite “de generación en generación”. Sin embargo, contempló que a los 7, 8 o 9 años los niños “pasan a otro juego”, aunque bromeó con que ir a la calesita es “una obligación” en la infancia.
CINCO GENERACIONES Y SIGUE LA CUENTA
Asimismo, reveló que se trata de la calesita “más antigua de la ciudad”, fundada el 7 de abril de 1966 por Alberto y Gloria, quienes se la heredaron a su hijo Fabián y él, la vendió a Guerzoni hace cinco años. Conocida como “la calesita de la Plaza Rocha”, el en realidad carrusel fue declarado de Interés Cultural y de Interés Patrimonial Histórico, Simbólico y Social por la Municipalidad.
“Cuando me hice a cargo estaba muy venida a bajo. Y tiene un valor incalculable que sea de madera, lo que es fibra lo vemos en todos los parques de última generación, pero con los años que tiene…sigue andando”, destacó Guerzoni, quien a su vez contó con cierta emoción que la gente mayor le dice “acá me traía mi padre y ahora traigo a mis bisnietos”.
La calesita es un símbolo local demasiado entrañable, que traslada a cualquiera a su infancia y junto a ella, a la felicidad. Y aunque a veces parece imposible regresar a aquellos sentimientos porque los familiares con quienes los compartimos no están, la calesita de Plaza Rocha se mantiene inalterable y funciona como un baul de los recuerdos, en el que a su vez creamos nuevos.
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