¡Que termine el año de una vez!: el malestar psicológico en las fiestas
"La época en donde más aparecen brotes", así lo aseguró la licenciada en psicología Alejandra Linardi, quien además explicó cómo atravesar la soledad y por qué se genera la necesidad de que llegue el 1 de enero.
La época festiva siempre se vendió con una imagen de felicidad, de unión, de mesas abundantes, múltiples regalos enormes y sin ausencias. Sin embargo la realidad no siempre es así y muchas veces nos vemos atravesados por situaciones que afectan lo sentimental y generan angustia, ansiedad y estrés.
“Necesito que termine este año ya” es una de las frases más comunes que se escuchan en estas fechas pero detrás de esta cuestión se esconden malestares psicológicos mucho más profundos que un simple cliché. La soledad, los problemas económicos y los intrafamiliares y hasta las disputas por dónde pasar las fiestas, son algunos de los temas que salen a la luz y que no se deben dejar pasar.
En ese sentido, la licenciada en psicología, Alejandra Linardi afirmó en diálogo con El Marplatense que "a estas alturas del año, este es un tema de mucha consulta. La Navidad y el año nuevo se asemejan al festejo, a ser feliz, a las compras, con intensidad y alcohol pero pese a esto, puedo observar que muchas personas manifiestan tener ansiedad, angustia y lo viven de una manera incómoda. También es verdad que existe una presión social y cultural de que todo tiene que estar bien pero no siempre pasamos por un momento ideal".
"Ni hablar de la cuestión económica en la que a veces uno suele forzarse a gastar y eso provoca una depresión post fiestas cuando llega la tarjeta. Se trata un poco de la intensidad que se maneja y que es visible si uno circula por las distintas zonas comerciales en donde se nota mayor volumen de personas, de autos en busca de un regalo. Se genera otro ambiente de estrés que se suma al que uno ya atraviesa durante todo el año, que coincide con el fin del ciclo lectivo, con la llegada de las vacaciones y entonces se llega con lo último. Se saca fuerzas de algún lugar para atravesar todos estos festejos porque se piensa que hay que vivirlo con intensidad", dijo.
"Hay personas que lo manifiesta con indiferencia pero que tiene que explicarlo porque es mal visto. Hay personas que quizás eligen atravesarlo de forma más tranquila, ir a un restaurant con la pareja y deben justificarlo adecuadamente con la familia para que los demás entiendan. Conlleva un esfuerzo psíquico que se suma a lo que haya ocurrido durante el año, una separación, una muerte, una enfermedad, el trabajo y la famosa silla vacía. La previa ya viene cargada de una angustia lo cual genera una consulta que siempre se me hace mucho en el consultorio, ¿Qué se hace en esos casos?", adhirió.
A esto, la Psicóloga agregó: "Hay personas que realmente la están pasando mal en este momento y que padecen mucha angustia. En esos casos hay que acompañar más que instar a que todo está bien y que no nos hagamos problema, que no lloremos en noche buena. Pero los sentimientos se intensifican porque desde muy chicos asociamos estas fechas con la llegada de Papanoel, de Año Nuevo y de los Reyes. Desde que nacemos culturalmente estamos atravesados por eso y ahí es donde se dan las cuestiones de la nostalgia respecto a la infancia, a la alegría o tristeza que nos daba todo esto".
"Lo que nos venden en las publicidades también incentiva mucho a esto, Papa Noel, la música navideña, la mesa llena de comida, de familia, de regalos. Muestral el ideal pero uno tiene que entender que entre eso y lo posible, hay una distancia. Forzar al psiquismo para alcanzar eso, decepciona", aclaró.
Otro tema a tener en cuenta es la soledad en las fiestas, "a veces pasarlo solo es por elección y otras no. Alguna cuestión de la vida nos lleva a estar en esa situación, porque los hijos quizás están lejos o porque son personas mayores que no suelen ser visitados o que directamente no tienen familia. Lo que se sugiere en estos casos es buscar recursos, hay grupos de whatsapp, se pueden hacer llamadas virtuales, salir a la puerta para saludar a los vecinos, no quedarse solo y buscar la interacción aunque sea mínima. Pueden salir a ver festejar a otras personas y así encontrarle la vuelta al estar solo si ese no fue tu deseo", continuó Linardi.
"Las emociones se exacerban en esa noche por lo tanto hay que buscar las alternativas para no pasarla solo, más que nada en Noche Buena ya que es más emotiva, está asociada a lo familiar a diferencia de Año Nuevo en donde quizás es más para estar con amigos", indicó.
Año nuevo, ¿vida nueva?
Al consultársele sobre esa sensación de necesitar que finalice el año y comenzar uno nuevo para deshacerse de situaciones, Linardi explicó: "Lo que sucede es que desde que nacemos, fuimos criados en una cuestión mágica con que el martes 31 se termina todo y el miércoles 1 de enero uno se levanta y es otro renovado. Pero simplemente es un cambio de mes, son dos días de semana. Detrás hay algo simbólico que generan las fiestas y estamos tan impregnados de eso que no hay forma de no sentirlo. Nadie dice que sea una pavada, sino que hay gente a la que le interesa y a la que no porque todos sabemos de la importancia de esto ya que es masivo. Ni siquiera tiene que ver con una clase social, sino que atraviesa a la cultura y a la sociedad en todos sus estratos", afirmó la Licenciada.
Y siguió: "Es una magia que atravesamos pero también es una carga este momento del año donde aparentemente el 1 de enero todo empieza de nuevo. Es como un reseteo que a veces genera, si no fue un buen año, mucha angustia y depresión. Es una fecha en donde más aparecen brotes psicológicos porque se exacerba lo que ya está".
"Lo familiar también se suma, el dónde comemos, con quiénes, en dónde brindamos, se generan un montón de complicaciones que salen a la luz en esta época. Aparecen los lugares de poder, uno se queja y hasta genera peleas graves porque hay abuso de alcohol que desinhibe los sentimientos. Lo que se debería hacer en estos casos es, que si no hay algo muy grave de por medio, pensar que es tan solo un rato, una comida y quizás es mejor evitar discutir por eso y ceder. Se genera esta cuestión de importancia por la intensidad de las mismas fiestas que se da en el psiquismo", concluyó Linardi.
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