Rebelión universitaria: los estudiantes vuelven a las calles y el eco del “Cordobazo” comienza a tronar
Tras el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, los jóvenes vuelven a ser protagonistas a través de una toma de facultades con tintes históricos.
Una vez más el movimiento estudiantil plantó bandera en defensa de sus derechos y produjo un nuevo hecho histórico: cientos de facultades hoy se encuentran como terreno de disputa de sentidos a partir de una toma que reclama la soberanía del pueblo, frente a los discursos de desprestigio de la educación que circulan hoy en día.
Sin embargo, Argentina se destaca a nivel mundial por su rica historia en lucha popular cuando de educación se trata. Desde el Manifiesto Liminar que dio lugar a la Reforma Universitaria hasta el Cordobazo, un término que vuelve a resonar en las calles, si algo quedó claro en todo este tiempo es que cuando los jóvenes se organizan, logran objetivos.
Para comprender el conflicto que atraviesan hoy las Universidades es necesario retomar los puntos que la definen como un templo de educación pública, laica y de calidad. El 21 de junio de 1918 un grupo de jóvenes cordobeses presentó una carta a los hombres libres de Sudamérica.
En sus palabras acentuaron: “La juventud ya no pide. Exige que se reconozcan el derecho de exteriorizar ese pensamiento propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos. Si ha sido capaz desconocérsela la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa” (Manifiesto Liminar presentado en la Universidad de Córdoba).
Este documento fue consecuencia de una acción directa donde los jóvenes de aquella época se enfrentaron con la policía, se declararon en huelga general, tomaron la universidad y realizaron movilizaciones para terminar con la intervención de las instituciones.
Un segundo momento histórico que volvió a tronar en las manifestaciones ideológicas actuales es el Cordobazo, uno de los movimientos multitudinarios que tuvo como protagonista a las centrales obreras y los estudiantes universitarios que se alzaron en contra del plan liberal del presidente de facto Onganía.
Aquí se sitúa La Noche de los Bastones Largos, ocurrida el 29 de julio de 1966, cuando la Dirección General de Orden Urbano de la Policía Federal Argentina desalojó cinco facultades de la UBA, tomadas por estudiantes y docentes, en reclamo de la autonomía de la educación superior.
Los estudiantes universitarios fueron los principales actores en la defensa de los derechos adquiridos hasta el momento, siendo los últimos en retirarse de las calles, bajo una consigna que hoy vuelve a resonar: la lucha es colectiva.
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¿CUÁL ES LA SITUACIÓN EN EL 2024?
El Congreso puso en discusión la Ley de Financiamiento Universitario, que tras su aprobación, fue vetada por el presidente Javier Milei bajo la justificación de que “rompe con el equilibrio fiscal”. Decisión apoyada por el mismo Congreso que dio el visto bueno la primera vez.
Entre los principales puntos de la normativa propuesta se estipulaba un aumento del presupuesto universitario equivalente al 0,14% del PBI. Su destino era principalmente el salario de los trabajadores docentes y no docentes, mantenimiento de infraestructura y becas para investigación y estudiantes.
En detalle, establecía una distribución fija al asignar un 85% a gastos salariales y el 15% restante a gastos generales con un mecanismo de actualización bimestral basado en el índice de precios, variación del tipo de cambio y el incremento de las tarifas de servicios públicos.
Asimismo, “el aporte del Estado nacional para las instituciones de educación superior universitaria de gestión estatal se distribuirá en función del número de estudiantes matriculados en cada institución, el tipo de carrera ofrecida, tales como carreras de grado, posgrado y otras, y su área de formación, las carreras estratégicas, el número de egresados, las áreas de vacancia, los hospitales y/o escuelas secundarias que posean a su cargo y la actividad científica, tecnológica y de extensión, garantizando la distribución presupuestaria histórica de cada institución y aplicando estos criterios para asignar montos incrementales”, según establece el proyecto presentado en la Cámara de Senadores y Diputados.
El 3 de octubre, horas después de la masiva Marcha Universitaria Federal que convocó a estudiantes, docentes, no docentes, investigadores y a la población en general de todo el país, Javier Milei cumplió con su palabra.
A través del decreto 879/2024 publicado en el Boletín Oficial, el presidente vetó la reforma bajo el justificativo de que “Que dar cumplimiento a la medida sancionada por el H. CONGRESO DE LA NACIÓN dificultaría gravemente la sostenibilidad de las finanzas públicas de la REPÚBLICA ARGENTINA, ya que significaría la necesidad de obtener una fuente de financiamiento extraordinaria, imprevista, a efectos de afrontar su costo”.
“Que la responsabilidad asumida por el PODER EJECUTIVO NACIONAL es lograr el equilibrio fiscal, mantenerlo a largo plazo y cuidar los escasos recursos con los que cuenta el Estado Nacional, restablecer el orden de las cuentas públicas y estabilizar la macroeconomía”, continúa.
En esta línea, también considera que “ el proyecto de ley en análisis no pretende defender ni garantizar la protección y el sostenimiento del financiamiento de las Universidades Nacionales, sino que procura dañar al gobierno políticamente”.
LOS ESTUDIANTES TOMAN LAS UNIVERSIDADES
El veto presidencial fue convalidado en la Cámara de Diputados por 160 votos afirmativos, 84 en negativos y 5 abstenciones. Mientras la decisión de los legisladores era festejada por el gobierno nacional y figuras afines, los estudiantes volvían a las calles para remarcar su descontento con el accionar de los representantes del pueblo.
Comenzaron las asambleas en las puertas de las facultades, los debates interclaustros y las medidas colectivas. Los pedidos anunciados a viva voz por megáfonos durante las movilizaciones no habían sido escuchados. Las medidas tomaron más contundencia, la idea de un nuevo “Cordobazo” hizo presencia.
Al 16 de octubre del 2024, 81 facultades fueron tomadas por los estudiantes en reclamo del presupuesto universitario. Entre ellas se destacan Derecho de la Universidad Nacional de La Plata, que en 118 años de historia nunca había participado en una toma. La Facultad de Ingeniería de la UBA también se sumó y agregó el componente de las clases públicas en la vereda. Facultades de la UNR se unieron tras múltiples asambleas. Los vecinos de Córdoba se acercaron a las facultades tomadas con donaciones para los estudiantes.
Mar del Plata no se quedó atrás, Humanidades, Psicología, Salud/Trabajo Social, Exactas y Medicina se unieron a la lucha las facultades quedaron bajo el control de los estudiantes. Otras instituciones de la ciudad continúan con reuniones y asambleas para definir cómo sumarse a la protesta que mueve a todo el país. Algunos abandonaron sus puestos momentáneamente para unirse a la movilización en contra del presidente.
Las voces de miles de jóvenes vuelven a resonar como lo hicieron una y otra vez a lo largo de la historia, porque después de todo, "los ideales son la única forma de saber que estamos vivos”.
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