Rubén Porco: "En los clásicos, yo era otra persona"
Otro de los símbolos de la epoca dorada del clásico como Héctor Rubén Porco habló con Marca Deportiva Radio (FM 99.9) sobre aquellos encuentros: "me pasaba algo raro, cambiaba como persona".
Si bien en la historia de los 88 clásicos que han jugado Alvarado y Aldosivi hay muchos jugadores que lo han vivido con muchísimo compromiso y pasión; quizás pocos lo han sentido profundamente como Héctor Rubén Porco.
El ex jugador del “Torito” habló en Marca Deportiva Radio (FM 99.9) sobre el regreso del partido más esperado por el fútbol de la ciudad: “El clásico es un partido aparte, lo que te hace sentir ahora es que es bueno que vuelva, pero nosotros pasamos unas épocas espectaculares, vivimos momentos inolvidables, en distintas canchas y distintas competencias. Soy un agradecido de Alvarado, no sólo por los clásicos sino por la gente que siempre me alentó y me ha dejado presente que hemos tenido un idilio muy grande".
Será un partido con condimentos completamente distintos a aquellas grandes batallas de fines de los ´80 y principios de los ´90: “Primero y principal se juega con una hinchada sola ahora lamentablemente por todo lo sucedido en el fútbol. Por lo que se ve hasta ahora no está mal, se trata de evitar un montón de problemas. Esperemos que el sábado sea todo folclore, esta vez le toca a Aldosivi. Lo de Alvarado en la vuelta será espectacular”, anticipó.
LA METAMORFOSIS DE PORCO
Cada clásico era especial. Sus compañeros destacaban la forma especial en la que Porco vivía esos partidos: “fui un afortunado porque era una época dorada de Alvarado donde metimos muchos campeonatos para el club. En esa época eran los rivales a vencer. Puedo asegurar que para explicarlo hay que estar ahí adentro. Cuando estaba ahí, yo era otra persona. Vivía el partido contra los jugadores contrarios, no contra la gente. Nunca he gesticulado contra la tribuna, por más que sea rival y eso en la vida es un respeto ganado”.
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Esa modificación era visceral, involuntaria y no pasaba por la cabeza. Surgía directamente desde el corazón: “a mí me pasaba algo raro, especial. Cuando entraba a la cancha y la gente coreaba mi nombre, me cambiaba como persona, realmente. Sé que después lo trasladaba al juego. Era una persona que entraba a la cancha y no te saludaba si eras del equipo contrario. Si hubiese cobrado por cada insulto que he recibido, sería millonario”.
LOS MEJORES RECUERDOS
Hubo, por supuesto, muchos partidos especiales pero más allá de un gol, un torneo o un encuentro en particular; para Rubén Porco lo más importante era todo lo que se vivía cotidianamente: “valoro mucho el fútbol de antes por el respeto. Era muy lindo el vestuario, había amistad y respeto; éramos grandes compañeros. Eso ha cambiado mucho. Hoy un jugador de fútbol está cobrando un dinero que nosotros creo que no llegábamos, era difícil. Al club se le hacía muy difícil. Yo me quedo con lo de antes, por como eran las cosas, como se llegaba al clásico”.
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Incluso se refirió a las costumbres de los jugadores en la actualidad y que nada tenía que ver con la concentración que tenían en su época: “veo bajar del micro los jugadores ahora y van tomando mates, con los auriculares, hablando por teléfono, sacando fotos. Nosotros cuando veníamos en el micro, más allá de que el técnico daba las charlas, estábamos hablando del partido. ”Tene cuidado que no se meta en la espalda Corti, cuida que Dellaroca no te cabecee", nos dábamos manija con eso. Había mucha seriedad antes del partido, no hablaba nadie pero no sólo en el clásico; en ningún partido. Nos preparábamos para una batalla".
La batalla estaba dada en los términos deportivos, porque la violencia nunca le hizo bien a un partido con tanta historia: “que no vuelva a pasar nunca más lo del 97, representamos a la ciudad y tenemos que demostrar para afuera que somos importantes; dar ejemplos, que no sea que nos critiquen por no poder jugar un partido”, expresó como deseo.
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