“Sacó el pene y se masturbó”: una de las 19 denuncias de acoso sexual contra el periodista Pedro Brieger
Los hechos se conocieron durante una conferencia de prensa brindada por el colectivo Periodistas Argentinas.
En una conferencia de prensa brindada por el colectivo Periodistas Argentinas, 19 mujeres dieron detalles de los violentos hechos que vivieron con el periodista Pedro Brieger, a quien denunciaron públicamente por acoso sexual.
Según indicaron en la presentación, los diferentes hechos ocurrieron entre 1995 y 2019, y fueron denunciados por compañeras de trabajo, alumnas, colegas y hasta una vecina del propio Brieger.
Aunque ninguna de las afectadas hizo la denuncia ante la Justicia, desde Periodistas Argentinas sí resaltaron que esperan un pedido público de disculpas por parte del periodista.
Además, para darle sustento a la denuncia pública, en un documento titulado “La cultura del acoso: punto y aparte”, detallaron, uno por uno, los testimonios en los que cuentan el acoso sufrido por parte de Brieger. El informe fue presentado durante la conferencia, en la que hablaron solo algunas de las afectadas, como es el caso de Nancy Pazos, Gisela Busaniche, Marcela Perelman y Agustina Kämpfer.
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Aunque son relatos anónimos, al menos por ahora, sí dan detalles de lo ocurrido. Uno de ellos habría sucedido en 1996, en un edificio de Belgrano, donde el periodista vivía.
“Vivíamos en el mismo edificio. Yo en la planta baja, él, unos pisos más arriba. Cada vez que nos cruzábamos él me miraba libidinosamente. Un día justo había entrado al edificio y subió conmigo. Enseguida me expresó que cada vez que me veía salir con mi bicicleta, le calentaba mi culo subiéndose al asiento. Luego, se abrió la bragueta del pantalón y sacó su pene. Volví a mi casa asustada y subí a la casa de unos vecinos a contarles lo que me había pasado. Me sugirieron que hiciera la denuncia. Cuando salí camino a la comisaría, me crucé con un policía de la calle y le pedí ayuda: ‘es la palabra tuya contra la de él: ni te molestes, me dijo. Pedí dinero prestado porque no tenía un mango y apenas pude, me mudé’”, contó una de las afectadas.
Otra, habló de un hecho que habría sucedido en 2001: “Había sido mi profesor, lo elegí para que me entregara el diploma. Era un vínculo de mentoría. Nos juntamos por una propuesta laboral en un café. Nunca mencionó el trabajo. En un momento, fuera de contexto, me pregunta ‘¿vos en la cama también sos tan culposa?’. Me sentí muy incómoda, me quedé inmóvil y en silencio. Por una hora me habló de cómo se masturbaba recordando cómo me sentaba yo en clase y con la ropa que yo llevaba en la entrega de diplomas. En un momento me preguntó: ‘¿qué te gustaría más, tocarte para que te mire o que me toque para que me mires?”.
Sobre una situación ocurrida en 2008, otra de las denunciantes explicó que llamó al periodista para que diera una charla en un curso, y que después de eso fueron a comer: durante el almuerzo, según sus palabras, comenzó el acoso.
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“Trabajo como corresponsal en Medio Oriente y Asia desde hace años, cubriendo las noticias desde el lugar de los hechos. Como directora de un curso a corresponsales, lo invité a dar una charla. Luego de la conferencia fuimos a almorzar. Inmediatamente comenzó a preguntarme si me masturbaba, a decirme que no me veía bien, que estaba seguro de que mi novio no me satisfacía, y a contarme sus inclinaciones sexuales. Le dije que no me interesaba hablar de nada de eso, pero él no se detuvo. Luego de ese episodio, comenzó a enviarme mensajea. ‘¿Hiciste los deberes?’, me preguntaba. Se refería a lo que me había dicho en ese almuerzo: si me había masturbado frente al espejo”, explicó.
Otro testimonio, relató: “En 2008 llegué a Túnez junto a uno de mis jefes para cubrir el viaje de la entonces presidenta Cristina Kirchner. Ahí conocí a Brieger, que era parte de la delegación. Al día siguiente, él me dijo que no podía asistir al encuentro con la mandataria, me pidió que le compartiera el audio y me dio su número de habitación. Subí, con la computadora en la mano, a dejarle el audio como favor de colega. Al llegar a su habitación, veo que tenía la puerta entreabierta. Me lo encuentro desnudo, recostado sobre el respaldo de la cama, tapándose con una sábana, masturbándose mientras me hablaba. No recuerdo cuanto tiempo me quedé ahí ni lo que me dijo. Me fui y nunca más le volví a hablar”.
Una de las mujeres también indicó que cuando tenía 25 años y daba sus primeros pasos en el periodismo, lo contactó para dedicarse al periodismo internacional. “Me dijo que no tenía nada concreto para ofrecerme, pero que podía ayudarlo con las noticias sobre Siria, algo que comencé a hacer sin percibir un salario. Este trabajo no remunerado se mantuvo unos meses y a la par cursé su materia de Sociología de Medio Oriente (UBA). Un día fui a hacerle una entrevista para un portal digital en el que trabajaba. Me citó en el centro cultural Caras y Caretas, donde hacía su programa de radio. Fuimos al hall y mientras lo entrevistaba se masturbó ahí mismo, delante mío, mientras yo le pedía por favor que no lo hiciera. Había gente cerca, pero no le importaba nada”.
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“Lo contacté para entrevistarlo. Me sorprendió su inmediata respuesta a mi correo, ya que era un sábado a la noche. Mucho más me sorprendió el tono de ese correo: me llamaba “ovejita” (la revista se llamaba Oveja Negra), me preguntaba qué estaba haciendo un sábado a la noche y me pidió que le mandara fotos. Comenté esto en la reunión de sumario con el equipo de redacción de la revista. Me ofrecieron no hacer la entrevista, o ir acompañada por uno de ellos. Sentí que ambas propuestas vulneraban mi capacidad de afrontar situaciones difíciles. Pedí que me acompañe el fotógrafo de la publicación, quien estaba al tanto de todo. La entrevista se hizo en la TV Pública, donde él era columnista internacional del noticiero de la noche. Al comienzo, todo fue normal, hasta que llegamos al camarín. Me hizo entrar y le cerró la puerta en la cara al fotógrafo. Se sacó los pantalones y quedó en calzoncillos, camisa y corbata. Eran unos calzoncillos grandes, de esos que tienen abierto adelante, que abrió aún más para mostrarme su pene. Me quedé helada, pegada contra la puerta, agarrando el picaporte”, cuenta otra de las denunciantes, en un hecho que habría ocurrido en 2010.
Además de estos violentos sucesos, en el informe presentado por Periodistas Argentinas hay otros 9 relatos de acoso. Aunque no hay una denuncia judicial, las afectadas esperan un pedido de disculpas y que los lugares donde trabajó el periodista se capaciten para que estas situaciones no vuelvan a pasar.
Fuente: TN
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