Semana Mundial de la Lactancia Materna: la conexión primaria entre el niño y la madre
La leche materna, alimento principal en los primeros seis meses de vida, genera un mejor desarrollo de los niños y da sensación de seguridad.
En los primeros días de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna para acompañar a las madre que se encuentran en este proceso de conexión y alimentación de sus hijos.
Al respecto, Patricia Fortina, licenciada en Enfermería, explicó en diálogo con El Marplatense que “la leche es una sustancia muy concentrada, rica en nutrientes y anticuerpos que además ayuda a alimentar y prevenir infecciones gastrointestinales, respiratorias, urinarias. Es decir que cubre todas las necesidades nutricionales para el crecimiento y desarrollo del niño, y además, previene enfermedades”.
Por lo que “fortalece el vínculo de la madre y el niño y la relación de apego que tienen entre ellos. En aquellos casos en que la madre por alguna razón no pueda tener un amamantamiento directo, de su pecho al niño, la mamadera cumple la misma función de apego porque la relación entre la persona que administre alimento, va a tener contra su cuerpo al bebé y generará esa relación íntima”.
Asimismo, “los estudios señalan que la calidad de la leche materna siempre es superior a la fórmula artificial. Si la madre no puede amamantar directamente de la leche, pero sí pudiera extraerla y aunque sea darla a través de una mamadera, siempre es la mejor opción”, declaró.
“En algunas instancias esto no se puede lograr y el niño de todas maneras consigue la alimentación que necesita”, agregó.
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Respecto al proceso, contó que “en primera instancia, las glándulas mamarias elaboran un líquido llamado calostro que es altamente nutritivo y exquisito en anticuerpos, bajo en grasas, rico en vitaminas, de fácil digestión y absorción para el recién nacido. Mucho más espeso y amarillo que la leche que se produce posteriormente, esto dura aproximadamente cinco días y luego se va adaptando a las necesidades, según el crecimiento del niño”.
De modo que “ayuda a prevenir enfermedades y obesidad, el niño toma la leche a demanda en como alimentación exclusiva hasta los seis meses y después se va incorporando de manera paulatina ciertos alimentos según indicaciones del pediatra”, resaltó.
No obstante, “a veces la lactancia materna no es fácil, la madre no produce suficiente leche, no baja la cantidad que necesita o al bebé le resulta difícil la succión y necesitamos un poco de ayuda. Hay grupos de apoyo, información sobre lactancia, voluntarias que enseñan a las madres las técnicas para que este amamantamiento sea lo más eficiente posible. No hay que sentirse mal como madre si no se logra en primera instancia porque siempre hay una solución”, reveló.
En consecuencia, “recomendamos que en el momento de la lactancia sea en un ambiente tranquilo, música suave, una temperatura cálida, tomarse el tiempo necesario para lograr esa conexión mientras el niño se alimenta, ese binomio madre e hijo o con la persona encargada de alimentar el bebé para tener esa relación íntima que le da seguridad al bebé”.
Entonces, “son distintas instancias que necesitamos y vamos a ir adaptando según la necesidad del niño. Lo más importante es que reciba su alimentación, tenga esa conexión que ayuda al desarrollo y crecimiento del niño. Tengamos en cuenta que es un escudo protector en todo sentido para el recién nacido”, definió.
“Se estima que hasta los seis meses es alimentación exclusiva, hasta el año está bien, y algunas madres prefieren administrarla hasta los dos años de edad. Eso depende de la decisión de la madre y el pediatra que le va a sugerir cuál es la mejor opción”, concluyó.
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