“Siempre el terror es simbólico, tiene una dimensión, habla de otra cosa”
Luciano Lamberti es un escritor argentino de literatura de terror y fantástica. Ganó el Premio Clarín Novela 2023 con su libro Para hechizar a un cazador.
Con libros como Gente que habla dormida o La masacre de Kruguer, Luciano Lamberti se convirtió en uno de los referentes de la literatura argentina de terror y fantástico. En 2023, de hecho, ganó el Premio Clarín Novela 2023 por Para hechizar a un cazador, una novela en la que fusiona sus géneros habituales con la historia argentina, los 70’s y la dictadura. Es que para el autor “siempre el terror es simbólico, tiene una dimensión, habla de otra cosa”.
En Para hechizar a un cazador, una chica de 40 se encuentra con una mujer que le dice que en verdad su identidad es otra, no la que ella creyó toda su vida. Allí arranca un relato que se imbrica con elementos metalingüísticos a partir de una novela que sucede dentro de esta novela, que es la verdadera historia de terror. “Si cuento demasiado se van a perder de deliciosas sorpresas”, contó Lamberti entre risas.
En diálogo con Los datos del día por Radio Mitre Mar del Plata, el escritor contó que con esta historia buscó fusionar la historia con minúscula, que es la trama de la novela, con la historia con mayúsculas, que son los 70’s, la dictadura, algo que va como un telón de fondo. “Mi idea era que para asustar básicamente tenés que conocer a los personajes, la historia tiene que ser atractiva afuera del elemento sobrenatural. Aunque todo apunta al elemento sobrenatural, a mí me gustan las novelas de terror que son novelas, que no son simplemente saltos para que la gente se asuste”, resaltó.
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Es interesante en la obra de Lamberti la forma en que utiliza los recursos literarios y los mezcla con elementos más realistas. Para el escritor esto es así porque “siempre el terror es simbólico, tiene una dimensión, habla de otra cosa. Cuando pasó lo de la pandemia mi hijo empezó a tener miedo de la oscuridad o a una puerta cerrada. Y mi psicólogo me decía que estaba procesando la pandemia con eso. Con ese miedo a algo que no podía nombrar”.
¿Cómo surgió en vos esa necesidad de aplicar elementos realistas?
-El terror es un género que hasta hace algunos años tendía hacia una forma bastante tradicional. Uno lee una novela contemporánea de terror norteamericana y son tradicionales. Lo que quise hacer siempre fue mezclar cierta cuestión formal, entre grandes comillas experimental, de trabajar con las tradiciones que no son propias del terror. Por ejemplo, Puig, que es un escritor que no tiene nada ver con el terror, pero que tomaba géneros populares y los resignificaba en sus novelas.
¿Qué creés que aporta esto al género?
-Es importante trabajar con ese horizonte como para sentirlo propio, tomar ese género que siempre tiende a contar una historia de principio a fin y darle otra pátina, aprovechando que el lector tiene cierto training de ver series y ya está entrenado en los jugos formales.
EL TERROR DESDE ADENTRO
Siempre llama la atención sobre aquellos autores dedicados al terror, pensar en la forma que conviven continuamente con lo horroroso. Un escritor de terror ¿tiene miedo? ¿A qué le tiene miedo? “Fue cambiando con el tiempo -destacó Lamberti- En principio, de chico, me asustaban algunas cosas y, de grande, los miedos de adulto tienen que ver más con la paternidad y con la seguridad económica. Esa clase de cosas”.
¿Cómo fueron tus comienzos en la literatura de terror?
-Publiqué un primer libro de cuentos, que era entre comillas realista, que se llamaba El asesino de chanchos, y era un poco sobre lo que había dejado el menemismo en la pequeña ciudad de donde venía, San Francisco en Córdoba. Después de eso, año 2012, escribí otro libro y pensé en usar otros recursos que había aprendido escribiendo realismo para escribir género. Sobre todo, para volver a situaciones de la infancia de ser un gran consumidor de literatura fantástica y de cine no siempre clase A, fantástico, cine clase B. que me había formado.
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¿Cómo resultó esa educación a tu formación?
-Lo que dice Mariana Enríquez es que nuestra generación no distinguía entre alta y baja cultura, son consumos culturales. Entonces uno pudo leer una novela de gran legitimidad y después ver Tiburón en la tele, no había como esa diferencia que por ahí sí había en generaciones anteriores. Entonces hay una forma muy descontracturada de pensar los géneros y muy interesante. Hay muchos autores argentinos que están trabajando cuestiones parecidas.
¿Hay un auge de escritores argentinos de terror?
Imagino que la historia de la literatura es medio pendular, lo que prima es el realismo y el fantástico. De cualquier forma, los escritores argentinos canónicos, Cortázar, Borges, Bioy Casares, son todos escritores del fantástico. No hay que olvidar eso, no es algo que nadie haya descubierto en los últimos años. No sé por qué ahora la gente vuelve a eso, yo no lo hago por la gente, lo hago porque me gusta hacerlo y la paso bien con eso. Y si se pasa de moda y otra vez la gente empieza a leer novelas realistas de gente que se divorcia, seguiré haciendo lo que me gusta hacer.
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