Tipos de masajes y sus funciones
Existen diferentes técnicas que se emplean de acuerdo a la patología de cada paciente. Alivian, relajan y pueden provocar un efecto inmediato.
Se entiende por masaje al conjunto de manipulaciones realizadas en distintas partes del cuerpo con fines terapéuticos, deportivos o estéticos ya sea de forma directa o reflejo.
Especialistas en estética afirman que luego de tratar una zona del cuerpo mediante masaje se obtienen siempre una serie de efectos comunes que incluyen: aumento de la circulación sanguínea y linfática, descongestión de la zona tratada, relajación y sedación, evacuación de grasas y líquidos, regulación del flujo energético y disminución del dolor.
Existen distintos tipos de masaje de acuerdo al objetivo a tratar:
Relajante: está indicado para ciertos trastornos del sistema central nervioso y periférico tales como el estrés y la ansiedad. También en alteraciones de sueño, agitación, agotamiento físico, etc. Dentro de este tipo de masajes se incluyen el sueco, piedras calientes o de tejido profundo entre otros.
Sedante: se aplica en personas que tienen gran dolor. Requiere de unas condiciones de ambiente adecuado y puede ser combinada con disciplinas como la musicoterapia.
Se aplica mediante manipulaciones suaves, de ritmo lento y superficiales con extremado tacto sobre zonas muy concretas para conseguir la relajación deseada.
Tonificante: se utiliza para fortalecer los músculos y devolverles su capacidad de contracción. Las maniobras incluyen balanceos, sacudidas, fricciones, pellizqueos, cacheteos, etc.
Descontracturante: se emplea para músculos tensos, dolorosos y contracturados y en personas que realizan esfuerzos físicos severos o forzosos ya sea por su trabajo, por el ejercicio físico o por su estado nervioso.
Circulatorio: es beneficioso para la circulación venosa, arterial y linfática. Con él se favorece y se activa el riego sanguíneo y linfático, ayudando a la eliminación de toxinas y mejorando el intercambio de gases y nutrientes. Está indicado para gente sana o para la preparación de algún tipo de ejercicio físico en general.
Anticelulítico: se realiza para mejorar el tejido conjuntivo y adiposo, facilitando la reabsorción de líquidos y de los acúmulos de celulitis.
Terapéutico: se utiliza para la mejora y curación de determinadas alteraciones físicas. Busca los acortamientos musculares y las compensaciones que el cuerpo necesita adoptar para mitigar la sensación del dolor.