Tomaba sol en su jardín y el cuerpo de un hombre cayó desde un avión
La Policía Metropolitana de Londres informó el domingo que el cuerpo de un hombre no identificado fue encontrado en el jardín de un complejo residencial en la zona de Clapham, en el sur de la ciudad. Se cree que cayó de un avión. Y desde entonces la población del lugar oscila entre la conmoción por lo ocurrido y lo misterioso del evento.
De acuerdo con las primeras informaciones, el descubrimiento del cuerpo (que correspondería a un clandestino caído de un tren de aterrizaje de un vuelo de Kenya Airways con destino al aeropuerto de Heathrow) provocó también pánico debido a que la víctima cayó en el jardín de una casa donde un hombre tomaba sol.
Un vecino explicó que oyó un gran ruido y miró por la ventana. "Al principio, pensé que era un vagabundo que dormía en el jardín. Miré más atentamente y vi que había sangre en todos los muros. Entendí rápidamente que había caído", declaró el testigo, que además aseguró que vio a su vecino "conmocionado". "Tomaba sol y [el hombre] cayó a un metro de él", contó.
Según el relato, el cuerpo descendió con tal fuerza que dejó un agujero en el pasto y en una losa del jardín. Por su parte, los investigadores creen que "el hombre era un pasajero no autorizado y que cayó del tren de aterrizaje", indicó ayer Scotland Yard. "Una bolsa, agua y comida fueron descubiertos en el compartimento del tren de aterrizaje", explicó la Policía del Reino Unido.
Hasta ahora las autoridades no proporcionaron la identidad del individuo y aclararon que se realizará una autopsia para determinar la causa de la muerte.
Si bien la noticia generó sorpresa, no es la primera vez que ocurre un episodio de este estilo. En estos últimos años, se produjeron varios incidentes similares alrededor de Londres. En 2012, el cuerpo de un hombre originario de Mozambique de 30 años fue localizado en una vereda de East Sheen; había caído de un vuelo de British Airways procedente de Angola.
Viajar de forma clandestina en el tren de aterrizaje de un avión es extremadamente peligroso. Los expertos creen que tres cuartos de los pasajeros que lo hacen no sobreviven por el frío y la falta de oxígeno cuando el avión alcanza la altitud de crucero.