Tumbando el Trap
Por Lucía Falchini
Es casi medianoche. El invierno y el frío que invade a Mar del Plata es más fuerte de lo habitual, pero parece no detener la peregrinación de jóvenes que se reúnen en la puerta de GAP para ingresar a una fiesta de trap.
Casi no entiendo qué está pasando. Parece, como frase trillada, que todos los que asistirían solo estaban enfocados en vivir el momento. No había prisa, solo espera, para que finalmente abran las puerta y los DJs hagan scratch en la primera de las infinitas canciones que sonarían durante toda la noche.
La New Age del rap
El trap es un subgénero que surge a partir del rap y sonidos electrónicos. En el país supo ganarse su espacio en los últimos años copando los primeros lugares de rankings en las plataformas digitales. Pero sobre todo creando una cultura musical que se basa en la transmisión de aspiraciones e ideales de jóvenes, nativos digitales y de toda una generación que adaptó sonidos de otros géneros y alcanzó un estilo propio.
Sus melodías, además de pegadizas, dan cierta sensación de melancolía. Los sonidos son sintetizados, comprimidos y ecualizados, y la mayoría de sus cantantes usa autotune, un efecto de distorsión vocal que les permite llegar a una afinación mucho más precisa.
Las letras acostumbran ser oscuras. Quienes exploran el mundo under del trap suelen no haber tenido una vida fácil y lo vuelcan en la música. Su lenguaje ya se volvió universal pero cada país acentúa determinadas expresiones que además de tomar lugar en las canciones, se vuelven parte del diccionario expresivo actual de los adolescentes.
El arte no tiene distinción de género y el trap no es la excepción, pero la realidad es que hasta hoy y a nivel popular, se ven a más hombres en la escena. Seguramente eso cambie cuando la Cámara de Diputados apruebe la ley que busca incorporar un cupo femenino mínimo del 30% en todos los eventos musicales del país que convoquen a más de tres agrupaciones musicales.
Aunque ninguna de esas estadísticas le impidió a la jujeña Julieta Cazzuchelli (Cazzu), de hacerse su propio espacio en la movida, gracias a la búsqueda inexorable y trabajo personal, que la terminó consagrando como la referente flex más importante del ambiente.
Estudios caseros, nuevos talentos y cultura millennial
El día anterior a uno de los eventos de trap más convocantes del país, conocí a Daka y Krom, trapistas locales de Made Darkness. Todos los artistas del género utilizan un alias para darse a conocer a través de las redes sociales y buscan que esos nombres sean “raros pero fáciles de recordar”.
La tecnología tomó un papel importante en el impulso del trap. Facilitó que salgan a la luz talentos, con poco dinero, montando estudios caseros de grabación. La creatividad y el empeño, se tornaron el arma más valiosa de la generación que supo ganarse un espacio y romper con estereotipos socioculturales sobre la exploración de otros campos musicales explotables.
Los músicos locales hicieron hincapié en que el trap es su estilo de vida y que lo hustlean, es decir, que hacen lo que sea para poder vivir de eso. Por eso fomentan la producción entre amigos y conocidos, y cada vez que tienen dinero, lo reinvierten en alguna nueva tecnología de grabación.
Entre los performers más conocidos del país se destacan Duki, Neo Pistea, Marciano, Khea, Ysy A, Cat7iel y Cazzu, que también tienen reconocimiento y proyección internacional. Sus perfiles de Instagram tienen millones de seguidores, al igual que los videos de Youtube en los que frecuentan hacer feats con más de un artista y allí es donde, por lo general, las reproducciones se disparan.
Una de las canciones con mayor empoderamiento del flow nacional es "Tumbando el Club Remix" de Neo Pistea. El impacto fue más grande porque contó con la colaboración de Cazzu, Obie WanShot, Khea, Duki, Ysy A, Lucho SSJ, C.R.O, Marcianos Crew & Coqeéin Montana y se la considera como el himno del trap argentino.
Ya limpiamos a esos fakes, nosotros somos la ley
Eran las 3 de la mañana y el aire se renovaba. "Tengo la actitud para hacer que me respeten. Soy inteligente, negocio con giles. No quiero más amigos, yo quiero más miles. Si no quieren perder, mejor ni nos miren", se escuchó y el lugar explotó porque no había ni un alma que no supiera lo que estaba pasando.
Make up dark a lo niña emo, pantalón y campera holgados y con dos colitas, Cazzu se subió al escenario y acompañó al DJ mientras agitaba al público. El clima estaba más caliente que nunca. De fondo sonaba Chapiadora, el hit que la lanzó a la fama a principios de 2018 y la consagró como la jefa de "toda la shit".
Con dos discos en su haber y numerosos sencillos lanzados, que incluyen feats con artistas de renombre mundial como Bad Bunny, Leny Tavárez, Maikel Delacalle, Alex Rose y hasta la argentina Jimena Barón, la carrera de más de diez años de la jujeña presenta versatilidad y crecimiento profesional.
“Fui mi primera inversora, plata que hice, plata que invertí en vídeos y canciones”, contó Cazzu en alguna entrevista. Todo ese esfuerzo lo ve reconocido cada vez que pisa un escenario, porque se logró ganar el respeto del público y de sus compañeros.
En el ambiente del trap en vivo es común encontrarse con escenarios súper poblados con más de 15 personas que se van rotando para actuar, y que una vez que lo hacen, se quedan en él para bancar al resto mientras alborotan al público.
Cuando sonaba alguno de los hits de Cazzu, la jefa agarraba el micrófono y escupía pura adrenalina. Era la más esperada y la euforia de la gente confirmaba lo que todos sus colegas predicaban. Ahora Mar del Plata estaba frente a la Reina del Trap.
“¿A qué le tienen miedo? La nena va a quedarse con su trofeo, yo te avisé no me miren feo”, se escuchó a eso de las 5.30 de la mañana. La energía no bajaba y Cazzu menos.
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Es casi de mañana y el invierno sigue en la ciudad. El escenario se fue vaciando de a poco, pero el arraigo de la juventud estimaba ser progresivo. La evolución musical por descubrir es larga y todavía faltan ver nacer nuevos talentos. El trap llegó. Y todo hace indicar que va a quedarse por un largo rato.