UPD: “Si nos involucramos todos y le damos la contención necesaria, es una celebración”
La directora del Nivel Secundario del Colegio IDRA, Laura Iciart, consideró a este festejo como “un gran desafío”. Y dijo que desde la institución uno de los trabajos es hablar con las familias.
Desde hace más de una década se celebra entre los estudiante del Nivel Secundario que comienzan el último año de estudios el denominado Ultimo Primer Día (UPD), un festejo que genera tanta emoción entre los jóvenes como tensión con los vecinos, y que motiva un amplio operativo de seguridad por parte de la Municipalidad y la atención de los directivos de los colegios. “Es una alegría ver festejar a los alumnos con el cuidado y el respeto que todos merecemos”, confió Laura Iciart, directora del Nivel Secundario del Colegio IDRA.
Como viene ocurriendo cada año, los estudiantes se reúnen en algún espacio y luego se juntan en un punto neutral de la ciudad, como puede ser la Plaza San Martín o Plaza España, y desde ahí se movilizan hasta la institución. “Eso es muchas veces lo que provoca mayor molestia para los vecinos. Estamos hablando de grupos de estudiantes cantando a las seis y media de la mañana y luego al llegar a la institución a veces se contratan murgas o incluso hinchadas de la ciudad ofrecen sus redoblantes y cantan con los chicos”, comentó la docente.
Licenciada en ciencias de la educación, Iciart confió en diálogo con Los datos del día, por Radio Mitre Mar del Plata, que “la verdad es un entorno bastante complejo, sobre todo de fragilidad. Uno entiende el festejo de los chicos, pero por el otro lado hay una dualidad y trabajamos mucho con ellos y con las familias el concepto de celebrar y festejar”.
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En cuanto a los preparativos que realizan desde la institución sobre el UPD, al que consideró “un gran desafío”, la directiva del IDRA recalcó que “como hábito en la institución diagramamos propuestas que incluyan el diálogo como eje central con la familia, con los estudiantes, que son los protagonistas de este evento, y para reflexionar un poco en torno a lo que son las políticas de cuidado, de ellos como sujetos y también del contexto, de la comunidad”.
Iciart confió que “las familias, los adultos, no están de acuerdo” con el UPD, pero sin embargo es una tradición que se ha instalado “desde ya hace más de una década”. Por eso, consideró que “siempre que las familias se involucran, es un espacio cuidado. Si los docentes se involucran, hay una mayor medida de reflexión”. Y recordó que desde Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires se envía un comunicado que acompaña a los docentes y a los directivos con ideas para ver cómo pueden acompañar.
“Las recomendaciones tienen que ver con concientizar. El UPD es un momento en la vida de nuestros estudiantes y uno trabaja con políticas de cuidado toda la adolescencia. Sabemos lo que implica trabajar con adolescentes, los riesgos a los cuales hoy en día los chicos están expuestos, entonces es un trabajo mancomunado, no es una vez en los seis años que dura la secundaria”, comentó la docente.
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Según su experiencia, y resaltando que desde la Municipalidad se contribuye con un operativo de seguridad, “la gran clave siempre es el diálogo con la familia, esa distancia óptima entre que el adolescente tenga su libertad y estar presente. Hay un montón de riesgos que como ciudadanos estamos expuestos. Entonces hay una organización que ha ido creciendo con el tiempo en términos locales, para poder acompañar a los padres y a los colegios también”.
Si bien la sensación es que cada año los alumnos corren los límites y desafían más a la autoridad, para la directiva del IDRA “depende la promoción claramente” y reconoció que “las redes sociales y ver quién es el que más desafía la norma y cuántos likes consigue, no deja de ser algo que promueve o que provoca a los estudiantes a ir por más”.
Para Iciart lo fundamental es “trabajar mucho en esa reflexión, en la toma de decisiones conscientes en ese momento. El adolescente por sí carece de ese sentido adulto para poder entender qué es lo que tiene que hacer. Entonces, es importante esa distancia óptima entre el adulto y también concienciarlo sobre los riesgos. Porque es una edad donde uno cree que no le va a pasar nada”.
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Según la especialista, “hay un respeto que me parece que es lo transversal, y fundamental, a la comunidad. Y no solo a la que forma parte de la escuela, sino a la comunidad de alguna forma indirecta: los vecinos que también tienen otra vida, la gente que simplemente se mueve por la ciudad. Reflexionemos sobre esto, la celebración de unos, pero el respeto hacia los otros que también tienen su vida en movimiento. Si nos involucramos todos y le damos la contención necesaria, es una celebración, es una alegría ver festejar a los alumnos con el cuidado y el respeto que todos merecemos”.
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