Es importante conocer que el uso y a veces el mal conocimiento de su importancia genera un impacto en nosotros, nuestro inconsciente y actos cotidianos que pueden ser beneficiosos o a veces, aunque no queramos perjudiciales. 

Antes debemos entender que no podemos estar al pendiente de nuestra cotidianeidad a cada instante, debemos fluir con la vida y permitirse reconocer lo importante que es equivocarse, aunque cueste, duela y no nos guste reconocerlo. 

¿A qué nos referimos con los adjetivos, sustantivos y verbos, para nuestra vida?, que lejos de una clase de semántica o lengua y literatura nos ayuda a comprender cómo nos comportamos, percibimos y quienes somos, para nosotros mismos y los demás.

Cuando hablamos de sustantivos, hacemos referencia a nuestra propia percepción, que rol ocupamos, pero más en profundidad es nuestro autoconocimiento; cuando hablamos de adjetivos, mencionamos cómo nos insertamos en la sociedad, la característica del quien soy, algo que le pone límites a nuestra inmensa capacidad de ser, y con el verbo hablamos de cómo actuamos, lo que hacemos con nuestros propios preceptos, concepciones y las que los demás perciben de nosotros. 

Todo esto parece un trabalenguas, pero es mucho más simple, permitirme demostrártelo, el sustantivo vendría a ser quien soy; el adjetivo, lo que soy; y el verbo lo que hago. Quizás parece irrelevante pero continuamente estamos lidiando con eso, sobre todo cuando en algún momento de nuestro ambiente, permitimos que uno se interponga algo sobre el otro, y peor aún, cuando dejamos que opinen sobre nosotros mismos y eso condicione nuestro presente. Cada opinión es meramente subjetiva y condicionante de un pasado que ya ocurrió y que solo está en nosotros mismos poder llevar a cabo una valoración, no hacerla personal y no tomarla como algo determinante para nosotros. 

¿Como lograrlo? Primero entendiendo que la práctica del autoconocimiento exige una responsabilidad más grande que un simple mantra para lograr una meta egoísta, Yo Soy. Al respondernos eso, empezamos a entender que no es solamente a donde queremos destinarnos, sino que nos da la herramienta de mostrarnos el mapa donde estamos parados y hacia dónde queremos ir, corregir el rumbo a tiempo, aprender de los errores, y tomar la responsabilidad sobre nosotros mismos. Es ahí donde el sustantivo nuestro toma el protagonismo. Cuando nos referimos de los adjetivos, vamos hacia lo que somos, esos rótulos autoimpuestos o que nos imponen según los vínculos, es acá donde la gran mayoría recae siempre, etiquetas; yo soy así, títulos logrados, ideologías, conductas y patrones repetitivos, lo bueno de todo esto que eliminando la etiqueta, mirándonos al espejo desde una contemplación y reconociéndote en la imagen que ves reflejada es la correcta la que queres para vos o no, y es ahí donde todo encaja, donde sabiendo el sustantivo, reconociéndote o no en los adjetivos, podes seguir creciendo, y obrando. Los verbos, coda fundamental que refleja todo en algo concreto, lo que le da la congruencia a nuestras palabras e imágenes; si lo que hacemos con lo que somos coincide. Todo acto estará condicionado por ese subconsciente que fue siendo moldeado anteriormente, y como todo puede ser acentuado o corregido según nuestro bienestar cotidiano o si hay cosas que nos perturba.

Para finalizar, lo importante y fundamental, es ¿qué tanto permitís y te das lugar a crecer, estas donde te gusta? ¿sabes que es lo que te gusta? ¿haces lo que te gusta? Tu resultado te dará la respuesta que necesitas acá y ahora. Tenes esta vida para experimentar y hacer algo con ella, no permitas que el pasado te condicione, ya sucedió, es hora de ser y hacer algo con lo que quizás te estas preguntando hace mucho. 

Al fin y al cabo, la vida es también una clase de lengua y literatura. 
 

Temas

• Salud

AUTOR

Martin Alejandro Menecier Stimler

Profesional en salud mental y social, comprometido en el acompañamiento de lo individual y en conjunto.

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