Violaciones grupales, ejecuciones y profanaciones post mortem: el impactante informe del Parlamento británico sobre el ataque de Hamas del 7 de octubre
La investigación sobre el ataque terrorista expone una ofensiva planificada con ensañamiento deliberado, enfocada principalmente en objetivos civiles israelíes. El documento completo
Parlamentarios británicos elaboraron un impactante informe de más de 300 páginas que documenta con pruebas forenses, testimonios e imágenes los crímenes cometidos por Hamas y otros grupos terroristas palestinos el 7 de octubre de 2023. La investigación detalla asesinatos masivos, violaciones sistemáticas, mutilaciones, profanación post mortem y uso de propaganda digital. Entre las víctimas hay bebés, sobrevivientes del Holocausto y jóvenes del Festival Nova. También se señala la implicación de empleados de la ONU y la participación de civiles gazatíes.
El documento titulado The 7 October Parliamentary Commission Report, conocido también como The Roberts Report, fue elaborado por la Comisión Parlamentaria del 7 de Octubre, presidida por Lord Andrew Roberts of Belgravia e integrada por miembros de ambas cámaras del Parlamento británico.
Redactado entre enero de 2024 y enero de 2025, la investigación busca preservar un registro histórico riguroso de los ataques ocurridos el 7 de octubre de 2023, frente al surgimiento de narrativas que niegan o distorsionan los hechos. “Este informe busca asentar pruebas irrefutables, ahora y para el futuro, de que casi 1.200 personas inocentes fueron asesinadas por Hamas y sus aliados, en escenas de barbarie que no se veían desde la masacre de Nankín en 1937″, afirma en su introducción.
En las primeras horas del sábado 7 de octubre de 2023, Hamas y otras facciones armadas palestinas lanzaron una ofensiva coordinada contra el sur de Israel que, según el Roberts Report, constituye uno de los atentados terroristas más letales de la historia contemporánea. El informe documenta que 1.182 personas fueron asesinadas, más de 4.000 resultaron heridas, y 251 fueron tomadas como rehenes, incluidos 41 cadáveres que fueron secuestrados junto con los vivos.
El informe establece que esta ofensiva representa el mayor asesinato masivo de judíos desde el Holocausto, y lo sitúa como el tercer atentado terrorista más mortal a nivel global en términos absolutos, y el más mortífero per cápita, ya que uno de cada 10.000 ciudadanos israelíes fue asesinado ese día.
Entre los muertos, el 73% eran civiles (863 personas) y el 27% correspondía a personal militar o de servicios de emergencia. Del total de víctimas, 316 eran mujeres y niños, lo que representa el 27% de los muertos, y 102 mujeres y niños fueron secuestrados vivos, es decir, el 49% de los rehenes. La víctima más joven fue una bebé de 14 horas de vida, herida por una bala dentro del útero de su madre, quien fue asesinada mientras se dirigía al hospital. Y la víctima más anciana fue una sobreviviente del Holocausto de 92 años, asesinada en el kibutz Holit.
Los métodos de asesinato fueron múltiples y deliberadamente crueles: disparos a quemarropa, incendios, granadas, armas antitanque (RPG), mutilaciones y asfixia. Muchos cadáveres presentaban signos de violencia sexual, profanación post mortem y otras formas de ensañamiento. De hecho, la identificación de víctimas se vio dificultada por el estado de los cuerpos, y en muchos casos solo pudieron ser identificadas meses después mediante fragmentos dentales o restos óseos.
Las consecuencias del ataque se extendieron más allá del número de muertos. Según el informe, Israel vivió una situación de trauma colectivo, con casos de estrés postraumático (PTSD) y suicidios que llevaron a los expertos a calificar los hechos como un “trauma de masas” para la sociedad israelí.
Planificación secreta
Según la reconstrucción de los parlamentarios británicos, el ataque comenzó a las 6:29 horas, con el disparo masivo de cohetes desde la Franja de Gaza hacia el sur de Israel y otras regiones del país. Este bombardeo inicial buscó saturar el sistema de defensa aérea y paralizar la capacidad de respuesta. Se contabilizaron 3.873 cohetes lanzados solo ese día, más otros 987 en los dos días siguientes. Las alarmas se activaron en 498 comunidades, afectando al 75% de la población israelí.
Simultáneamente, comandos armados infiltraron Israel por tierra, aire y mar, a través de 119 puntos de ruptura en la valla fronteriza. Hamas utilizó drones para desactivar torres de vigilancia, parapentes para ingresar desde el aire, y lanchas rápidas para desembarcar en playas como Zikim. “El objetivo de esta maniobra múltiple fue sorprender y abrumar a las fuerzas israelíes, creando un colapso defensivo”, reseña la investigación.
La ofensiva se dirigió contra 55 objetivos, que incluyeron: 32 comunidades civiles (kibutzim y moshavim), 3 ciudades (Sderot, Ofakim y Netivot), 2 festivales de música (Nova y Psyduck), 15 instalaciones militares, y múltiples intersecciones clave de rutas, entre ellas la carretera 232, utilizada por civiles como vía de escape.
Los atacantes ingresaron casa por casa, asesinaron, secuestraron, saquearon y quemaron viviendas. Las localidades más golpeadas fueron Be’eri, con 99 muertos; Kfar Aza, con 62; y Nir Oz, con 75 rehenes vivos y 7 cuerpos secuestrados. Estas incursiones fueron ejecutadas con armas ligeras, granadas, explosivos diseñados para abrir puertas de refugios seguros (mamad), y lanzacohetes RPG.
La violencia no se limitó a zonas rurales. En Sderot, 13 jubilados fueron asesinados en una parada de autobús. En Ofakim, los atacantes penetraron 21 kilómetros dentro de Israel. En Netivot, aunque la infiltración terrestre fue repelida, varios civiles murieron por impacto de cohetes.
Uno de los focos más letales fue el Festival Nova, cerca del kibutz Re’im. Más de 370 jóvenes murieron, algunos ejecutados mientras huían por campos, otros emboscados en la carretera 232 o asesinados dentro de refugios de hormigón donde se ocultaban. Los atacantes controlaron intersecciones clave, convirtieron los caminos en zonas de emboscada y dispararon a vehículos civiles con armas automáticas y granadas.
En paralelo, las fuerzas de Hamas asaltaron bases militares como Nahal Oz, donde mataron a 50 soldados, entre ellos 15 observadoras desarmadas. También atacaron el puesto de mando de la División Gaza en Re’im, estaciones policiales como la de Sderot, y cruces fronterizos como Erez y Kerem Shalom, dejándolos fuera de servicio.
El asalto continuó hasta el 11 de octubre, y algunas comunidades no fueron declaradas libres de infiltración hasta varios días después. Durante ese lapso, miles de civiles fueron desplazados de la zona fronteriza, en lo que el informe califica como una devastación sin precedentes de infraestructuras, vidas humanas y cohesión comunitaria.
Fuente: Infobae.
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