Vivir con miedo: las consecuencias de la pandemia en la salud mental
Suele decirse que el miedo paraliza. Pocas sensaciones tan displacenteras como la de verse inmovilizado por algo que atemoriza. Y la posibilidad de que un ser querido o uno mismo enferme y muera vaya si lo es.
Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró pandemia al COVID-19 el miedo se adueñó de gran parte de la población. El miedo a un virus desconocido, el miedo a enfermar, el miedo a contagiar a un padre o abuelo, el miedo a morir.
El estado de alerta, temor y de amenaza podría quizá englobarse como una situación de estrés: "Definitivamente se trata de situaciones estresantes. A veces hay una regla que usamos en neuropsiquiatría, que consiste en que no nos cuente tanto el paciente porque le pasa lo que le pasa, sino que nos cuente que le pasa", manifestó Pablo Bolognesi, médico psiquiatra (MP 95.599), en diálogo con El Marplatense.
"A veces nos quedamos mucho con la causa, que en este caso serían las restricciones, la incertidumbre, el miedo, el desempleo, los problemas económicos, la escolaridad, los chicos y demás. Básicamente todo esto nos lleva a lo mismo y es que son síntomas que son consecuencias del estrés", afirmó.
"En cuanto al elemento estresor, obviamente que cambia en cada caso, puede ser uno u otro, pero básicamente de lo que hablamos es de una situación de estrés crónico. Es decir que todas estas situaciones que estamos viviendo en definitiva lo que generan son cuadros de estrés crónico y eso puede generar múltiples consecuencias que pueden ser físicas y psíquicas", subrayó Bolognesi.
"Las físicas son las que habitualmente conocemos como las patologías cardiovasculares y otra muchas enfermedades. Con respecto a lo psíquico, aparecen los trastornos de ansiedad y los trastornos anímicos", destacó.
"El estrés crónico es ese estado de alerta ante una amenaza, una situación desafiante, ante un conflicto que se prolonga en el tiempo, mientras que el estrés agudo es ese estado de alerta que dura poco en el tiempo ante una situación que se resuelve rápidamente y es un mecanismo de supervivencia que es muy útil para el ser humano y muchas otras especies", señaló el médico psiquiatra.
"Obviamente que cuando la situación compleja, desafiante, amenazante se mantiene o se prolonga en el tiempo, es cuando comienzan los problemas y comienza lo que los médicos denominamos estrés o trastornos por estrés crónico, que duran semanas, meses y a veces años de evolución", aseveró.
"El nivel psíquico puede tener muchas consecuencias. Los trastornos de ansiedad son los más característicos, problemas para dormir, síntomas físicos de origen mental como las palpitaciones, sensación de presión en el pecho, de ahogo, de inestabilidad, sudoración y todos esos síntomas que a veces son muy intensos y generan una reacción de mucho miedo a morirse, como los ataques de pánico", detalló Bolognesi.
"Otras veces las reacciones están más contenidas, como cuando la persona se da cuenta de que está inquieta, que está más temblorosa, con el corazón acelerado, que tiende a transpirar sin llegar a tener un ataque de pánico, con problemas para dormir, problemas de concentración, de irritabilidad angustia, cansancio, desgano y una gran cantidad de otros síntomas", remarcó.
"Puede aparecer el empeoramiento de cualquier rasgo previo que pueda tener la persona, como las fobias, ansiedad, si es hipocondríaca se torna más hipocondríaca aún, si es obsesiva con algo, se torna mas obsesiva. Hay un montón de manifestaciones dentro de los trastornos de ansiedad, como la ansiedad generalizada que es el estado de alerta y de temor ante muchas cosas, como si suena el teléfono anticiparnos y pensar que va a ser una mala noticia. El pensamiento anticipatorio negativo ante cualquier cuestión", aseguró Bolognesi.
"La persona que sufre esto, está temerosa y preocupada por todo básicamente. Por la salud de la familia, por la salud propia, si suena el teléfono, la inseguridad, lo económico, todo es señal de que algo malo va a pasar para ellos. Están todo el tiempo esperando de que ocurra algún tipo de problema o de desgracia", afirmó.
"Finalmente tenemos el impacto anímico. A veces el estrés crónico genera directamente un trastorno anímico y otras veces generan trastornos de ansiedad que cuando se sostienen a lo largo del tiempo terminan afectando el ánimo y ya en ese momento estamos hablando de tristeza, desgano importante, perdida de interés, perdida de capacidad de disfrutar las cosas, pensamientos depresivos, con ideas de vacío, de falta de sentido en la vida, ideas de ruina, de desesperanza, alteraciones en el apetito, en el sueño, perdida de interés en socializar y demás", indicó el profesional médico.
Con respecto a si esto es algo que ocurre irremediablemente ante la situación de la pandemia y las restricciones, Bolognesi sostuvo que "considero que no, a pesar de que es muy difícil manejar una situación de tanto estrés como la que nos toca, que es inédita y sin puntos de referencia históricos como para pararnos más sólidamente ante todo lo que vivimos".
"Es muy difícil manejar todo esto, pero hay herramientas que son las herramientas clásicas que utilizamos y recomendamos en general para cualquier situación de estrés o trastornos de ansiedad o anímicos. Primero se debe consultar con los especialistas. La consulta en salud mental es fundamental y debería ser una consulta estándar como la que se hace con el clínico cuando nos hacemos un chequeo anual por ejemplo", remarcó.
"En lo mental muchas veces hay mucho prejuicio, porque suelen pensar que si consultas a un psicólogo o un psiquiatra es porque estás loco y esto lógicamente no es así. Lo cierto es que así como uno va al clínico por prevención, en el caso de lo psíquico también suele haber síntomas de los que uno puede no darse cuenta de lo que está ocurriendo", aseguró Bolognesi.
"Con respecto a lo psíquico o mental la consulta con el especialista es fundamental para detectar o para plantearle los síntomas que estamos teniendo y para que haya un adecuado tratamiento, más allá de si se requiere o no de fármacos o de un tratamiento de terapia con un psicólogo. Lo importante es que haya un abordaje a un tratamiento y a un seguimiento profesional", subrayó.
"También debemos destacar que hay medidas que uno tiene que tomar naturalmente, como tratar de aumentar la actividad física aeróbica dentro de las posibilidades y las patologías de base que pueda tener cualquier persona y dentro de lo que las restricciones permitan. La actividad física es muy importante, el contacto social nunca hay que perderlo, somos seres sociales y el afecto y el contacto social son vitales, más allá de que puedan ser no presenciales en este momento", detalló el médico psiquiatra.
"Son importantes también las actividades recreativas, cursos, talleres virtuales, actividades como la lectura, escritura, pintura y demás. Es importante también una calidad de descanso adecuada. Si uno no duerme bien es un motivo más que suficiente para consultar con un especialista, porque el descanso es fundamental, al igual que la alimentación y una correcta hidratación", concluyó Pablo Bolognesi.