“Yo tenía el sueño de ser jugador de fútbol, pero se me cambió”
Por Manuel Straccia
El fútbol lo apasionó desde chico y su mamá nunca le impidió practicar ese deporte que motivaba sus días. Así pasaron los años para Leo Di Scala, hasta que a los 17 años, un accidente le impidió hacer lo que tanto amaba.
En julio de 2016, un camión lo atropelló y debieron amputarle una pierna. En el momento, creyó que su vida se derrumbaba, pero con mucho esfuerzo, valor y buena predisposición, logró salir adelante. Hoy juega al básquet en silla de ruedas, realiza un curso de entrenador de fútbol y quiere continuar ligado al deporte.
“Es un golpecito que te da la vida, pero ese golpecito lo tenes que enfrentar y seguir adelante. Yo tenía un sueño que era ser jugador de fútbol, pero ese capaz no era mi sueño. Se me cambió”, contó Di Scala sobre su accidente en un mano a mano íntimo con El Marplatense. “Amo el deporte, amo el fútbol, pero por ciertas circunstancias de la vida no lo puedo hacer”, añadió.
Leo habla con la convicción de alguien que hizo de la superación a los golpes un hábito. En su momento recibió mucho apoyo, de familiares, amigos, deportistas del club de sus amores, Aldosivi, y de toda la ciudadanía, y asegura que eso le dio mucha fuerza. Ahora utiliza una prótesis para caminar y se mueve con ligereza. Volvió a su vida normal.
Claro que no fue fácil, sin el apoyo recibidio, no lo habría logrado "Sin eso yo hubiera pensado: 'no puedo jugar al fútbol, listo, hasta acá llegó mi vida'. Pero no, la vida sigue", aseguró.
Desde que le dieron el alta, jamás dejó de ir a la cancha para ver al "Tiburón". Si bien su carrera como jugador en Talleres de Mar del Plata debió terminar, su amor por el deporte fue más que las trabas que le impuso la vida. "Es una forma de seguir adelante con una gravedad así", aseveró.
“Yo quería empezar a hacer deporte en silla de ruedas, cuando estuve en el INAREP (Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur) practiqué básquet, pero cuando me dieron el alta no tuve la posibilidad de arrancar porque no tenía aprobación de un médico clínico”, describió sobre sus inicios en este deporte. Luego, llamó a Juan José Luis Campos, quien le consiguió todo para entrenar: “Vení la próxima semana al PAMI, a las 5, que empezás”, le dijo a Leo, a quien se le iluminaron los ojos.
Allí le prestaron la silla de ruedas y le enseñaron las reglas, difíciles de aprender de entrada para un futbolista nato. Di Scala destacó la habilidad de sus nuevos compañeros y espera aprender de ellos.
¿Cómo es, siendo futbolista de toda la vida, tener que acomodarte a este deporte?
Es difícil, más que nada porque el fútbol tiene mucho contacto, el básquet también, pero son otras reglas. Tengo que aflojar un poquito a la calentura, y aprender estas reglas. Sé que me va a llevar tiempo, pero me tengo que adaptar.
Hiciste un poco de básquet, y ya conociste al mejor basquetbolista marplatense que juega en la NBA… (Pato Garino)
Yo no sabía que iba a venir acá a Mar del Plata, me llamaron del Emder y me contaron que me quería ver y me iba a dar un presente. Yo mucho no conocía de básquet, pero se nota que es un gran jugador, que se merece estar ahí. Al terminar la entrevista que hizo me llamó y me dio una remera suya, de la selección. Charlamos un poco… y me dejó muy motivado para seguir con el básquet en silla de ruedas.
No es la primera camiseta importante que tenés, ya que los jugadores de Aldosivi te habían regalado una.
Si, estoy muy contento por aquel regalo de los jugadores de Aldosivi, muy buenas personas. Conmigo se portaron muy bien, estuvieron siempre al pie de cañón y su presente fue muy lindo.
¿Cómo cambió tu vida desde el día del accidente?
Es un golpecito que te da la vida, pero ese golpecito lo tenes que enfrentar y seguir adelante. Yo tenía un sueño que era ser jugador de fútbol, pero ese capaz no era mi sueño. Se me cambió. Y tuve que verlo de otra manera, buscar otro sueño. Amo el deporte, amo el fútbol, pero por ciertas circunstancias de la vida no lo puedo hacer. Tengo que seguir adelante en el deporte que más me guste, que yo me sienta cómodo y seguir aprendiendo.
¿Pensabas en los primeros momentos que ibas a volver a hacer deporte?
Yo pensé, por la ignorancia de no haber vivido una circunstancia así, que me faltaba una pierna, me ponían la prótesis y ya me iba a jugar al fútbol, pero no. Al ponerme una prótesis era difícil manejarla, llevarla adelante. Cierta gente se me acercó, me empezó a hablar y hacerme pensar de cómo seguir adelante y cómo manejarlo. Sin eso yo hubiera pensado: no puedo jugar al fútbol, listo, hasta acá llegó mi vida. Pero no, la vida sigue, hay otros deportes. Hoy en día los chicos discapacitados tienen la posibilidad de hacer otro deporte, no solamente básquet, hay miles de deportes para discapacitados. Es una forma de seguir adelante con una gravedad así.
¿Qué recordás del proceso de rehabilitación? Que lo hiciste en un periodo más corto del que esperaban los médicos.
Eso depende de cada uno. Yo me considero un chico que siempre va para adelante. Cuando llegue al Hospital Regional me hablaban de unos siete meses internado ahí, de los cuales estuve dos y medio. Me dieron la liberación para el INAREP y ahí también me hablaban de unos 4 o 5 meses de rehabilitación. Yo les decía que entendía su trabajo, pero ellos tenían que entender mis ganas de seguir adelante. Me hablan de un punto de médico, no me van a decir una mentira. Me decían esto no es la cancha, hay que ir con tiempo y paciencia. Pasaron casi tres meses y ya me dieron el alta porque estaba saltando por los pasillos.
¿Todo el apoyo recibido, de tu familia, tu novia, los jugadores, la gente, te motivó a recuperarte más rápido?
Si, seguro. El apoyo de la gente, nunca vi algo así, todavía me asombro de la gente que estuvo conmigo. Mi novia Solange siempre ahí al pie del cañón. Estuvo ahí para aguantar todos mis enojos, mis llantos. Mi mamá, toda la gente que me quiere, me mandaban mensajes, fotos, Mar del Plata se movió, los clubes se movieron para ayudarme. Les agradezco por estar así de bien y hacer todas las cosas que hago hoy, que hago más de lo que hacías antes.
¿Qué nuevas metas te estás proponiendo?
Ahora, mi meta es terminar el colegio, estoy en el último año. Estoy haciendo un curso de entrenador, quiero aprender más de fútbol, quiero enseñar mi poca experiencia que tengo y lo que pueda aprender. El día de mañana trabajar de eso y siempre en la vida quiero competir en algún deporte, que hoy es el básquet en silla de ruedas.
Leo Di Scala es un joven que sabe como seguir adelante. La vida lo golpeó de una forma muy dura, pero jamás se rindió. Ahora, más que nunca, seguirá persiguiendo su sueño. Tal vez no sea el mismo que tenía hace un año atrás, pero lo atesora de igual forma.