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    Erradicar villas

    03 de octubre de 2016 - 12:31
    Erradicar villas
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    En estos días hemos recibido en nuestra ciudad la visita de miembros del Banco Mundial y funcionarios correspondientes a la Subsecretaría de Vivienda y Hábitat de la Nación.

    La Municipalidad de Gral. Pueyrredon tiene una vasta experiencia en lo que respecta al tratamiento de la población que habita en forma precaria. La erradicación inconclusa de la Villa de Paso generó un ejercicio que dudo sinceramente exista en el resto del país.

    La movida se inició a mediados de la década del 90’ en un simple grupo de vecinos conscientes de su ciudadanía. Después de un duro trajinar con diversos cambios de caminos a seguir, se concluyó que la expropiación de los terrenos donde estaban asentadas las viviendas precarias daría al municipio la potestad para actuar con autoridad total.

    La expropiación conllevó la lógica ley provincial aprobada como corresponde por ambas cámaras legislativas, para ello hasta catastro provincial tuvo injerencia para no cometer errores irremediables.

    Luego la gobernación creó el plan Dignidad que no hizo honor a su nombre…, el mismo no tenía en cuenta los terrenos para las viviendas a construir, un total de quinientas. Este detalle obligó al municipio a conseguir las tierras y con ellas dotarlas de los servicios necesarios (abrir calles, electricidad, gas, agua corriente, cloacas) también hubo que conseguir la aprobación de hidráulica de la provincia con movimientos de tierra incluidos.

    Mientras esto se llevaba a cabo con distintos grados de continuidad e inconvenientes, la Municipalidad aportó junto a la provincia las asistentes sociales para radiografiar la villa de emergencia. La licenciada Graciela Crespo, profesional del municipio, encabezaba el equipo, hoy ya jubilada y reemplazada por la Lic. Alejandra Cuiña, quienes trazaron un perfil preciso que los habitantes incluso un plano descriptivo del asentamiento. Esta información es vital para llevar a cabo la tarea minimizando errores y potenciando los recursos invertidos.

    He sido testigo en estas dos décadas que llevamos en esta empresa de lo bien que han trabajado en la municipalidad al respecto y todo ha sido eclipsado por la faz política de la misma, dándole a construir las viviendas a gente incapacitada, o peor aún, mal intencionada, según como se la mire. El Instituto provincial de la Vivienda en todos estos años fue más obstáculo que ayuda y los políticos de turno, salvo honrosas excepciones, los más relevantes aparecieron solo para las fotos de las entregas de las viviendas en épocas electorales.

    En este derrotero los profesionales intervinientes han logrado una experiencia riquísima y solo en este plan llevan alrededor de cuatrocientos ochenta viviendas entregadas sin disturbio alguno, en orden y ubicando a la gente en lugares dignos.

    Es sabido que los conocimientos son transferibles y la experiencia hay que hacerla, esto hace que nuestra municipalidad cuente con una riqueza extra que no debe desperdiciar de lograr viabilizar los planes de los miembros y funcionarios que nos han visitado.

    Con respecto a la tan mentada función social de la vivienda no cabe duda alguna al respecto. La casa propia junto a la educación son los grandes desafíos para sacar a esos argentinos de la marginalidad y para ello voy a dar un solo ejemplo:

    Cierta vez que visité a algunos de los trasladados a una de las nuevas viviendas, por cierto muy sencillas, me llamó la atención el cuidado que hacían de las mismas y habiéndolos conocido en su antigua situación donde todo estaba tirado y en condiciones deplorables se me ocurrió preguntar ¿Por qué antes tenías todo desecho y ahora hasta cortas el pasto? La respuesta fue simple y contundente “Porque esto es mío”

    Es imposible entender qué siente alguien que está obligado a usurpar para vivir en condiciones marginales, donde las instituciones estatales no llegan y estar a disposición de los delincuentes sin más ley que la del más fuerte.

    La vivienda da pertenencia y esta responsabilidad, saca de la marginalidad al individuo y en alguna manera lo aburguesa, tiene algo para perder, antes de embarcarse en alguna locura lo va a pensar más veces.

    Hagamos votos entonces para que las autoridades actuales realmente tengan en cuenta lo que la sociedad les pidió: “CAMBIEMOS”, y aprovechen las oportunidades que se presentan para dar final feliz a los viejos buenos proyectos inconclusos como el descripto, y no desperdiciar esos recursos humanos logrados que nos pueden marcar un camino ya recorrido.

    He tratado de volcar en estas pocas líneas una apretada síntesis de un desafío que se ha dilatado en el tiempo lamentablemente y que no pocos dolores de cabeza ha traído. He insistido con un proyecto presentado en el Concejo Deliberante, que tuvo unánime aprobación, para realizar el mismo trabajo para con la Villa denominada Vértiz, asentada sobre los viejos rieles que llevaban el tren al puerto. No obstante soy optimista, no parece muy útil ser otra cosa…

    Hernán E. Alcolea


    Aclaración: los conceptos vertidos de quienes opinan son absoluta responsabilidad del firmante.


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