Cultura y anemia normativa
En mayo de 2016 se realizó el Seminario Internacional de Políticas Culturales organizado por la Casa de Rui Barbosa en Río de Janeiro. En el mismo los participantes debían exponer sobre experiencias culturales diversas y la suscripta presentó una investigación sobre el análisis de ordenanzas del Honorable Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredon, trabajo que tenía la finalidad personal de conocer el estado deliberativo actual del medio en que resido que resultó uno de los cuatro de Argentina seleccionados en dicho Seminario. Entiendo que las motivaciones que me hicieron llevar adelante esa tarea que venía analizando con anterioridad dan cuenta de una realidad local de la cual deseo compartir algunos datos así como las conclusiones arribadas en la misma.
En el año 2005 la UNESCO aprueba en París lo que constituye un hito a nivel mundial: la “Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales” y diez años después de ese acontecimiento ante la evaluación que realiza en su informe Anheier y Kononykhina (Unesco, 2015) se reafirma la necesidad de colaboración permanente entre el Estado y la sociedad civil para el diseño de políticas culturales. Esos diez años, de 2005 a 2015, fueron tomados como base para la investigación que dio como resultado el trabajo presentado. ¿Que había llevado adelante nuestro legislativo local respecto de ese diseño? La normativa cultural fue heterogénea. Se efectuó un análisis cuantitativo de 333 ordenanzas, decretos y resoluciones comprendidas, en ese lapso, dictadas en el Concejo Deliberante del Municipio clasificadas en grupos: Patrimonio, Estructura orgánica, promoción y espacio público y Convenios.
Las normas referidas a la preservación del patrimonio y la declaración de patrimonio histórico representan un 6,6% mientras que sobre patrimonio inmaterial un 2, 2% del total en el mismo período. La declaración de Patrimonio Cultural y Turístico a las actividades que realizan asociaciones artísticas de carnaval, murgas, comparsas, y otras son del año 2015.
Los reconocimientos a personalidades destacadas de la cultura, a través de la colocación de placas recordativas, la designación de “vecino destacado”, “visitante notable”, la imposición de nombres a salas de teatros o espacios urbanos, distinción al “mérito ciudadano”, declaración de “interés municipal” significan un 27%, el reconocimiento de pago a diferentes actores, músicos y contrataciones el 13,73%, y los premios a la producción artística y sus respectivos reglamentos, el 8,58%. Todo lo cual representa el 49,31% del total. Para la promoción de actividades, permisos para la utilización del espacio público y de inmuebles del Municipio para ferias de artesanías, manualidades y diseño, del libro, de y conciertos el 40%.
Para la estructura orgánica el 6, 43%, incluyendo en el año 2015 un concurso interno de oposición y antecedentes por única vez para cubrir cargos en la Escuela Municipal de Arte Dramático y la Escuela Municipal de Danza entre otras.
En cuanto a Industrias Culturales se crea la División Industrias Culturales en el 2013 y sobre Tics (0, 85%) las ordenanzas son de los años 2014 y 2015 cercanas al final de un mandato. Sobre el Teatro Independiente una ordenanza del año 2009 describe la designación de salas o espacios teatrales independientes, pero en el año 2015 recién se define que trata la “actividad teatral independiente”.
También se instituye en el ámbito del Partido de General Pueyrredon el Festival de Cine Marplatense con carácter permanente y se crea la Plataforma Municipal de Música, que incluirá archivos en formato MP3 o similares de artistas locales, creándose por decreto la Dirección de Programas Socio-Culturales y la División Formación y Producción Artística Social, éstos en el año 2015.
Otra lectura que nos interesó verificar en esta investigación es en relación a los años de elecciones municipales. Durante el período 2005-2015 hubieron tres elecciones -años 2007 (6,30%), 2011 (12,91%) y 2015(15,61%)-. Las ordenanzas referidas a cultura ascendieron exponencialmente en esos años.
De la presente investigación resulta que, existe una insuficiente gestión del gobierno para ampliar su concepción de las políticas culturales en el Partido de General Pueyrredon, y que las normas emitidas en el ámbito comunal tienen un espectro limitado al apoyo a las artes y al mantenimiento del patrimonio tangible reduciendo la cultura en esos términos, no constatando una apertura a políticas transversales ni al desarrollo de la diversidad cultural.
El resultado de este análisis afirma la necesidad de proporcionar nuevos enfoques para la realización de políticas culturales que impliquen no solo la diversificación de la legislación sino también la compilación, el seguimiento y la evaluación de impacto previo de las ordenanzas y el directo beneficio que operaría a favor de la cultura y la identidad del poblador, así como la integración de la actividad en los marcos de desarrollo sostenible y la apertura a la cooperación nacional e internacional.
También queda demostrado que en los años de elecciones municipales y con una apariencia más bien propagandística, se incrementan los reconocimientos, la creación de bandas, coros, o promoción de actividades, así como el pago de servicios a diferentes actores culturales. Además, en términos de participación, sigue siendo una convalidación de acciones ya encaminadas más que de intervención original y efectiva en la sociedad civil u organizaciones del tercer sector.
Resultan también mínimas las medidas que se encaminaran a la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales en el territorio del Partido, solo se otorgó en el año 2009 una “Distinción al Mérito Ciudadano” a dos hermanos que a través de un programa de televisión difundían la práctica del surf y otras actividades de entretenimiento.
Es evidente que son necesarios otros enfoques metodológicos y otras propuestas políticas para el diseño de políticas culturales que involucren e incorporen a los hacedores, creadores, y profesionales preparados en la temática. Es decir una transformación de las estructuras para que las políticas nos sean solo un mero maquillaje de sistemas patrimonialistas que incorporan en mínimos casos en su argumentación palabras como consenso, participación ciudadana y diversidad sin ejecutarlas en la realidad y menos aún ocuparse de conceptos tales como calidad de vida en el espacio público, fortalecimiento del tejido social, o del “buen vivir”.
Gabriela Costaguta
Técnica Universitaria en Gestión cultural / @gabycostaguta
Aclaración: los conceptos vertidos de quienes opinan son absoluta responsabilidad del firmante.