Cómo bajar la inflación, ahorrar e invertir en tiempos de crisis
En estos meses, nos ha sido difícil estar ajenos a las alzas de tarifas, a la escalada del dólar y al traslado de esa suba a la inflación. La necesidad de ajustar los gastos personales y familiares se torna inquietante para la mayoría, y acuciante para muchos.
En momentos así, parece imprescindible analizar en qué parte de nuestro presupuesto tenemos algún gasto superfluo o no imprescindible.
Mientras nos preocupamos y nos ocupamos de todo esto, muchas veces dejamos de ver algunas áreas de nuestra vida en la cual existen derroches que asombran a los visitantes extranjeros.
Nuestras calles son un lugar de enorme despilfarro de vidas, salud y tranquilidad. Desde el frío punto de vista de los números, los siniestros viales generan altos costos para establecimientos sanitarios, obras sociales, aseguradoras y empresas. Todo esto se traslada, de alguna forma u otra, a los precios: impuestos para sostener los hospitales, medicamentos y aparatos ortopédicos, sepelios, pólizas de seguro, indemnizaciones laborales, etc. Lo que es peor: no hay dinero que devuelva una vida ida, una familia destrozada, un futuro tronchado.
En nuestro país, en nuestra ciudad, muchos parecemos acostumbrados a este escandaloso despilfarro. Las muertes y las lesiones por siniestros viales son una epidemia. ¿Por qué creemos que estamos fuera de peligro? Si la en la calle la vida ajena no vale nada, ¿cuánto vale la propia y la de nuestros seres queridos?
Aún en tiempos de crisis podemos hacer mucho para mejorar nuestra calidad de vida. Afortunadamente, el respeto y el cuidado lo podemos producir sin pagar un peso. Es posible desinflar la espantosa cifra de muertos y lesionados en nuestras calles. Ahorrar en transgresiones no nos cuesta nada. Y cumplir con las normas viales es una excelente inversión, sea cual sea el valor del dólar.