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    ¿Podemos ir más despacio?

    27 de marzo de 2019 - 14:21
    ¿Podemos ir más despacio?
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    Caminar es ancestral. La evidencia antropológica disponible señala que el rasgo que definió el linaje de los homínidos fue caminar erguidos sobre dos piernas. Fue esa capacidad la que los separó del resto de los primates y no el tamaño del cerebro, como se creyó por mucho tiempo. Las causas por las cuales nuestros ancestros dejaron de desplazarse en cuatro patas no son claras y hay varias hipótesis en competencia. Sea cual haya sido la presión selectiva que los llevó a bajar de los árboles, millones de años después el bipedalismo le permitió al homo sapiens conquistar la superficie de la tierra a una velocidad de cinco kilometros por hora, la velocidad promedio a la que se desplaza un ser humano adulto cuando lo hace por sus propios medios. La posición erguida liberó las manos, una condición necesaria para que en el largo plazo comenzáramos a fabricar herramientas. Una de esas herramientas cambió la movilidad y el transporte humano. Alrededor del año 3500 antes de Cristo, casi simultáneamente en la región de la Antigua Mesopotamia y en la región que ocupa la actual Polonia, parece haberse inventado el vehículo con ruedas. Al mismo tiempo, y sin quererlo, se inventaron los peatones y el mundo de las personas se dividió en dos, los que circulaban arriba de un carruaje y los que no. Para el año 3400 a.c. el invento se había popularizado en Eurasia y Medio Oriente. Con el paso del tiempo, y el aumento de la sofistación técnica, la humanidad creó el motor a combustión interna y apareció el automóvil. La rueda siguió cumpliendo su función, pero ahora los humanos nos apoderamos de la velocidad, que es, junto a otras, una conquista de la modernidad.

    Como muchas otras conquistas modernas, la velocidad está siendo cada vez más cuestionada. Ir más despacio es un deseo y una demanda para muchas personas que perciben que ir rápido arruina nuestra calidad de vida. La necesidad de reducir la velocidad ha encontrado respuesta en un movimiento que se denomina Slow Cities (ciudades lentas), que es derivado de una iniciativa previa originada por Carlo Pietrini, un periodista italiano que en 1986 reaccionó a la apertura de un local de comida rápida en un lugar tradicional de Roma con la creación del movimiento Slow Food. A poco de andar el concepto se había expandido a otros aspectos de la experiencia humana como el trabajo, la salud o la educación.

    Ser una Slow City es como tener un sello de calidad, ya que para ello debe cumplirse con algunos estándares que son evaluados cuidadosamente por la organización que le dio origen al movimiento. La condición más compleja de cumplir es el tamaño, ya que deben ser ciudades chicas, de no más de 50.000 habitantes. No obstante, el estilo de vida que sugieren bien podría practicarse en las grandes urbes si se realizaran los cambios necesarios. Las Slow Cities se proponen recuperar el pasado, para hacer con el presente un mejor futuro. En ellas es importante conservar zonas peatonales, sobre todo en los centros históricos o urbanos, por eso el limite de velocidad de circulación de los vehículos es bajo, entre 20 y 30 kilometros por hora. El objetivo que persiguen es fomentar los paseos tranquilos y a pie. También es importante el consumo de productos manufacturados localmente y de alimentos de estación. De esa manera es posible limitar el impacto ambiental del transporte. Tanto la agricultura como la ganadería deben ser de baja escala y respetar el ambiente. Los pequeños comercios atendidos por sus dueños son privilegiados frente al predomino de las grande superficies comerciales. Las nuevas tecnologías son muy importantes para facilitar la vida de los habitantes de la ciudad. Se dice que las Slow Cities son Smart Cities. En síntesis, se trata de ciudades con una fuerte impronta local, amigables con el entorno, que privilegian la movilidad activa, el silencio, y la tranquilidad. En el mundo se cuentan actualmente unas 150 Slow Cities. Cerca de Mar de Plata, antes de Balcarce, la Villa Laguna La Brava es una localidad que se propuso estratégicamente desarrollarse bajo esta concepción urbana.

    AUTOR

    Humberto Noel
    Humberto Noel

    Abogado. Ex Juez laboral.

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