Tea Blending, o el arte de mezclar tés y más
Un mundo de aromas, colores, sabores y calidades; un mundo alrededor del mundo, atravesando culturas, naciones y tradiciones; un mundo de historias y leyendas.
Un mundo de ingredientes para combinar con sus hebras sin importar de qué tipo se trate, como comentamos en el artículo anterior: negro, verde, azul, rojo o blanco; sea ahumado o añejado, sea de origen nacional, chino, japonés o, por qué no, sea una mezcla de ellos.
Una mezcla. Una mezcla de finas hebras de té, puras o con frutos rojos, frutas tropicales o cítricas, con especias, con crema, miel o chocolate, con esencias, con hierbas o con pétalos de flores. Lo que se conoce como blend de té. Combinar variedades de té con diversidad de ingredientes, nos lleva a otro mundo, el de “tea blending”… ¿A otro mundo? Más bien nos coloca frente a un arte.
Un arte. El arte de combinar hebras de té con las más variadas opciones. Una práctica que, más que una producción gastronómica, es una expresión artística en la que intervienen la imaginación, la creatividad y la estética y que puede convertirse en una combinación de elementos para satisfacer el cuerpo, para mejorar la calidad de vida, mantener la salud o –algunos dirían- para prevenir el envejecimiento prematuro. Otros, porque no, apuntarían: para llevarle tranquilidad al espíritu.
Un arte que descubre cómo el aroma de los pétalos de rosa combina con el sabor de chocolate y el té negro para levantar el ánimo o el sabor del té verde se aromatiza con manzanilla y se llena de sabor con el agregado de jengibre hasta provocar un efecto relajante o el té azul se mezcla con rulos de azahar para crear una delicia jamás imaginada.
Un arte que invita a pensar en una bebida caliente o fría para cada momento del día: Al despertar, antes de ir a dormir, después de comer, a la hora de la merienda para acompañar alguna delicia pastelera. Para ser una compañía.
Una compañía. Una diseñada para generar distintas sensaciones en momentos románticos, para amenizar un encuentro con amigos, para reunir a la familia o para esas circunstancias en las que se desea estar solo.
Una compañía que puede asistir cuando se desea calentar una mañana helada de invierno o refrescar una tarde de verano. Un blend de té ahumado Lapsang Souchon, whisky, chocolate y almendras, servido en cuenco chino para mantener el calor podría ser ideal para el primer caso mientras que una jarra de té frío Verde Chai, con cáscara de naranja, canela, pimienta negra, vainilla y cardamomo, para servir en vaso largo decorado con una rodaja de naranja, sería toda una experiencia para la tarde de estío.
Una experiencia. Una envuelta en filosofía y rituales, avenida a práctica saludable, atenta a los detalles, al equilibrio y a la serenidad, culta y de ilustre linaje, como relatan las historias que ya comentamos y las que comentaremos más adelante.
Una experiencia; una compañía; un arte; un mundo… el mundo del té en hebras y de los blends de té.
Lucía Malbernat, titular OrienTés, Casa de té en hebras
Patagones 495, Mar del Plata
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