Té Verde, la versión más versátil y elegida del té en hebras
Nadie pone en duda, hoy día, que el té verde es una bebida saludable, elegida por quienes practican una alimentación consciente, -esa tendencia referida como mindfoodness-, tanto como por los más gourmet, aficionados a comer bien, capaces de apreciar y disfrutar una buena comida o bebida.
Esta versatilidad significa que ya no se busca el té solo para sobrellevar enfermedades o para adelgazar: Es la opción elegida cuando se adquiere mayor conciencia del cuerpo y se desea una vida más saludable pero, también, cuando se espera degustar sabores, aromas, texturas y colores para disfrutar y complacer los sentidos.
Hay quienes entienden que el té verde es uno de los mejores complementos para los runners y otros deportistas pues sus propiedades mejoran la capacidad de resistencia física, proporcionando mayor aguante y aportando energía más duradera si se lo toma antes del entrenamiento ya que se asimila más lentamente que otras bebidas.
El té verde es el tipo de té no fermentado. Se lo considera favorecedor de la recuperación muscular después de la actividad corporal y como una ayuda para quemar grasas. En el primer caso, por ser un potente antioxidante que refuerza y regula el sistema inmunológico y, en el segundo, por su poder termogénico; es decir, por generar calor corporal, lo que puede provocar desintegración de grasas al convertirlas en energía.
Tanto es así que el Centro de Medicina del Deporte español, en su guía para la alimentación, nutrición e hidratación en el deporte, señala al té verde como una bebida aliada. Para justificar esta elección, afirma que el organismo necesita antioxidantes e indica que el té verde contiene catequinas, sustancia de tipo flavonoides, antioxidante, recomendada para evitar la fatiga crónica que no solo parece tener actividad anticancerígena sino, también, propiedades antiartríticas, antiinflamatorias, inmunoestimulantes y hepatoprotectoras.
Las catequinas más interesantes, también aclara, aparecen en un gran porcentaje de las hojas de té verde por lo que sus infusiones se utilizan como remedio para ayudar en el tratamiento de numerosas enfermedades entre las que se encuentran la arterioesclerosis y la hipercolesterolemia. Apoyan estas afirmaciones artículos del INTA que no solo mencionan efectos de control de la arteriosclerosis, anticancerígenos y reforzadores del sistema inmunológico, sino también al antienvejecimiento al tiempo que le atribuyen otros aportes terapéuticos tales como prevención de caries dentales, acción bacteriostática, reducción de hipertensión y nivel de glucosa y lípidos en sangre, por mencionar algunos.
Cuando se lo consume sin agregados azucarados, el té verde carece de calorías y no contiene proteínas, grasas ni carbohidratos pero sí aporta vitaminas, como la A, C y E, algunas del complejo B, y oligoelementos como manganeso, flúor, cinc y cobre. Además combina muy bien en el armado de algunos blends que pueden fortalecer aún más sus propiedades: Por ejemplo, con pétalos de jazmín, de los que se dice que tienen propiedades afrodisíacas, relajantes, sedantes y antidepresivas, o con frutos rojos, también antioxidantes y fuentes de vitaminas.
En épocas de frío, el té ayuda a la termorregulación del cuerpo. Al ser una bebida caliente ayuda a entrar en calor. Sin embargo, no es una bebida exclusiva para épocas invernales. Los tés también pueden tomarse con recetas frías y son una excelente opción para mantener la hidratación en épocas estivales, cuánto más si es té verde y se combinan en una jarra con jugo de limón, menta y jengibre
Ahora bien, el té verde, como refiere el título de este artículo, es la versión de la infusión de la Camelia Sinensis, variedad sinensis o híbrida con predominancia de esta variedad, que se consume de formas menos tradicionales: Por ejemplo, los restaurantes de sushi en Japón, tradicionalmente ofrecen té verde para acompañar sus alimentos.
Entienden que el sushi, en cualquiera de sus versiones: Maki, que en japonés significa enrollado, lleva el alga por fuera y 3 ingredientes; Nigiri, la bola de arroz con pescado crudo encima; Uramaki, que lleva el alga por dentro; Temaki, la versión XL con forma de cono, solo por mencionar algunas de las opciones tradicionales, y otras piezas de alimento como el corte de pescado crudo, Sashimi, pueden estar muy bien acompañadas con una taza de té verde caliente ya que su astringencia, -sensación en boca y garganta que se describe como sensación seca-, corta la grasa de la comida y permite limpiarse la boca para poder saborear una pieza diferente.
Pero hay versiones de té verde para todos los momentos. Si se tomara después de una buena cena, se podría elegir un té verde de origen chino o de origen nacional, más suave, menos amargo y menos astringente que el utilizado en los restaurantes japoneses, en blend con hierba limón o manzanilla o en cualquier versión cítrica para una mejor digestión y posterior descanso reparador. Es sorprendente que una bebida, tan accesible, apetitosa y fácil de preparar pueda producir efectos tan positivos sobre el cuerpo y al mismo tiempo alimentar el espíritu al proporcionar sensaciones tan reconfortantes.
Y hablando del espíritu, una variedad especial de té verde es el Matcha, versión en polvo del producto, originario de China, muy comercializado en Japón porque los monjes budistas popularizaron la tradición de consumirlo durante sus meditaciones por lo que es utilizado en las ceremonias japonesas del té. Pero de esta variedad es tan potente que hablaremos de ella en otro artículo…
Lucía Malbernat, titular OrienTés, Casa de té en hebras
Patagones 495, Mar del Plata
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