A toda acción le corresponde una reacción
(…) después de la futilidad y de las posesiones,
una vez que el sonido haya cesado,
debajo de las ruinas del desastre,
por encima de la derrota,
sobre la carne desnuda,
cuando el fuego haya saciado su hambre,
entonces,
la tierra permanecerá.
La Tercera Ley de Newton dice que a toda acción le corresponde una reacción, lo que indica que si un cuerpo ejerce una fuerza (acción) sobre otro cuerpo, este último reacciona con una fuerza de igual magnitud y dirección, pero en sentido contrario. Si se me permite la licencia, la Tercera Ley de Newton puede servir de analogía para la acción humana sobre el ambiente y, consecuentemente, para su reacción. Entre nuestras acciones más conocidas están la deforestación, la contaminación del aire, la megaminería, el consumo excesivo de combustibles fósiles, el fracking en la extracción de petróleo, la proliferación de residuos y de residuos plásticos. Las reacciones podrían enumerarse en una larga lista de problemas ambientales, tantos que quizás nos quedaríamos sin espacio. La contaminación del aire, las islas de plástico en el océano, la reducción de la masa polar ártica, el calentamiento global, son solo algunos de ellos. La acción humana sobre la naturaleza ha sido y sigue siendo fuerte por su magnitud, la reacción también lo es.
El Desarrollo Sostenible se propone satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de supervivencia de futuras generaciones mediante el logro del equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del ambiente y el bienestar social. En el año 2015 la Organización de las Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que cuenta con 17 objetivos ambiciosos cuya finalidad es mejorar condiciones como la pobreza, el hambre, la salud y el bienestar, la educación, la inequidad de género y de todas las desigualdades, el acceso al agua, el acceso a energías asequibles y no contaminantes, a condiciones laborales justas, al desarrollo industrial, la innovación y la mejora en la infraestructura, el logro de comunidades y ciudades sostenibles, proteger la vida submarina y los ecosistemas terrestres y lograr paz, justicia e instituciones sólidas.
Entre estos objetivos hay dos que tienen sub-metas que se relacionan con la movilidad, el transporte y la seguridad vial. El objetivo 3 pretende garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos en todas las edades. La meta 3.6 propone reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico en el mundo. El objetivo 11 persigue lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. Entre sus metas se encuentran generar acceso a sistemas de transporte seguros, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial. Ampliar el transporte público con especial atención en las personas vulnerables, niños, mujeres, personas de edad y personas con discapacidad. Otras meta importante del objetivo 11 son mejorar la calidad del aire, ampliar la accesibilidad a zonas verdes y a espacios públicos inclusivos.