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    Un choque, el universo y un poema

    25 de abril de 2022 - 12:28
    Un choque, el universo y un poema
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    Happiness is a warm gun
    John Lennon

    En la escena final de la primera película de la saga Men in Black, el plano se aleja de Manhattan, pasa por el sistema solar, sale de la galaxia, la galaxia queda encerrada en una bolita de vidrio, como esas que usábamos para jugar cuando éramos chicos. Una mano de tres dedos la agarra, la tira sobre otra bolita que también contiene una galaxia y luego mete ambas en una bolsa llena de otras tantas, cierra la bolsa y la película termina. La idea de un cosmos contenido en otro cosmos en una secuencia casi infinita sobre la que juegan algunas fuerzas desconocidas no es nueva ni original. Aunque la originalidad es un mito, en este caso se trata de una representación lúdica de lo desconocido, despojada de cualquier referencia a lo divino como emanación de lo humano.

    El tránsito, un espacio mundano, considerado muchas veces pueril, contiene el universo personal en una gota de tiempo. Por eso, todas las relaciones sociales, las experiencias, las emociones y los procesos mentales ocurren en la calle y se extienden más allá. Para conducir usamos distintas capacidades psicológicas y habilidades motrices. Percepción, atención, aprendizaje de reglas y habilidades mecánicas actúan en todo momento.

    Cuando la atención falla nos distraemos, ponemos nuestros recursos mentales al servicio de otras tareas y aumentamos la probabilidad de cometer un error y chocar. Las consecuencias del choque pueden ser leves o graves; pueden requerir de atención médica o no; pueden dar lugar a una experiencia de estrés agudo que se convertirá en estrés post-traumático si no cesa. Un choque, aunque parezca extraño, también puede dar lugar a la poesía. La escritura es una de las formas de la sublimación, es decir, de hacer que las emociones cambien y trabajen a nuestro favor. Hace poco escuché y leí un poema de Milena Acosta, una compañera de un taller de escritura. El poema trabaja sobre una distracción, un error motriz, un choque y sus consecuencias emocionales. Con el permiso de Milena voy a reproducir fragmentos del poema porque creo que muestra de otro modo aquello que la ciencia trata de describir y explicar.

    Car, crash, crush

    Choque múltiple
    En-cadena
    Un rayo que no ilumina, oscurece
    Anula la conciencia
    Como si una aguja vudú me hubiese atravesado la mente
    La flecha de algún ángel exterminador
    La distracción y el mal están directamente asociados
    Y el mal existe, pero es difícil verle la cara, esconde la mano
    Solo queda el sabor amargo
    El halo hiel de su aliento
    Desconfiar de los sentidos
    “Ciego a las culpas,
    el destino puede ser despiadado
    con las mínimas distracciones”
    A pocas cuadras de donde empieza el Sur.

    El poema relaciona la distracción con los sentidos, con el mal, con lo repentino del rayo y la ausencia momentánea de la conciencia. Introduce una cita de Borges y nos ubica en una geografía porteña, la del Sur.

    Qué estaba queriendo hacer,
    poniendo primera en marcha
    en vez de frenar
    No fue solo falta de práctica
    Profecía cumplida al dar y tomar el préstamo
    empezar en -10, remontar la desconfianza,
    El lugar del mal, del error, de la falta, de la prueba
    (…)

    Intenta entender qué sucedió, y cómo. Tenía que hacer una cosa, pero hizo otra. El mal es el error, la falta, una prueba que no rinde bien. No solo nos equivocamos cuando no sabemos. Saber y fallar es más habitual de lo que pensamos. La posibilidad de fallar estaba presente de antemano y se cumplió, como las profecías en los textos sagrados.

    Es el castigo de los dioses que me lo concedieron
    que ya está sucediendo
    Por desviarme del camino,
    de mis íntimas convicciones de destino
    Separarlo de mí, separarme de él
    Encerrarlo en una habitación recóndita del palacio de la memoria
    O más bien, confinarlo a una estrella sin constelación, irremontable
    (…)
    Embotellamiento
    Es de terror cómo vivimos, a lo que nos sometemos
    en estas jaulas doradas.
    Por andar pegada
    Tres segundos
    Perder miedo y ganar confianza
    Perseguir en los autitos chocadores,
    dar un besito, solo en ese corral
    Inmunes, impunes
    Dejar de conceptualizar el bienestar
    empezar con el malestar.
    Un choque leve pero grave
    Quedó expuesta una fractura psíquica
    No puedo seguir
    Tengo que seguir
    Lo que dure la reparación de los daños, los trámites
    Roturas varias
    Bailar este tango
    Con el corazón mal puesto
    Pagar la fianza
    Embargada por un fierro caliente

    Aquí se condensan el reproche, la conciencia del daño. El choque genera un trauma, no importa si las consecuencias fueron leves. Se encadena el choque con sus resultados en el mundo real y en el mundo personal. Hay una referencia al sinsentido del tránsito. La ciudad, los autos como jaulas y un modo de vida que no funciona bien. Arreglar el auto, arreglarse a sí misma, un castigo por equivocarse. El dinero y el tiempo como el pago por haber perdido una porción de libertad.

    Unas gaseosas del kiosko Alef
    para que vuelva el alma al cuerpo
    Después del susto
    ¡Agúzate que te están velando!
    Charlas intrascendentes, maniobras distractivas
    (…)
    Es como si las lágrimas se desencadenaran
    por la exposición a una luz artificial radiante
    que percude su materia prima
    La radiación las descongela,
    Se escabullen, logran salir
    Con motricidad fina y gracia
    Adentro quedan los huesos de esa masa amorfa
    a la vista, agonizantes, latiendo
    Se despeñan, erosionándome la cara,
    haciéndome arder los ojos, la piel
    A veces me siento una montaña,
    que solo en las catástrofes conoce
    de lo que está hecha.

    El kiosco Alef, remite al Aleph de Borges, que empieza con una cita de Shakespeare. Ser encerrado en una cáscara de nuez y de todos modos erigirse en el rey del universo infinito. Creo que este fragmento refleja esa condensación de la vida que es el tránsito. Por otro lado, la gaseosa puede ayudarla a salir del susto inicial, pero no es suficiente. El tiempo, la escritura, la elaboración pueden evitar que el error y sus consecuencias no se estanquen y el estrés perdure y se repita una y otra vez como regreso del trauma. La atención de las víctimas de choques leves o graves deben contemplar los aspectos psicológicos que se asocian a la experiencia. La recuperación física, cuando es necesaria, no puede estar separada de la vivencia emocional.

    AUTOR

    Humberto Noel
    Humberto Noel

    Abogado. Ex Juez laboral.

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