El club de las cinco: Kaurismäki + Berneri + Stallone + Segunda Guerra + cigüeñas
Por Mex Faliero
HOJAS DE OTOÑO de Aki Kaurismäki, con Alma Pöysti, Jussi Vatanen, Anna Karjalainen. En los cines.
-El finlandés Aki Kaurismäki es uno de esos directores que ha construido un lenguaje propio. Un solo plano de sus películas nos revela su autoría. Pero si sólo fuera una cuestión estética, estaríamos hablando de un decorador de interiores. Y no, las películas de Kaurismäki tienen vida, más allá de que la supresión de emociones sea una regla actoral presente siempre en su cine. En Hojas de otoño, su nuevo film, aparecen todos sus tópicos: los colores primarios, los bares, los excesos etílicos, los personajes marginales, cierta melancolía que decanta en absurdo, una banda sonora que va del tango a alguna canción italiana, siempre con olor a nocturnidad, a trasnoche, a desamor atragantado. Y de eso se trata, la historia de Ansa, una empleada de supermercado que es despedida, y Holappa, un trabajador de la construcción y borrachín empedernido, que se conocen en un karaoke y que se la pasarán buscándose el resto de la película. La guerra entre Ucrania y Rusia está presente a través de la radio, pero sólo para connotar la belleza simple del mundo de Kaurismäki, un mundo en el que pueden pasar cosas terribles pero que nunca decanta hacia el miserabilismo o lo sórdido. Kaurismäki es una rareza en el cine gritón del presente, como lo es su película en una cartelera ganada por franquicias. De lo mejor del año.

ELENA SABE de Anahí Berneri, con Mercedes Morán, Erica Rivas, Miranda de la Serna. En Netflix.
-Las novelas de la exitosa Claudia Piñeiro no han tenido demasiada suerte en su traslado al cine, salvo con este drama intenso de Berneri sobre una mujer con Parkinson que comienza a repensar su vida luego de que su hija se suicida. Si bien esa mirada simplista de clase que ha evidenciado siempre la autora se filtra en algunos pasajes del film, lo cierto es que la talentosa Berneri logra que la textura literaria se vuelva cinematográfica a fuerza de notables decisiones de puesta en escena. En primera instancia se vale de Mercedes Morán como un objeto que, desde lo corporal, construye una mirada: y es el punto de vista retorcido de la protagonista lo que resignifica ese ir y venir entre el presente y el pasado, confuso, incierto. Luego, ciertos climas de terror y unas lujosas transiciones hacen de Elena sabe una propuesta arriesgada, que trasciende los temas que la integran (la enfermedad, la relación madre-hija, lo femenino desde una perspectiva conservadora) para volverse una incógnita, como esa Elena que se va degradando ante nuestros ojos.

SLY de Thom Zimny, con Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Quentin Tarantino. En Netflix.
-Sylvester Stallone es un monumento del cine. Es, además, una pura invención del cine: fuera de la pantalla no existiría (“Si tenés esta cara no hagas Shakespeare”, dice). Y este documental lo recorre a lo largo de su trayectoria, pero fundamentalmente en su relación con la saga Rocky. Es notable descubrir cómo, película a película, Stallone usaba a Balboa para dialogar con su propia vida: la traumática relación con su padre, con su hijo, su propia experiencia como artista marginal que de repente encontró la fama. Hay más sobre los vaivenes de su carrera, y tener a Tarantino como testimoniante es un plus que no cualquiera se puede dar el lujo, pero siempre volvemos a Rocky, al “semental italiano”, al underdog por excelencia. Que Stallone, desde su mansión y sus millones de dólares, se reconozca en ese personaje laburante e ingenuo no es tanto un acto de falsa humildad como sí un aceptarse y un recordar cuál fue el camino. También, pensar su rol en la industria del entretenimiento. Se recomienda acompañarla con un visionado de la miniserie Arnold, también en Netflix.

LA LUZ QUE NO PUEDES VER (miniserie) creada por Steven Knight, con Aria Mia Loberti, Hugh Laurie, Mark Ruffalo. En Netflix.
-Basada en la novela de Anthony Doerr, esta miniserie de cuatro episodios es un relato coral ambientado en la Segunda Guerra Mundial, más precisamente en la Francia ocupada por el nazismo. Una joven ciega se encarga de leer por radio cuentos clásicos, aunque en verdad son una clave para los aliados a la Resistencia, mientras un joven nazi encomendado a encontrar el origen de la señal está, por cierto, embelesado con la voz. El director Shawn Levy, más habituado a historias juveniles o fantasías aventureras (la trilogía Una noche en el museo), se empantana un poco aquí con un relato que, más allá de sus toques fantásticos y hasta folletinescos, merecía una mirada un poco más adulta. Con un gran diseño de producción y con cierta tendencia a la sensiblería y a parlamentos que suenan demasiado literarios, La luz que no puedes ver encuentra sus mejores pasajes en aquellos momentos donde el suspenso se apodera de las acciones y en las apariciones de dos sólidos intérpretes como son Mark Ruffalo y Hugh Laurie.

UNA CIGÜEÑA EN APUROS: LA JOYA PERDIDA de Benjamin Quabeck y Mette Rank Tange, con las voces de Benjamin Quabeck, Jay Myers, Kyra Jackson. En cines.
-Fue Disney quien casi que inventó el concepto de cine animado para niños y fue una subsidiaria de la propia Disney, la querida Pixar, la que en los noventa con Toy Story les devolvió a los adultos el gusto por la animación cinematográfica. Obviamente que hay otros ejemplos, pero estamos hablando en líneas generales (esto no una enciclopedia). Por eso llama la atención que desde hace unos años haya una producción europea muy sostenida de un cine animado que parece regresar a los tiempos de aquel Disney: a los cuentos y las fábulas con animales humanizados (aquí un gorrión que se cree cigüeña y que, celoso, huye de la bandada para relacionarse con unos gorriones ladrones) que se alejan de la necesidad industrializada del multitarget y apuntan sólo a los niños. La alemana Una cigüeña en apuros: La joya de la familia es un poco eso: animación estándar con algo de aventura y una moraleja final (que lo que importa es el grupo, la contención entre pares, la amistad), todo todo bien empaquetado para un espectador Sub10. Hay también una dificultad: que esta es una secuela de una película no tan vista de 2017 y eso requiere un esfuerzo para entender los vínculos entre los personajes. Esfuerzo que no es tanto, porque en esa búsqueda de simpleza la película es lo suficientemente llana como para evitar que un espectador quede confundido.