Borges, Mar del Plata y Villa Victoria
El Mar
Antes que el sueño (o el terror) tejiera
mitologías y cosmogonías,
antes que el tiempo se acuñara en días,
el mar, el siempre mar, ya estaba y era.
¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento
y antiguo ser que roe los pilares
de la tierra y es uno y muchos mares
y abismo y resplandor y azar y viento?
Quien lo mira lo ve por vez primera,
siempre. Con el asombro que las cosas
elementales dejan, las hermosas
tardes, la luna, el fuego de una hoguera.
¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día
ulterior que sucede a la agonía.
Jorge Luis Borges
"Poesia Completa", pág. 257 - Debolsillo, 3era. edición
24 de Agosto, 1899. Fecha del nacimiento de Jorge Luis Borges. En estas breves líneas la Asociación de Amigos de Villa Victoria, quiere recordarlo mediante sus múltiples vínculos con Mar del Plata y con Villa Victoria en particular.
Fue un visitante asiduo durante los veranos, invitado por Victoria Ocampo a Villa Victoria y por Bioy Casares y Silvina Ocampo, a Villa Silvina. Comenzó a visitar la ciudad en los veranos de la década del ‘30, 1984 fue el año en que visitó la ciudad posiblemente por última vez. Villa Victoria era lugar de encuentro para una enorme cantidad de pensadores y de gente de letras. Y Borges estuvo allí muchas, muchas veces como huésped, en esa peculiar relación amor-odio-admiración, que lo unía a Victoria Ocampo, como lo relatan numerosas anécdotas.
Apreciaba de Mar del Plata el mar; mar que de diversas formas aparece en tantos cuentos suyos con evocaciones de viajes a lugares lejanos o existentes solo en la mente del escritor, piratas, corsarios, arenas, desiertos, seres fantásticos que lo habitaban; el mar siempre fue una enorme fuente de inspiración para Borges. El mar de Walt Whitman, de sus poesías, como en el poema 22 de Song of Myself, del poeta estadounidense, o las tantas menciones al nadador en Leaves of Grass.
Ese mar fungía como puente de unión de esos lugares dispares y desconocidos de sus cuentos. Amaba sentirse acariciado o bien sacudido por las olas; flotar en el océano, seguramente le restituía la levedad de paso que su incipiente ceguera le quitaba. Según Bioy Casares, era un excelente nadador, en Playa Grande ambos solían internarse en sus aguas profunda y placenteramente. No participaba demasiado de la vida social de la época, fuera de las paredes de Villa Victoria. Innumerables fotos lo muestran con Mallea, María Rosa Oliver, Bioy Casares, las hermanas Ocampo Victoria y Silvina,María Esther Vázquez y tantas otras figuras destacadas.
Quiero evocar aquí, parte de un reportaje que en 1981, le hiciera Ignacio Zuleta, en ese momento profesor de crítica literaria de la Universidad Nacional de Mar del Plata, a JLB, durante una visita a Mar del Plata, para dar una conferencia.
En esta entrevista, Borges se explaya sobre el mar:
“Ignacio Zuleta: Hemos caminado esta mañana con Borges, en un hermoso día que casi parecía primaveral, y mirando el mar nos acordamos de Melville.
Jorge Luis Borges: Es cierto que tiene ese primer capítulo sobre el mar y el sentido, digamos, mágico del mar ¿no? Esa cosa movediza, cambiante.
I.Z.: Misteriosa.
J.L.B.: Sí, que viene a ser un símbolo de nuestra vida, un signo de los tiempos también. Qué raro. Días pasados me leyeron un soneto mío que había olvidado, y que admite por lo menos un verso afortunado. A ver cómo es. Lo digo: “Antes que el tiempo se adueñara del día”. Antes que tal cosa. No. Espere. “El mar, el siempre mar, ya estaba y era”. Y yo había escrito muchos poemas sobre el mar, muchos cuentos, pero creo que esa línea puede rescatarse, bueno, siquiera durante un minuto, ¿no? “El mar, el siempre mar, ya estaba y era”, lo demás es olvidable y ha sido bueno, claramente olvidado”.
Pero hay un aspecto decididamente concluyente me atrevería a decir, que une a Borges con Mar del Plata; Villa Victoria. Y es que a la Villa Victoria le corresponde el honor de haber sido el lugar donde se gestó uno de sus más famosos cuentos: “El jardín de senderos que se bifurcan” (1941). Fue la historia que dio su nombre a la colección “El jardín de senderos que se bifurcan”, en 1941; y esta colección fue publicada nuevamente en su totalidad en Ficciones de 1944. El desconcertante cuento fue dedicado a Victoria Ocampo y seguramente, contemplando Borges los jardines de Villa Victoria, que en 1941 incluían una manzana más que la actual; el escritor se inspiró para la creación de la historia policial donde los senderos juegan con series infinitas de tiempos, como parábola para ilustrar el concepto leibneziano de la existencia simultánea de varios mundos. O sea ese Jardín de senderos que se bifurcan, es marplatense, nada menos.
Es muy posible, que muchos otros cuentos hayan sido concebidos en Mar del Plata entre playas y jardines, el mar siempre ha sido fuente de inspiración para las letras y las artes.
Su recorrido marplatense desde la mirada académica se inicia con la docencia en la Universidad Católica de Mar del Plata, en la Facultad de Humanidades, Carrera del Profesorado en Letras durante la década del ’60 y sus clases eran punto de reunión y admiración inclusive para alumnos de otras carreras, que faltaban a sus propias clases para asistir a las de Borges, como en algún momento me comentaron profesores de la época.
Como orador independiente, recordamos su presencia en Mar del Plata, en cuatro ocasiones: en 1969, donde dio una charla en el Club Pueyrredón (foto) donde lo acompañaron Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, y nos vuelve a visitar posteriormente en los años 1981,1982, 1983 y 1984, con diversas charlas en el Teatro Auditorium. Tal vez se nos escape alguna otra visita.
Cierro esta semblanza breve con una simpática anécdota del Dr. Luis A. Melograno Lecuna, que muy bien refleja la timidez natural de JLB y su posterior reacción, durante una de sus visitas a Mar del Plata:
“Al reencontrarme con él (ya nos esperaba en el lobby del hotel), tuve el desatino de comentarle que el teatro estaba rebalsando de gente, y que muchos ni siquiera habían podido entrar. Al enterarse de la presencia de tanto público, sintió pánico, y rápidamente me lo transmitió, al decirme que mejor iba a ser no dar la conferencia, porque "le asustaba estar delante de tanta gente".
No sé si fui crudo, irónico, exulto o realista, pero lo único que desesperadamente atiné a decirle sin pensar fue: " Haga de cuenta que no hay nadie, total, no los va a ver..." Instantáneamente recapacité arrepentido de haber proferido tamaño irrespetuoso desatino verbal, pero, para mi tranquilidad, lejos de ofenderse, tomó mi sugerencia como una consideración lógica y aplicable...”.
Tipica aplicación de la lógica Borgesiana a las palabras de Melograno Lecuna.
La conferencia fue todo un éxito.
Un colectivo marplatense de seguidores de Borges, habría de publicar en 1986, la obra “Colecticia Borgesiana”.
La ciudad lo recordó, en otro aniversario de su cumpleaños, en la esquina de La Rioja y San Martín, al inaugurar el 24 de agosto del año 2000 un mural de azulejos donde Jorge Luis Borges mira desde las alturas, una ciudad hecha de libros.
Se trata de una moderna Babel de libros realizada con la energía de un proyecto integrado por el dibujante Miguel Repiso (Rep), «Cachi» García Reig y Marcelo Franganillo, entre otros. El hermoso mural fue realizado por la Escuela de Cerámica de esa ciudad balnearia y tiene 14 metros de ancho, 9 metros de alto y 3.200 azulejos.
Jorge Luis Borges sigue en la ciudad...
Mercedes S. Giuffré, Vicepresidente Asociación Amigos de Villa Victoria.
Mar del Plata
Agradecimientos a: Virginia Ceratto, Marcelo de la Plaza, Angel Chiatti.