Cannabis medicinal: trabas modernas para un remedio antiguo
El último estudio realizado por el Hospital Garrahan arrojó que el 80% de los pacientes con epilepsia refractaria que fueron tratados con Cannabis tuvieron una reducción en sus convulsiones. El uso de esta medicina es desde años antes de Cristo, aunque se conocieron sus componentes siglos después. Sin embargo, las trabas legislativas en Argentina y otros países del mundo impiden mayores investigaciones y su uso en los enfermos que lo requieren.
La doctora en Ciencias Biológicas del CONICET y miembro del grupo de extensión ConCiencia Cannabica de la Facultades de Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Silvana Colman, relató en una charla con El Marplatense las dificultades a la hora de avanzar en ideas e investigaciones, así como los peligros del uso de aceites comprados en el mercado negro.
“El conocimiento de que el cannabis para epilepsia refractaria es útil se sabe desde 1980, después en 2016 se hizo a gran escala y también tuvo un 89% de disminución de las crisis. Acá tenemos la ley desde 2017 y avala el uso para epilepsia refractaria”, detalló. Desde aquel 1980, tuvieron que pasar 35 años hasta que se haga otro informe a gran escala, algo que “para cualquier medicamento se hubiera hecho mucho más rápido”.
Un punto importante que destaca Colman hace referencia es la presión social de las familias de pacientes y aquellos que impulsan el autocultivo. “Siempre fue por la presión social, no por resultados de papers científicos”, afirmó.
La situación en Argentina
“Es complicada”, definió la investigadora. La ley es “muy restrictiva” y sólo se habilita el uso para la epilepsia refractaria, cuando las patologías que podrían beneficiarse de este uso son más. Esto lleva a que las personas comiencen a adquirir productos en el mercado negro o a fabricarlo en sus hogares, pero sin la totalidad de la información.
“Lo que ocurre es que la gente está consumiendo cualquier aceite porque no hay un acceso seguro. La única forma en nuestro país de acceder al aceite de cannabis, es a través de la importación de aceite para epilepsia refractaria. Pero la gente que lo utiliza para dolor, trastorno espectroautista, síntomas de vómitos, quimioterapia, entre otros, no tiene acceso seguro. Lo compra en el mercado negro y no sabe lo que tiene, o lo hace en su casa que tampoco puede tener caracterizado ese aceite, saber qué concentración de activos tiene. No podemos seguir en esta situación de que la gente está desprotegida y consumiendo un aceite que no es controlado”, afirmó Colman.
Según explicó la especialista, para un mejor uso, es necesario conocer los niveles de concentración de THC o CBD de los aceites, ya que ninguno comparte las mismas características y pueden traer complicaciones al organismo. Desde la Universidad intentaron “medir y analizar los aceites, ver qué tenían y en que concentración, pero todavía no tenemos el permiso para hacerlo legalmente”. “Ningún laboratorio pudo tener los standares (se necesita THC y CBD puro para comparar) y eso se puede importar por la ANMAT, pero ningún laboratorio pudo porque no se tienen los servicios ni el material necesario para trabajar (del CONICET o INTA pudo importar las semillas)”, puntualizó.
Por este motivo, Colman recomendó que no se compren productos en el mercado negro. “Lo principal es educar, que los médicos también investiguen, estudien sobre cannabis, no queda otra, la Sociedad lo está usando y ellos tienen que estar a la vanguardia de esto”, aseveró.
El cannabis medicinal “se usa desde miles de años AC, no se conocían los componentes activos pero se usaba” y “entre la década del 60 y 90 se descubrió el sistema endocannabinoide, un conjunto de receptores y moléculas que se unen para que se produzca una fusión, en este caso la regulación de neurotransmisores”. Sin embargo, “desde la prohibición se pone dificultoso y el cannabis como herramienta no se puede aprovechar en todo su potencial”.
El Grupo de extensión de la UNMDP organiza talleres de capacitación para profesionales de la salud en el uso medicinal de cannabis. El segundo encuentro será con acceso libre y gratuito el próximo 18 de diciembre a las 18 en el aula de ADUM (Roca y Guido).