Chico Buarque de Holanda: Premio a la lengua portuguesa 1919
En mis jóvenes años de comienzo de la década de los 70, apasionándome por la música brasileña, fui de su mano llevado a conocer la cultura y la historia de ese país más en profundidad de lo poco que sabìa.
La Fusa en Mar del Plata durante el verano de 1971 me empujò decididamente por ese rumbo.
Increìblemente estaba ahí lo que tanto me gustaba. Lo podía tocar y palpar.
Fuì tres veces a la casona de Aristòbulo del Valle y Rodriguez Peña lugar elegido para representar La Fusa, donde el legendario Vinicius de Moraes era el alma de un grupo de cantores y músicos entre los que recuerdo a Toquinho, María Bethânia , Marìa Creuza, el argentino de nuestra vecina Villa Gesell Horacio Molina, y un joven de profundos ojos verdes que hacìa poco tiempo había regresado de su exilio político en Italia llamado Chico Buarque.
Después de dos actuaciones tuve oportunidad de hablar con él soprendièndome con su calidez y su sonrisa contagiante, imagen muy distinta a la sobriedad tìmida que mostraba en el escenario.
Pocos días después, habiéndome levantado muy tarde, decidì antes de ir a la playa, comer un sándwich en el recordado Rincòn de Costa.
Y allí volvì a verlo. Estaba solo en una mesa esperando a no me acuerdo quien. Lo saludè, le recordè que había estado conversando con èl al terminar su espectáculo y me invitò a sentarme.
Nunca he de olvidar ese momento. Le reiterè mi interés por conocer todo lo referente al Brasil, me hizo un breve resumen histórico y sociològico y me recomendó la lectura de diferentes escritores entre los que se encontraba su padre, Sèrgio Buarque de Holanda historiador y sociòlogo, por quién me di cuenta sentía una gran admiración.
Claro, en esa época no era fácil conseguir obras de autores extranjeros aunque fueran de acá al lado.
En 1975 conocì Rìo de Janeiro. Regresè con varios discos y algunos libros entre los que se encontraba “Raízes do Brasil” escrito por Sergio Buarque de indispensable lectura para quienes compartìan mis anhelos.
Pasaron los años y en 1993 visitè a mi cuñado que era Cònsul argentino en la cidade maravilhosa.
Chico Buarque cantaba en el desaparecido Caneçao. Terminada la función, por el privilegio que goza un diplomático pude nuevamente estar frente a él, y para mi sorpresa recordó aquella tarde ya lejana en el Rincón de Costa.
En ese entonces había publicado su quinta novela Estorvo, y además de su éxito mundial como cantor y autor de sus canciones, comenzaba a ser valorado como escritor.
Después vinieron sus otras obras entre las que destaco Leche Derramada, donde entiendo alcanza la altura de los grandes novelistas, sin dejar de valorar el resto de su producción.
Es así como el 21 de mayo del año pasado se le otorga el premio a la lengua portuguesa denominado Camôes en homenaje a quien fuera el Cervantes lusitano, instituìdo en 1989 por Portugal y Brasil, habiendo sido galardonados con anterioridad Jorge Amado, Josè Saramago, Eugenio de Andrade y otros grandes de ese habla, menos conocidos por nosotros, de origen algunos angoleño, caboverdiano y mozabiqueño.
El Camôes debió ser entregado a Buarque en Lisboa el 25 de abril pasado fecha que recuerda el aniversario de la Revoluciòn de los Claveles, pero no pudo ser por el mal que aqueja al mundo.
Por eso el gran autor dijo que cantarìa “Grândola, Vila Morena” (1) en su casa de Rìo de Janeiro y depositarìa un clavel en su ventana.
El diploma a entregársele, por cuestiones ideológicas, no quiso ser firmado por Jair Bolsonaro.
Por primera vez en tal honroso documento, contrariando lo convenido en su creación, estaba sólo la firma del Presidente de Portugal.
Es como haber recibido el Camôes dos veces dijo Chico Buarque ante lo que para él evidentemente no fue un agravio como lo sentimos los que admiramos su trayectoria.
- “Grândola, Vila Morena fue una canciòn popular en el Portugal de los años 60 y 70 con la que cerrò la mitìca cantante portuguesa Amalia Rodrigues su concierto en el Coliseo de Lisboa poco días antes de la Revoluciòn. Habiendo asistido al espectáculo varios integrantes del revolucionario Movimiento de la Fuerzas Armadas, la tomaron como segunda señal para iniciar el alzamiento popular contra el régimen dictatorial de Antonio de Oliveira Salazar ocurrido el 25 de abril de 1974, que pasara a la historia como Revoluciòn de los Claveles.