Christine, un auto asesino
Christine es la historia de un auto asesino. Es una novela que escribió Stephen King y una película de terror que dirigió John Carpenter. Christine es una coupe Plymouth Fury 1958 de color rojo. Arnie es un adolescente tímido que compra el auto en muy malas condiciones con el plan de arreglarlo. A medida que lo hace cambia su forma de comportarse. Se vuelve más seguro de sí mismo, menos retraído y más agresivo. Christine es más que un objeto que mejora su autoestima. Está poseído, tiene vida, se enoja. Entre ambos se desarrolla una relación intensa y simbiótica. Christine es territorial, ataca a quienes percibe como una amenaza. Los ataques crecen, la furia de Christine también. Arnie muere.
En la historia que contaron King y Carpenter la agresión y la muerte son parte del género de terror y del fantástico. El mal no está representado en seres sobrenaturales o espíritus. Está puesto en un objeto cotidiano de alta estima para la cultura americana como es el auto. Una parte importante del modo de vida americano y de su poderío económico durante el siglo XX se sostuvo en el desarrollo de la industria automotriz y en la cultura del automóvil. Conducir por la derecha, autocine, road movies, comidas compradas desde el auto, estaciones de servicio con mercados abiertos día y noche, valores abstractos asociados a los vehículos como la libertad individual y la independencia son algunos de los elementos que expresan esa cultura. La historia de Christine los exagera, los convierte en el marco en el que se desarrollan los hechos.
También es una historia que funciona como un lente de aumento para entender la ira y la agresión en el tránsito. Desde una perspectiva personal los territorios tienen jerarquía. Pueden clasificarse como primarios, secundarios y terciarios. Los territorios primarios son propiedad de una persona, o de un grupo de personas, de manera permanente o por un lapso de tiempo prolongado. Desarrollan apego por esos lugares, tienen control completo sobre ellos y los arreglan de manera personal. Tanto los humanos como los animales no humanos actúan de forma agresiva cuando este tipo de territorios se ven amenazados. Los territorios secundarios difieren de los primarios en que la propiedad sobre ellos es menos duradera y potencialmente puede pertenecer a más de una persona. En tercer lugar, se encuentran los territorios públicos a los que cualquiera puede acceder.
Los automóviles tienen las características de los territorios primarios. Las personas los consideran propios por largos períodos de tiempo, controlan el acceso a ellos, los personalizan con adornos, pinturas, stickers, accesorios y, en algunos casos, hasta los bautizan, como a Christine. Sin embargo, los autos se utilizan, la mayor parte del tiempo, en espacios públicos. La situación que se configura implica ocupar, de manera simultánea, un espacio privado y un espacio público. Esa condición produce un conflicto entre las normas sociales que se aplican a cada uno de los espacios. Es habitual escuchar a las personas decir que otro conductor ocupa su carril, le quita su espacio para estacionar, o circula de manera indebida por su calle.
Estos conflictos pueden provocar ira y comportamientos agresivos. Algo que ocurrirá con mayor probabilidad a medida que sea mayor la personalización del vehículo y el apego hacia él. Arnie está apegado a Christine y Christine actúa, a la vez, como un territorio primario y como un sujeto con deseo y voluntad. Durante un lapso de tiempo el interés de ambos coincide. Defienden de manera agresiva y violenta el espacio propio. Al final, la coincidencia se quiebra. En la ficción muchas personas son atropelladas y mueren. Como suele decirse, la vida imita al arte.