Cinco películas argentinas para ver en Netflix
Para los que creen que las películas nacionales son malas, van unas recomendaciones para tener en cuenta y cambiar de opinión.
La relación del público masivo con el cine argentino es siempre complicada, empezando por ese prejuicio fácilmente refutable de que el cine argentino es todo malo. Claro que hay películas horribles, pero también otras muy buenas. Usted dirá que esto es una perogrullada, pero lo cierto es que a un argumento tan pobre sólo se lo puede refutar con sorna o indiferencia. O también con algo mucho más práctico: recomendar películas argentinas que permitirán abrir la percepción hacia posibilidades no del todo extendidas. Y lo mejor, que las siguientes recomendaciones están en Netflix, por lo que están a la mano de casi todos.
Comencemos con El aura de Fabián Bielinsky, muy probablemente la mejor película argentina del Siglo XXI. Bienlinsky venía de una obra maestra como Nueve reinas, una película popular y muy querida y la apuesta no era sencilla. Y lejos de simplificar el camino para darle al espectador una Nueve reinas 2, el director retorció todo lo posible su universo para una de las películas más genuinamente cinematográficas del cine nacional contemporáneo. La historia es la de un taxidermista que planifica un robo, y si bien Bielinsky construye su película como un policial, lo cierto es que El aura se superpone diversas capas de sentido, la más potente aquella que juega con el surrealismo y piensa con la lógica de los sueños. Por si hiciera falta algo, El aura es la película que termina de confirmar a Ricardo Darín como una verdadera estrella de cine.
Tras películas como Historias mínimas, El perro o El camino de San Diego, el director Carlos Sorín se forjó un lugar como director de la realidad, de lo social, atravesado por el prisma siempre artificial del cine. Por eso, El gato desaparece resultó una gran rareza en ese momento: la historia de un hombre que es internado por un brote psicótico y que cuando vuelve a su hogar genera confusión en su esposa acerca de si es la misma persona que era antes. Sorín aprovecha esta historia para balancearse entre el drama de cámara y el thriller a lo Hitchcock, y se vale de las sólidas interpretaciones de Beatriz Spelzini y Luis Luque para construir un juego de tensión donde el espectador también llega a confundirse. Un ejercicio de estilo infrecuente en la carrera del director.
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Martín Piroyansky se consagró hace un par de años con la serie Porno y helado, tras una extensísima carrera que comenzó cuando niño en televisión con el Magazine For Fai y continuó en el cine como actor de reparto en muchas comedias, aunque tiene participaciones en dramas como La araña vampiro o XXY. Sin embargo su lugar parece estar en la comedia, donde brilla como actor y singularmente como director. Voley fue su primer largometraje, donde resumió su mirada e influencias que van por la Nueva Comedia Americana y el humor costumbrista argentino. Aquí un grupo de amigos se van a pasar la fiesta de Año Nuevo al Tigre, entre amores cruzados, engaños, consumo de sustancias y mucha histeria. Lo que surge es una comedia única dentro del cine nacional, apuntada al público joven, y con una efectividad cómica que no huye a un revés dramático hacia el final, donde el típico personaje goma de la comedia picaresca argentina recibe una suerte de aprendizaje.
Diego Lerman tiene (hasta ahora) un trío de películas en las que reflexiona sobre aspectos de la realidad social por medio de los géneros. Trío de películas integrado por Una especie de familia, El suplente y Refugiado, de las cuales esta última (y la primera cronológicamente hablando) es la mejor. Con el gran protagónico de Julieta Díaz, Refugiado habló mucho antes que otras películas de la violencia machista y del pavor que sufre una mujer que vaga con su hijo, mientras escapa de su marido. El film es preciso y tenso, y toca la cuerda del thriller sin nunca banalizar su conflicto principal. Y en el camino construye un gran vínculo madre-hijo.
Hace algunos años Pablo Trapero era uno de los directores más importantes del cine argentino. Antes de alcanzar la cima de su carrera con la notable Carancho y convertirse en un director del mundo, estrenó este drama protagonizado por su esposa, Martina Gusmán, en su mejor actuación en cine. Leonera tiene como personaje principal a una presidiaria acusada del crimen de su novio, quien ingresa embarazada a la cárcel. Un film áspero con elementos de ese cine social tan afecto al director, que retrata la vida en la prisión y bordea siempre la sordidez pero escapa con lucidez, especialmente en el uso de algunos recursos expresivos como la música, por ejemplo, y una muy recordada secuencia con un tema de la gran banda Intoxicados.
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