Clint Eastwood, por un puñado de películas
Se estrenó en plataformas Jurado N°2, con la que el director y actor anticipó que se retiraba, y es buen momento de recomendar algunas películas suyas que se pueden ver en streaming.
Una de las noticias trágicas que nos deja este 2024 en materia cinematográfica es que Jurado N°2, la última película de Clint Eastwood como director (y por última decimos última, ya que a los 94 años ha decidido retirarse) no se estrenó en los cines. No sólo es la demostración de que una película de un director consagrado y con un elenco destacado no tiene lugar asegurado en los cines del presente, sino además que representa un gesto de desprecio hacia uno de los nombres más icónicos del cine y que más le ha dado al séptimo arte. Y por sus modos clásicos de narrar, es también la prueba de que las películas, a como las entiende Eastwood, ya no son las que se consumen. Tiro de gracia final.
Jurado N°2, que se puede ver desde el viernes por la plataforma MAX, es otro de los viajes morales de Eastwood, un tipo de convicciones fuertes fuera de la pantalla que no tiene ningún reparo en ponerlas en duda en sus películas. Toda su filmografía de los últimos treinta año es una puesta en abismo de lo que él piensa del mundo y de cómo muchas veces eso que piensa es incorrecto o no funciona como supone. Aquí se mete con la Justicia como un hecho improbable, sólo posible a partir de la moral de los hombres buenos, que son pocos. Un relato judicial sabiamente narrado y brillantemente protagonizado por Nicholas Hoult.
Pero si tienen esa plataforma y les genera curiosidad la figura de Eastwood, tengan a bien saber que ahí pueden encontrar (no muchas, no las que debiera) algunas películas del director, un puñado de obras fundamentales para entender diversas etapas de su cine. Obsesión mortal, por ejemplo, de 1971, es su ópera prima como realizador. Un thriller que bordea y el giallo, acerca de un conductor de radio que comienza a ser acechado por una fanática, que pasa del amor al deseo de matar. Un film bastante sangriento, con una gran actuación de Jessica Walter como esa mujer y un Eastwood que aprovecha su estampa de galán para retorcerla al infinito. Grandísima ópera prima.
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En los 90’s a Eastwood le llegaría el prestigio y los premios. Y el Oscar por Los imperdonables, de 1992, parecía el premio a un tipo que había hecho con absoluto talento el viaje de estrella de cine a director con dejos autorales. Y Los imperdonables es tal vez la película en la que Eastwood comenzaba a hacer(se) preguntas revisitando el western, el género con el que se lo identificaba de toda su vida. Aquella película era una suerte de despedida a las películas de vaquero, clausurando el género madre del cine norteamericano. Una película amarga y reflexiva en la que los cowboys podían agarrarse una gripe y mostrarse débiles, y en la que Eastwood, Gene Hackman, Morgan Freeman y Richard Harris la rompían.
Una vez que ganó el Oscar con una película como Los imperdonables, que a su manera era un film ambicioso y grandote, Eastwood se relajó y la emprendió durante aquella década con una serie de películas sumamente queribles, mucho más económicas desde un sentido cinematográfico, que han definido en cierta medida su cine y que por otro lado están entre lo mejor de su obra. De ese puñado de películas Poder absoluto, 1997, representa un ejemplo de la sabiduría narrativa de Eastwood pero también de su mirada crítica. Es un thriller de suspenso sobre un ladrón que observa, sin querer, un crimen cometido por el presidente de Estados Unidos (Hackman, otra vez notable), en el que es uno de sus tópicos (gentileza de Hitchcock): un hombre común en situaciones extraordinarias. Imperdible.
Cry Macho, de 2021, será seguramente la última actuación de Eastwood en una película (aunque pueda aparecer en múltiples documentales). Si había anunciado su retiro con Gran Torino, el actor y director volvió con La mula y le tomó el gustito. Y unos años después reincidió en Cry Macho, otra película sobre la vejez y ser dignos. Es verdad que es un film algo confuso desde lo narrativo, donde las ideas no están tan claras y en la que toma algunos riesgos desde las acciones que le hace tener a su personaje: amoríos y escenas de acción que, en todo caso, podemos entender como una despedida por la puerta grande, dándose todos los gustos. ¡Quién se lo puede negar! En todo caso, un film menor pero querible.
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Terminamos con En la línea de fuego, de 1993, que es la única del grupo que no fue dirigida por él (Wolfgang Petersen está tras las cámaras) pero tiene todas las señas de su cine. Eastwood interpreta a un guardaespaldas presidencial con un yerro fatal en su carrera, que se enfrenta a un psicópata que quiere matar al presidente. Es divertido ver cómo Eastwood ya se pensaba viejo hace tres décadas. En la línea de fuego es un thriller narrado con elegancia, con buenos personajes y con un showcito de John Malkovich como el villano, pero con Eastwood siempre sobresaliendo y aprovechando aquí su impronta de tipo áspero pero con dudas.
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