De termos, mables, Tarico y Rotemberg: “Los límites en el humor son personales”
Los humoristas vuelven a la ciudad con “Sean de termos y mabeles”, espectáculo con el que ganaron el Estrella de Mar. Una dupla con más de dos décadas de experiencia: “Lo que encontramos en trabajar juntos es el disfrute".
A horas de subir al escenario del Teatro Neptuno para presentarse nuevamente en Mar del Palta con Sean de termos y mabeles, Ariel Tarico y David Rotemberg muestran en la charla esa misma química que se observa en el espectáculo. Vienen trabajando desde hace más de veinte años juntos, tanto en radio como en teatro, y la confianza sobre el trabajo del otro es total: “Lo que encontramos en trabajar juntos es el disfrute”, cuenta Tarico.
Luego de una temporada muy exitosa, en la que incluso ganaron el Premio Estrella de Mar (“un premio que deseábamos mucho”, confiesa Tarico), regresan a una ciudad que les trae recuerdos propios pero también vinculados con el humor que admiran y que han cultivado: “Pasaron Olmedo, Nito... todos los grosos. Como que vienen esos fantasmitas a inspirarnos”, cuenta el imitador a El Marplatense, lo que Rotemberg remata: “Mirábamos las temporadas y pensábamos: ‘Wow, esta gente hace teatro en Mar del Plata, algún día…’. Y ahora estamos acá, así que felices”.
Sobre el regreso de Sean de termos y mabeles, un espectáculo que tiene una estructura fija, pero que también se nutre de la realidad y por eso va modificándose en cada presentación, Tarico comenta que “vamos cambiando, agregando cosas. Nunca sacamos, siempre sumamos. Alguna canción de actualidad, algún personaje que surge...”. De todos modos, Rotemberg señala que en la estructura del show los ayudó mucho la presencia de Juan José Camapanella, “que siempre nos da una mirada desde afuera, sin meterse en los guiones ni en la estructura, pero aporta una visión valiosa desde el cine”.
-¿Cómo fue el acercamiento con Campanella?
(Ariel Tarico) Fue durante la pandemia, por Twitter. Nos seguíamos y él retuiteaba algunas cosas que yo subía. En un momento me mandó un mensaje y me dice: “Mirá, estoy con un nuevo teatro ahí en Buenos Aires, el viejo Politeama, que lo queremos reinaugurar. Me gustaría que armes algo con Rotemberg, porque me gustan las canciones que hacen para Rivadavia”. Yo tenía mucho miedo de hacer algo de vuelta en el teatro, estaba bastante fóbico con el tema de la cuarentena. Al principio nos dijo: “Pongamos una fecha, porque si no, no la hacemos más”.
(David Rotemberg) Nos juntamos como tres veces. Yo también estaba medio ermitaño, viviendo afuera de la Capital, barbudo. Llegábamos, comíamos, charlábamos del país y nos íbamos a casa. No arreglábamos nada. Hasta que un día, en una videollamada, pusimos fechas y dijimos: “Dentro de un mes empezamos a ensayar”.
-¿Por qué en el humor y en la comedia hay tantas duplas?
(DR) A mí por lo menos me encanta laburar de esa forma. Trabajás en algo y decís “hasta acá, tomá, seguilo vos”. O tomás lo que dice el otro, o te sentás a ver lo que hace el otro, o el otro se sienta y te escucha. Siempre con mucho cuidado y mucho respeto nos decimos las cosas. “¿Esto lo podrías decir así?”. No somos de decir “esto es una cagada”. Pero me parece que es la mejor forma de que haya momentos donde vos te juntás, momentos donde está uno solo, está el solo del otro. Y está bueno, aparte dividís la plata entre dos (risas).
-¿Y qué encuentran en el complemento con el otro?
(AT) Mirá, encontramos, por ejemplo, el disfrute. A mí me pasa que yo lo veo a él tocar ahora en vivo, porque tantas veces hemos hecho parodia de canciones, pero esta es la primera vez que lo veo en el escenario con el piano. Es el disfrute de ver al otro haciendo lo que le gusta. Entonces, es eso lo que me pasa a mí. Y muchas cosas que tiene David de guión que a mí me sirven, porque yo soy más vago para escribir. Entonces él siempre por ahí me dice, “bueno, sobre tal tema, te tiro dos o tres páginas”.
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-¿El laburo cómo es? ¿Vos escribís? ¿Hay un ida y vuelta?
(DR) Hay un ida y vuelta. Por ahí tiene una idea él, yo empiezo a laburar. Otra vez en el tema de las canciones voy más yo. Y de golpe él me dice, “che, se me ocurrió un título”. Y vamos con esa. Yo soy más de tener red siempre. Si yo voy a salir en la radio, me llevo todo escrito, todo preparado. Hasta las pausas y las risas. Y él es más de editar en vivo. Porque no es que no guiona. Guiona, pero en vivo. Y entonces de golpe me dice, “ya está, andá. No, pará, falta. O andá, toca en vivo”. Y me parece que está bueno. Encima parecemos de la misma edad porque se pone a hablar de cosas que son de cuando era chico.
-En Twiter sos de compartir mucho de humor del pasado…
(AT) Lo maravilloso que tienen las redes ahora es que está todo al alcance de la mano. Que hay archivos que están ahí. Hay cosas que muchas veces me dicen, “pero eso por ahí no lo conocen los jóvenes”. ¿Cómo que no? ¡Si está en Google! ¡Si está en YouTube! Está todo ahí. Pasó con la muerte de Gasalla que de golpe empezaron a proliferar un montón de videos de cosas que hizo. Y ahora, por ejemplo, hay una cuenta en Twitter que recopila pedazos de Juana y sus hermanas, el programa de Juana Molina. Me pasó, por ejemplo, con Casero, invitándolo a mi programa en TN que empezamos a charlar de cosas, de Cha-Cha-Cha, que ahora veo cosas que antes no entendía y ahora me parecen espectaculares.
-¿Y cómo se llevan con esto tan de moda del “esto no se puede hacer ahora”?
(AR) Porque vos decís “¿quién lo dice?”. No está impuesto de que esto ya no se puede decir. Pero en el espectáculo desafiamos todo el tiempo eso. ¿Qué se puede decir? ¿Y qué no? ¿Con qué joder o con qué no? Esas cosas es como que tienen que ver más que nada con cada humorista o cada límite personal que se ponga cada uno.
(DR) También está un poco buscar la complicidad con la gente, tirar un chiste por ahí con alguna de esas cosas que son tabúes y ver que se vayan riendo. Y los mirás y decís “ah, vamos por acá”. Y está bueno. Por algo en las redes los chistes que más se ven ahora son los que se contaban en el show de Tinelli y los chicos están con todo eso. Siempre te reíste de las desgracias. Por supuesto que no es lo mismo reírte de la circuncisión de un judío que reírte del Holocausto. Me parece que el límite va por ahí. No me voy a reír de la muerte ni de la tragedia pero sí me puedo reír de un par de chistes. El que se cae en la calle te reís, el que renguea un poco te reís. Y es así, la vida fue siempre así.
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