Descargas que se reducen y respuestas que no aparecen
Mientras las autoridades nacionales, provinciales y municipales tratan de encontrar alternativas capaces de mejorar el nivel de trabajo en el puerto y la industria pesquera ligada al procesamiento de pescado fresco en Mar del Plata, la realidad tangible de los datos estadísticos sigue dejándolos en ridículo y agravando la crisis.
En el primer trimestre del año las descargas de productos marinos en los muelles de Mar del Plata no superaron las 70 mil toneladas de acuerdo a números oficiales de la Subsecretaría de Pesca, cuando en el mismo período, pero del año pasado, las cifras habían alcanzado las 97 mil toneladas.
Lo que falta, carga y trabajo, tiene varias explicaciones pero lo peor es que posiblemente termine mostrando una cara más fea que el anterior. En el 2018 se descargaron en Mar del casi 40 mil toneladas menos que en el 2017.
Ahora llevamos 27 mil solo en el primer trimestre. Además del mal tiempo que se prolongó durante buena parte del mes pasado que afectó principalmente a la flota costera, varios barcos tuvieron prolongadas reparaciones tras la temporada de langostino pasada y se sumaron a la veintena de inactivos consuetudinarios a los que el CFP promete sacarles el permiso pero nunca cumple.
En un tiempo donde todavía nadie se fue al langostino –los congeladores que lo pescan sobre el paralelo 41º están teniendo una primavera en pleno otoño- hubo menos barcos que exhibieron cierto nivel de operatividad regular tras la reanudación del ciclo productivo después del brindis de fin de año. La merluza fresca cada vez tienta menos a un grupo cada vez más reducido.
Pero fundamentalmente lo que faltó en este primer trimestre fue calamar. A partir de la decisión de los armadores poteros de elegir descargar en Puerto Deseado y Madryn, más cerca de la zona de pesca, y ante la falta de incentivos y bonificaciones para los que lo hacían en este puerto, y además, exportaban por aquí.
Los números fríos son también la consecuencia del ninguneo sistemático que aplicó el Presidente del Consorcio al operador logístico que brindaba dichos incentivos a la flota potera, y que eclosionaron con el último bloqueo al puerto y la intervención del ministro Tizado.
A juzgar por la mención a Mar del Plata en la nota que publicó este jueves en La Nación sobre los cambios que encara la Provincia en sus puertos e infraestructura, el Ministro nos tendría un tanto relegados: ninguna. Ni una sola palabra a la gestión autosustentable de Merlini.
En Agroindustria aseguran saber de memoria cuáles son los problemas que afectan al puerto y su industria, pero las respuestas brillan por su ausencia. El Fondo Fiduciario fue una aspirineta para pacientes con 40 de fiebre. Para el gobierno provincial, un aporte clave para la recuperación de las descargas de caballa. Aunque la estadística marque que no dejan de caer desde el 2016 a la fecha. Cambiamos de colores: el relato se mantiene.
Lo único que podría devolver, aunque sea un poco de actividad, es el reproceso de langostino. La mejora en los reintegros a la exportación de pescado procesado en tierra suena a otra promesa de campaña.
Al menos Tezanos Pinto, el representante bonaerense ante el CFP, ya comprendió que el producto debe llegar en camiones, que es imposible que los barcos descarguen aquí como pensaba el año pasado.
Ahora queda que CaIPA y el SOIP terminen de darle forma a un acuerdo con los valores mínimos para descabezar, clasificar y pelar el marisco que llegue desde la Patagonia. La mini batalla que enfrentó al gremio del pescado con Antonio Di Leva, la cual felizmente no dejó más víctimas en la vereda del desempleo, demoró los detalles que faltan para firmarlo.
En el gremio parece haber germinado el sentido común. Están dispuestos a resignar un poco en el precio porque prefieren trabajar con regularidad. “De nada sirve cobrar mucho y que solo te convoquen una vez por semana”, dijo un allegado. Es por ahí muchachos…
Una lástima que no podamos ser optimistas por mucho tiempo. Es que el futuro de la temporada langostino 2019 encierra todavía oscuros nubarrones. No solo por los nuevos permisos provinciales que impulsan algunos en Chubut y las reformulaciones de barcos de altura en aguas nacionales.
Los datos científicos no son alentadores para repetir los niveles de sobreabundancia que la pesquería viene sosteniendo en los últimos tres años. Nadie sabe cuánto será el langostino que podrá pescarse.
En este contexto de incertidumbre, mientras el calamar al norte no aparece, quedó vedada la merluza en zona común de pesca y los fresqueros se alistan para migrar al sur, en Mar del Plata prenden velas para recibir algunas migajas de la torta del langostino. Algo como para recobrar pulso y permita a los trabajadores pasar el invierno.
Pero no hay por qué desanimarse… la Gobernadora avisó que nos quiere mucho.
Aclaración: los conceptos vertidos de quienes opinan son absoluta responsabilidad del firmante.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión