El club de las cinco: Disney + Bobby Brown + Whodunit + Infancia + Elton
Cinco recomendaciones (o no) de cine y series para el fin de semana: “Blanca Nieves”, “Estado eléctrico”, “La residencia”, “Anuja” y “Rocketman”.
BLANCA NIEVES (película) dirigida por Marc Webb, con Rachel Zegler, Andrew Burnap, Gal Gadot. En cines.
-La nueva adaptación de Disney en acción real de uno de sus clásicos cuentos tiene un problema fundamental… o varios problemas que acumulados hacen a un problema gigantesco, para decir verdad. La producción tuvo tantos inconvenientes, con quejas como la de Peter Dinklage sobre la representación de los enanos, a lo que se sumaron disputas internas como las que separan a Rachel Zegler y Gal Gadot en torno al conflicto entre Israel y Palestina, por lo que finalmente la atención se puso más en todos estos elementos que en cuestiones cinematográficas. Entonces la gente “en las redes” (ese argumento que se da en los medios con garantía de irrefutabilidad) destroza a la película antes de verla, lo que hace que una empresa demasiado miedosa del qué dirán, como Disney, se convierta en una esponja que intenta hacerles lugar a todas las representaciones sociales, lo cual es decididamente imposible. Entonces lo que queda es esta Blanca Nieves desprovista de todo encanto, una película sosa en la que no lucen el musical, ni las canciones, ni la producción millonaria. Apenas un cuento que cumple a reglamento no sólo con lo que los hermanos Grimm contaron, lo que Disney releyó y lo que “las redes” demandan. Una película cachivache, donde se comete la atrocidad de mezclar a los siete enanos del cuento pero en formato digital con un actor enano de verdad que aparece por ahí. Gadot es una villana sin potencia, Burnap un interés romántico desabrido y Zegler una Blanca Nieves que apenas funciona cuando canta.
ESTADO ELÉCTRICO (película) dirigida por Anthony Russo y Joe Russo, con Millie Bobby Brown, Chris Pratt, Stanley Tucci. En Netflix.
-Otro caso de lapidación en redes sociales, Estado eléctrico es una película que fue destrozada antes de estrenarse y una vez que llegó a Netflix los espectadores sólo querían verla para confirmar sus prejuicios. Si bien la premisa del film de los hermanos Russo toma elementos de aquí y de allá (en todo caso es culpa de la novela de Simon Stålenhag en la que está basada), lo cierto es que tampoco le sobra imaginación para desandar su camino: ambientada en los 90’s del siglo pasado, imagina una sociedad en la que humanos y robots conviven plácidamente, hasta que las máquinas se rebelan y los humanos hacen una de las cosas que mejor les salen, los combaten y los terminan encerrando en espacios que son casi campos de confinamiento. En ese contexto es que surge la aventura de una chica (la antes amada Millie Bobby Brown) que tiene que salir a buscar a su hermano, al que creía muerto. Están las obvias críticas a la sociedad de consumo, el genio tecnológico que es un villano fascista y el grupo de marginados que terminará rebelándose. No hay nada nuevo bajo el sol, pero al menos está narrado con algo de simpatía y con un uso bastante imaginativo de los efectos especiales. Y no hay mucho más que eso, porque la película se conforma con ser apenas un cuento bien narrado. Le falta espectáculo y emoción, por más que lo intente, y tiene demasiados huecos.
LA RESIDENCIA (serie) creada por Paul William Davies, con Uzo Aduba, Al Mitchell, Julian McMahon. En Netflix.
-En la Casa Blanca hay una fiesta diplomática y mientras eso sucede en la planta baja, pisos arriba muere el jefe de Seguridad, en lo que parece un suicidio aunque no lo sería por diversas señas que hay en el lugar. La serie creada por Paul William Davies sienta la premisa y luego viaja al futuro, para ver cómo una comisión investiga el hecho, mientras los diferentes testigos van dando información sobre lo que sucedió aquella noche. La serie sigue las coordenadas del whodunit, ese subgénero del policial en el que alguien sagaz trata de descubrir al asesino entre varios sospechosos, personaje que aquí encarna la detective -y avistadora de aves- Cordelia Cupp. En el plan autoconsciente plantado por Entre navajas y secretos (de hecho hay una cita explícita), la serie se balancea entre la comedia y el misterio, y lo hace con cierta elegancia, como es un poco el estilo de Agatha Christie, la gran especialista. Es divertida, es ligera y tiene un elenco que funciona perfecto en esa superficie un poco resbaladiza que trabaja La residencia, más allá de que el personaje de Cupp pueda ser un poco insoportable por momentos.
ANUJA (cortometraje) dirigida por Adam J. Graves, con Ananya Shanbhag, Sajda Pathan, Nagesh Bhonsle. En Netflix.
-Este cortometraje de ficción nominado al Oscar en la última edición sigue la historia de una nena de 9 años que trabaja en un taller de ropa y a la que le surge una oportunidad única que puede cambiar su vida. En algo más de veinte minutos, el corto de Graves transita superficies muy recurrentes en el cine de las últimas décadas, que se acerca a la marginalidad en países periféricos regodeándose un poco en un morbo de la miseria. Sin embargo, a partir de la relación de la pequeña con su hermana mayor, hay algo por el lado de lo vincular que es visto con amabilidad y simpatía, como cuando las chicas juntan un dinero y deciden ir al cine. Es esa capacidad para buscar lo luminoso en un contexto terrible, sin ser cínica, lo que hace de Anuja más que un buen film, una posibilidad novedosa de pensar estos temas desde lo cinematográfico. No es una maravilla y recurre a cierta tendencia escolar, pero elude la manipulación con elegancia.
ROCKETMAN (película) dirigida por Dexter Fletcher, con Taron Egerton, Jamie Bell, Richard Madden. En Paramount+.
-Ahora que Paramount+ va a subir Rocketman, y mientras seguimos con la energía que nos dejó Better man, recomendemos entonces esta película musical basada en la vida y la discografía de Elton John, uno de los más grandes artistas pop de la historia. Producido por Michael Gracey, el director de Better man, Rocketman es un poco un anticipo en el sentido de que si bien no puede eludir el camino tradicional de la biografía, en término de ascenso, caída y redención, sí se corre de la mirada edificante de su personaje y lo muestra incluso en su faceta menos edulcorada. Hay algo de psicología de manual, algo de terapia en el cine, pero Elton John usa la película como una suerte de pedido de disculpas generalizado y eso lo humaniza más allá del narcisismo. Y sus canciones son inmortales y la película tiene muchísimas. Le falta un poco de imaginación, pero lo reemplaza con su costado más desfachatado y grasa.
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